01 marzo 2015

SOMOS PÍCAROS

De las muchas notas que tomo para futuros artículos en prensa (unas adquieren forma y 
otras no) , extraigo esta reflexión. Veamos:

Somos pícaros. El sistema es pícaro. Mucha gente decente intenta no caer en ello, pero 
todo aboca hacia la picaresca. Es posible que seamos así desde siempre, desde más allá 
del Siglo de Oro, cuyos autores retrataban una forma de vida, que no ha cambiado 
demasiado, aunque sí se ha sofisticado.
Me refería el otro día a los excelentes coches que salen de los pisos de protección oficial o renta privada de los barrios que expanden las ciudades; pero también observo desde hace tiempo otra picaresca. Ésta es favorecida por el sistema -ya digo, pícaro, como el que más-. Me refiero al de las familias numerosas. En nuestro país ya se es familia numerosa con tres hijos y optar a ese estatus conlleva muchos privilegios, que en algunos casos serán justos pero no en otros. Familias que no padecen demasiadas penurias económicas, pero por el hecho de formar parte del estatus de familia numerosa, optan a reducciones fiscales y de servicios públicos, comedores escolares e, incluso, en el sector privado cuentan con numerosos descuentos. Uno de los más sabrosos, el de los coches. Casi todas las marcas hacen descuentos a este grupo. Luego, qué provecho hacen estas familias de todos esos descuentos. En teoría, debería ser una mejor educación de su prole, un mejor soporte social, alimentario, mejor ropa, mejor vivienda. Pues no, en muchos casos, los padres optan por comprarse en buen coche. Los ves por la calle (no suelo escribir sobre lo que no he observado con atención): los padres y tres o más hijos. Todos sentados cómodamente en un coche de más de cuarenta mil euros. Luego, si acceden a ese tipo de coche ¿está justificada la ayuda por familia numerosa que deriva, en gran parte, de los impuestos de los demás? ¿No sería más factible elaborar un riguroso control para que a este tipo de ayuda vaya vinculado a una renta determinada y por el hecho único de ser familia numerosa? Algo está fallando en nuestro sistema si estás cosas se siguen produciendo, pero he de decir que no es culpa absoluta del beneficiario, que accede a algo que le posibilitan, sino de los gobiernos que fomentan esta desigualdad. Algo similar a la tan criticada medida de los dos mil quinientos euros por hijo nacido que implantó el gobierno de Zapatero y que con el tiempo se convirtió en una cagada, ya que se demostró que muchas familias utilizaban ese dinero para fines totalmente distintos. Conozco tres casos pero hay muchos más: el primero: se utilizó para restar hipoteca de un piso de lujo; el segundo, se utilizó para comprar una televisión de alto nivel; el tercer y el más sangrante que conozco, se utilizó para un bonito viaje a los alpes suizos de la familia al completo. 

Lógicamente, como todo lo que escribo, se trata tan sólo de una opinión. Una reflexión pública.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...