Cuando me presentan a alguien, el chiste siempre está servido. Es más, soy yo mismo el que se anticipa contándolo. Qué remedio. Pero el colmo fue el recochineo en mi última entrevista de trabajo. Resulta que soy guardia de seguridad -para más abundancia- y el gerente de la empresa, ahogándose de risa, no dudó en preguntarme: ¿Si das una señal de alarma, a quién debemos de creer: a Pedro o al lobo?
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17 marzo 2014
MICRORRELATO-FÁBULA (LOBO): EL ESTIGMA DE MI NOMBRE
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