25 enero 2015

CINE, MÁS CINE, POR FAVOR

Me ocurre en los últimos meses lo que no me había ocurrido casi nunca: me aburren soberanamente algunas películas recientes. Tan plagadas de lugares comunes, ideas manidas, repetidas, tramas sin interés, que cuando eso ocurre -ya digo: con mucha frecuencia-, vuelvo a los clásicos, al western o a las películas de mi vida. Y es en esos momentos en los que realmente me siento dichoso viendo cine. 
Mal presagio, porque no me gustaría dejar de lado lo que se está haciendo ahora, que por otra parte, en bastantes ocasiones es muy recomendable.
No obstante, entre tantas cosas aburridas y con escaso interés, de vez en cuando, encuentro algo interesante (no diré novedoso). Y entre esas cosas interesantes está la versión cinematográfica sueca de la exitosa novela 'El abuelo que saltó por la ventana y se largó'. No es que se trate de un película inolvidable pero se deja ver bien y se pasa un buen rato. Pero poco más me ha gustado en los últimos meses, ya digo. 
De ahí que las series americanas e inglesas sean también un buen antídoto, entre otras cosas porque son excelentes. Hay trama, ideas, historias..., todos los ingredientes que faltan a tantas películas. 
En ocasiones prefiero optar por frikadas (tipo trilogía 'Resacon' o 'Noche en el museo', por citar a las de calidad más que aceptable), esas en las que no hay apenas historias, ni trama, ni, en puridad, cine, pero que son tremendamente divertidas (reconozco que soy adicto a ellas). Sabes que no vas a encontrar otra cosa que divertimento y escenas desternillantes. Y eso es lo que busco. Mucho mejor que perder casi dos horas -en ocasiones más- con una película cargada de pretensiones, para encontrarse con más de lo mismo.
Me pasó el pasado sábado con una película denominada 'Juegos sucios' que a pesar de la buena crítica que trae, a mí me pareció más pretenciosa y efectista que otra cosa. Quizá demasiado sucia, pero de un sucio no creíble, no sé..Aguanté hasta el final porque no era excesivamente larga. 
Algo parecido me pasó con la británica 'Circuito cerrado', protagonizada por Eric Bana (el Hector de Troya). Un planteamiento interesante y una fotografía de Londres magnífica, pero algo en ella no funcionó o al menos no logré conectar lo suficiente. Terrorismo y secretos de Estado inconfesables. Sí, algo muy actual pero, en mi opinión, no demasiado bien contado.
Así que las últimas semanas las he dedicado de nuevo a los Western que jamás me defraudan y en ese sentido qué mejor que 'Sin perdón', una película que debería estar -si no lo está ya- en los altares del cine. 

También volví a ver las dos primeras partes de 'Regreso al futuro' (por cierto, ya estamos en el año al que va el Delorian/máquina del tiempo y los coches siguen sin volar y sin que se sepa que haya robotcordones), esa película tan imperfecta en detalles, pero tan deliciosa; una de esas que conforma el cine de tu vida.   
Y por supuesto toca ver en estos días la inolvidable 'Atrapado en el tiempo'.

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