24 noviembre 2010

CAMBIO DE ARMARIO


Hoy me ha tocado hacer lo que yo denomino cambio de armario. Es decir, poner en primer línea la ropa técnica de otoño-invierno y pasar a una segunda linea la de primavera-verano.
Y es una actividad un tanto dura -dado el volumen de ropa técnica que he ido acumulando con el paso de los años-, pero al mismo tiempo placentera porque me permite tener un contacto visual con prendas que ya casi tenía olvidadas.
El trasvase lo suelo hacer en dos fases diferenciadas: por una parte aglutino toda la ropa técnica de la temporada y por otra aglutino la ropa -que no es técnica- pero sí deportiva que uso antes y después de correr.
La ropa técnica para correr tiene una particularidad: por lo general, bien tratada, suele durar mucho y el desuso se debe más bien a que ya no es útil si se pierde peso que, por lo general, suele darse. Sobre todo si comparamos la comprada hace unos años y la actual. Lógicamente hay un cambio de tallaje. Y cuando eso ocurre, la que ya es demasiado amplia para correr, la suelo utilizar como ropa de recambio, es decir, la que utilizo antes y después de correr.
Como veis y conocéis todo un complejo mecanismo.
Pero ocurre que hay que ser prevenido y nunca guardo toda la ropa de verano, ya que en ocasiones en pleno invierno la temperatura invita a correr con manga corta y pantalón que no sea malla técnica; por otra parte está la ropa de competición del Club Caja Rural, la cual siempre es la misma para todas las temporadas (competir con camiseta de tirantes y pantalón de competición siempre es lo más cómodo), a excepción de alguna prenda de invierno que es, quizá, demasiado gruesa para competir ya que al final te acaba sobrando.
Además, también están los calcetines técnicos. No soy demasiado meticuloso en ese aspecto pero es normal tener unos calcetines menos gruesos para verano y otros más gruesos para invierno, aunque en mi caso no suelo diferenciar demasiado ya que lo que busco es una buena protección del pie.
Por suerte, los cinco pares de zapatillas las uso indistintamente para todas las épocas del año, pero sí procuro siempre tener siempre a mano gorros de lana, bragas para el cuello y guantes técnicos. E intento que un juego de todo esto último siempre exista en el maletero del coche ya que suele ser frecuente en mí que me olvide echar esos accesorios de abrigo (algo que también se me olvida con frecuencia son las zapatillas y por ello siempre llevo un par en el coche).
Y hay que considerar que es cada vez más frecuente que en las pruebas de competición entreguen ropa técnica, cada vez de más nivel (en ese sentido Jaén se lleva la palma).
Pues bien, a pesar de ese volumen siempre estoy pensando en la posibilidad de comprar más ropa.
¿Fetichismo o droga?

5 comentarios:

  1. Por lo que conozco de tus crónicas como corredor: ni fetichismo, ni droga. Pura y simple necesidad.

    Además que contar con unas buenas zapatilla y prendas técnicas, hacen la carrera más placentera y evitan lesiones o catarros que nos impidan seguir disfrutando.

    Saludos

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  2. Yo también tengo que cambiar el armario. Vamos, que no puedo ni entrar ni salir. Pero no puedo ser tan metódico. Chapó

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  3. La ropa técnica cuando se corre con frecuencia es imprescindible, aunque desde fuera parece algo caprichoso.
    Sí, necesito método; de lo contrario tardaría horas en buscar algo para ir a correr.
    Otro día contaré la precisión en cuanto al lugar que ocupa cada prenda. Para mi es esencia.
    Saludos

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  4. Sin embargo, yo soy un puro caos y de los que nunca encuentra lo que necesita!!!!

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  5. Eso me pasaba a mi Alter, por lo que un buen día me tuve que plantar y ordenarme. ¡ He ganado un montón !

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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