21 enero 2015

LIBRO CONCURSO DE MICRORRELATOS

Hay días en los que abres el buzón y es desolación pura y dura: publicidad, facturas, anuncios de reparaciones.., pero hay otros en los que te pasarías el día abriéndolo. 
Porque te encuentras sorpresas agradables. Cosas que no sabes ni sospechas. Y qué mejor cosa que un libro. O varios ejemplares de ellos. Lógicamente, mucho mejor si en ese libro viene escrito algo tuyo. 

Y es que el Consejo General de la Abogacía Española en colaboración con Aranzadi ha tenido la buena iniciativa literaria de reunir en un pequeño y coqueto volumen una antología  (muy apropiado el volumen para microrrelatos), los que a criterio del jurado han sido los mejores ochenta relatos de los más de seis mil presentados al Concurso de Microrrelatos sobre Abogados de 2014. Además, en el volumen aparecen microrrelatos de célebres autores, como es el caso de Lorenzo Silva, entre los más conocidos.

Entre estos se encuentra 'Exorbitantes privilegios', un microrrelato que presenté y ha tenido la ventura de ser seleccionado.
El libro se venderá en las sesenta principales librerías jurídicas de España, pero también se puede comprar entre otros sitios, en la tienda on-line de Aranzadi (ver aquí):  Libro VI Concurso de Microrrelatos sobre abogados.

Aquí está el microrrelato: 

Relatos seleccionados












JOSÉ ANTONIO FLORES VERA · GRANADA


EXORBITANTES PRIVILEGIOS

Sabía que ser abogado en aquellos tumultuosos tiempos era como digerir un cactus repleto de afiladas púas, pero era su profesión. La única que conocía desde que su padre, acaudalado artesano de la villa, se empeñara en derivar su futuro hacia la ley. Hubiera deseado guiar su carrera hacia la defensa de los desposeídos plebeyos, pero su padre no había gastado parte de su fortuna en su formación para eso, así que el progenitor, atento como estaba a los asuntos de palacio, utilizó la influencia que atesoraba como insigne miembro del "Colegium artesanal" para integrar a su vástago en el consejo de redacción de la nueva pragmática que el rey quería promulgar. Sin embargo su padre ignoraba lo que la ironía del destino le había reservado al tratarse de la norma que lapidaría los exorbitantes privilegios de los artesanos, cada vez más enfrentados con la rancia nobleza local.

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