10 enero 2021

LIBROS: PATRIA (ESPAÑA, 2016)




El hecho cierto que «Patria», la novela del escritor vasco Fernando Aramburu, haya sido, no solo un éxito editorial, sino un fenómeno sociológico de lectura tanto en España como fuera de nuestras fronteras, pero sobre todo en España, hace que este lector habitual tuviera sus más que serias dudas para hincarle el diente. Me animaron algo algunas de la críticas literarias serias que leí y la opinión de un amigo de la infancia, muy lector y buen juzgador literario (de hecho, él leyó e hizo sugerencias y propuso correcciones de mi novela «Equis quería correr» antes de lanzarla a la aventura editorial en Amazon). Así que ya decidido, un buen día di un largo paseo de nueve kilómetros (ida y vuelta) desde mi domicilio a la librería Picasso de Granada, aprovechando que era un buen momento para pasear y reflexionar tras el periodo de confinamiento debido al Covid19; porque hacía una buena tarde de sábado, silente y nublada; porque era necesario apoyar a las librerías, grandes damnificadas del periodo pandémico; y porque yo estaba lesionado y necesitaba andar al no poder correr. Había muchos porqués, así que me lancé a la calle y compré el libro del que ahora comento y «La larga marcha», de Rafael Chirbes, uno de los escritores de referencia que tengo. Estaba por entonces leyendo «Alegría», del que comenté hace poco aquí y acabando el proceso de edición de mi último libro de relatos y microrrelatos «Pérdida y olvido»; así que cuando acabé el libro de Manuel Vilas y terminé el proceso de edición de mi libro, ya colgado en Amazon, comencé a leer «Patria», con la premisa siempre en mente de que se trataba de una novela de 646 (la edición de bolsillo de Tusquet) y que si era un fiasco debía de no perder demasiado tiempo y dejarla porque, además, siempre me han surgido dudas de los libros que son leídos de manera masificada.
   Pero tanto la vida como la literatura no cesan de dar sorpresas y a medida que leía (qué digo, devoraba) la literatura ágil de Fernando Aramburu no paraba de exclamar mentalmente que se trataba de un escritor valiente y ajeno a modas y cuestiones políticamente correctas. Y no me refiero a la temática que trata el libro, ya sobradamente conocida por todo el mundo y en la que no voy a entrar apenas, sino tan solo para decir con voz clara que las únicas víctimas reales son las que pierden la vida; me refiero a la técnica del veterano escritor, ya totalmente consolidado como tal, pero no demasiado conocido por el gran público (ahora lo es tanto como Ken Follett). Una técnica arriesgada, de esas que vuelve loco a un corrector estrecho de miras y con mirada fija en el bien construido edificio de la RAE, porque Aramburu es todo un valiente a la hora de establecer su lenguaje literario, tanto en el sentido narrativo en primera, segunda o tercera persona, que mezcla sin aviso y sin piedad, como en los cuantiosos y riquísimos diálogos de los protagonistas.        Dígamos que ha conseguido lo que pocos autores consiguen: meter en su mente y en su capacidad literaria todo el espectro de personajes, que son abundantes, y situaciones que también lo son de esta magna novela que, sin embargo, en mi más que humilde y desautorizada opinión no es perfecta, como casi ninguna porque no todos los días no se escribe un «Cien años de soledad» o una saga como «En busca del tiempo perdido». Pero se trata de una gran novela que lejos de quedarse en el asunto social y político del problema vasco que teñió muchas calles de sangre en los ochenta y los noventa, principalmente, ahonda en un ejercicio literario para mí desconocido hasta el momento, yo que soy tan dado a descubrir y emocionarme como buen letraherido con nuevos estilos literarios alejados a lo convencional. 
   A medida que leía me preguntaba por qué ha gustado esta novela a tantos lectores. La respuesta aún no la sé, aunque sí sé que no todo el mundo ha reparado en lo que yo he reparado, tal vez, por mi faceta de juntar letras en mi tiempo libre. Entiendo que la mayoría ha visto, como yo también he visto, una trama ágil y enganchadora, con perfil sicológico muy acertado de cada uno de los personajes, sobre todo de los esenciales. Quienes conozcan el país vasco, estarán conmigo que esos personajes esenciales destilan un carácter vasco hasta la médula y que la vida social y política en este país nos ha sido transmitida por Fernando Aramburu de manera brillantísima.  Y quizá sea ese elemento el que ha hecho que esta novela triunfe de la manera que ha triunfado. Ahora bien, no todo es perfecto en ella. Vislumbré que el autor ya estaba agotado (¡son 646 palabras, Dios¡) y que tal vez por eso el final no es el que yo hubiera preferido. No me refiero ya al que yo hubiera preferido en coherencia con la trama, sino al que yo hubiera preferido desde el punto de vista literario. No hubiera venido nada mal que se eliminara alguno que otro de los 125 minicapítulos y con ese material haber desarrollado más (literariamente) ese final. Aún así, ponerle pegas a una obra monumental, valiente, bien escrita y con un estilo literario únicos, sería de cretinos. 
   Por tanto, mi aprobación más que decidida a favor de la lectura de esta peculiar novela porque serán muchísimas horas de placer las que el lector se echará a la buchaca. 



27 diciembre 2020

NOVELA: «ALEGRÍA», DE MANUEL VILAS (FINALISTA DEL PREMIO PLANETA 2019)

 


Lo diré desde ya: la novela «Alegría», de Manuel Vilas, me ha parecido una obra excelente. Posee rasgos de alta literatura y en muchas de sus frases, auténticas perlas literarias. Pero también he de decir que puedo comprender que no sea una novela para todo el mundo, que todo el mundo no disfrute con este tipo de literatura. Lo digo porque el lector podrá encontrar en Amazon comentarios del tipo: novela aburrida, plasma, no he podido acabarla, repetitiva... Y otras por el estilo.

Pero a un servidor le ha gustado. Y mucho. 

Es probable que tengan razón aquellos que afirman que es un poco repetitiva, pero es perdonable porque el escritor desea centrar casi toda la trama (aunque, en puridad, trama no hay) en sus padres, es decir en la relación que él tuvo con sus padres y cómo los ve ahora, ya muertos, en ese ejercicio de autoficción. Y, claro, eso puede ser repetitivo, pero a mí no me lo ha parecido, principalmente por una cuestión: cada vez que alude a ellos es por pensamientos, sentimientos, sensaciones, vivencias nuevas. Y eso jamás puede ser repetitivo.

Se aprecia en el texto del escritor de Barbastro que es poeta ante todo, pero que también domina el lenguaje narrativo, del que se aleja formalmente las más de las veces porque es una novela que no necesita una formalidad. Es otra cosa.

Y como otra cosa que es, no será una novela que guste a todo el mundo. Por supuesto, no quiero aparentar pedantería, pero esta novela está escrita para que la lean quienes realmente aman la literatura y no solo novela histórica, negra o de otro tipo, que las más de las veces tienen muy poco de literatura, aunque hay mucha de ese género que la tiene a raudales.

La literatura es contar, por supuesto, pero sobre todo es saber trasladar a palabras sentimientos más que reflexiones, situaciones más que historias objetivas. De ahí que existan diversas formas de novelar las cosas. Y lo que hace Manuel Vilas en esta novela es saber plasmar sentimientos y también plasmar situaciones. No es necesario que cuente historias, aunque también lo haga, al menos para engarzar con el sentimiento y la situación que quiere describir...Casi siempre centrada en sus padres, pero también en sus hijos o, más bien, en cómo se intenta ver él como padre también. 

No he leído aún Ordesa, que fue un fenómeno literario hace unos pocos años, por lo que he comenzado la casa por el tejado, pero Ordesa me espera impaciente.

Pero antes tendré que acabar Patria, de Fernando Aramburu, de la que también escribiré aquí. 

22 diciembre 2020

EL HÉROE DE LA NAVIDAD: UNA REFLEXIÓN AMENA SOBRE LA NAVIDAD DE LA PANDEMIA

EL HÉROE DE LA NAVIDAD 


Uno tiene sus filias cinematográficas, a veces de vocación inconfesable, pero en esta ocasión he de confesarlo porque es el momento: me gusta el cine de género navideño; no es sinónimo de que me guste la Navidad o, al menos la que hemos montado entre todos a base de chequera (sería más contemporáneo decir tarjeta) y consumismo. 

Llevo tiempo sospechando que me gusta este tipo de cine porque, quizá, encuentre en él otro tipo de Navidad, en el que el verdadero héroe (quítenle al cine de Hollywood el héroe y se queda en nada) no es el triunfador de Wall Strett ni el chico guapo y deportista del instituto, sino el que reivindica el espíritu navideño y lo va contagiando a los demás, a pesar de las dificultades, de la poca predisposición de los demás, del cenizo que no hace más que susurrarte al oído que para qué tanto esfuerzo, si al final todo va a salir mal; pese a la incomprensión de todo el universo. Sí, ese es el verdadero héroe de este tipo de cine, aseveración que confirmaría el mismísimo Christopher Vogler. Y es que hasta ahora lo hemos tenido fácil: llegaba la víspera de la Navidad, luego esta, y bastaba con salir a ver las luces de la ciudad, comprar, comer en un restaurante, adquirir un par de regalos para los más queridos, consumir en definitiva, y ya está. Claro, nadie se esperaba que un virus que comenzó a dar topetazos allá por marzo haya decidido quedarse el resto del año. No, nadie lo esperaba. Y como lo que no se espera está exento de planificación, nada hemos planificado. Por tanto, no queda otra que convertirnos en héroes, tanto quienes consumismo como quienes proveen para que lo hagamos. Todos tenemos que ser héroes. Como en esas películas navideñas, donde el protagonista, de la nada, sin planificarlo, sin pensar en ello ni tan siquiera, decide emprender un viaje (o las circunstancias hacen que lo emprenda) y le da un giro copernicano a su vida, dejando atrás todo aquello de lo que le parecía imposible prescindir: un buen trabajo, un sueldo con muchos ceros, un gran apartamento, un gran coche, varios viajes exóticos al año, una vida social rica de fiesta en fiesta… para acabar sus días de nuevo en la casa de sus padres, en aquel recóndito pueblecillo casi siempre nevado de donde salió por piernas porque aquello no era vida ni futuro para una persona tan joven y con hambre de mundo.

Pero vuelve al lugar que un día abandonó, precisamente, porque las circunstancias han cambiado o ha cambiado él y lo que le parecía cutre y poca cosa, ahora se convierte en lo más importante de todo; y lo que le parecía muy importante y sofisticado, ahora se convierte en algo liliputiense y exento de interés. Porque quizá sea tiempo de introspección, de disfrutar de un buen paseo al aire libre, de alejarse de grandes multitudes, de no hacer cola en la paquetería; tiempo de volver a lo ancestral, a aquella época en la que bastaba con un polvorón y una copa de anís junto a una chimenea cuyo rumor crepitante de los maderos quemados era la mejor canción. Tal vez, un momento para resetear, y como aquel héroe de la Navidad regresar de nuevo a aquello de lo que huimos, sin sospechar que huíamos de nosotros mismos.  



07 diciembre 2020

NUEVO LIBRO PUBLICADO EN AMAZON: PÉRDIDA Y OLVIDO (RELATOS CORTOS Y MICRORRELATOS)



Os presento el contenido de mi reciente libro publicado, Pérdida y olvido. Está disponible tanto en papel como en digital en Amazon 




RELATOS


PÉRDIDA Y OLVIDO

 UN EXTRAÑO A SUS OJOS

ENCUENTRO EN EL BULEVAR 

LAS CUATRO ESQUINAS

 NO UNA NOCHE MÁS

TODO ES DESORDEN

 MELANCOLÍA DEL PERRO VAGABUNDO

TU PUEBLO SOLO ESTÁ EN TU MENTE 

VARIAS VIDAS

VIDA DE PALOMA

LA PRESENCIA

TANATOPRAXIA 

NAVIDADES EN MARTE 

UN ENCUENTRO MISTERIOSO

EL PEOR DÍA DE SU VIDA

PAISAJE DE INVIERNO 

SANTA CLAUS, NO MÁS QUE DOS

 YA SOY RICO

EL TEMPLO ROMÁNICO 


MICRORRELATOS


EXORBITANTES PRIVILEGIOS

 CAMINOS OPUESTOS

 HIJO PREDILECTO

ANCIANA CORAJE

UN MAL DÍA 

CONVERSACIÓN FORTUITA

VOCACIÓN LITERARIA

SIN VOCACIÓN

DERECHO DIGITAL

 CONFUSIÓN DIPLOMÁTICA

 ALEGATO FINAL

 TODOS LOS SANTOS

LA SONRISA DEL HÉROE 

YO SOY UN ASESINO 

CREER NO ES TAN DIFÍCIL (MICRORRELATO NAVIDEÑO)

UNA TIPA HORTERA VESTIDA DE NEGRO

AMOR EN CAÍDA LIBRE


25 noviembre 2020

CUENTO NAVIDEÑO: UN ENCUENTRO MISTERIOSO (AMAZON, 2019)

 



Más de setecientas descargas ha obtenido este cuento navideño en Amazon (que lamentablemente no siempre está gratuito, eso depende de la plataforma) a lo largo de once meses, desde que se publicó a finales de noviembre del año pasado. España, por supuesto, es el país donde más se ha descargado; en segundo lugar, en México, con un buen número de descargas, así como en Estados Unidos. También se ha descargado en otros países como Italia, Canadá o Alemania y algún otro que no recuerdo. Su mes fuerte es diciembre, es lógico. La primera versión contaba con un final que no me satisfacía (y a otra gente que opinó, tampoco) y en la segunda, que es la actual, el final fue muy otro. A qué esperas para descargarlo. Antes, asegúrate de que está gratuito si no quieres pagar 0,99 € por un cuento, cosa que no te aconsejo. A quien le guste leer en papel más que en digital, anunciaros que está incluido en mi próximo libro de relatos Pérdida y olvido, que será publicado en los primeros diez días de diciembre.

08 noviembre 2020

ARTÍCULO PUBLICADO EN DIARIO IDEAL DE GRANADA: NADA NOS PERTENECE (6/11/2020)

NADA NOS PERTENECE


                                                                                                        Por José Antonio Flores Vera



En momentos como los que ahora vivimos, las cosas más cotidianas y espontáneas se convierten en raras y complicadas. Comprar una barra de pan, comprar un diario o tomarse una cerveza en un bar, actos simples que ya formaban parte de nuestra idiosincrasia, casi de nuestros genes, son ahora asuntos más complicados. Acostumbrados como estábamos a creer que éramos dueños de nuestro destino o, al menos, de esos pequeños gestos cotidianos inherentes a nuestra libertad personal, no habíamos caído en la cuenta de que nada de eso nos pertenece, que todo es una especie de otorgamiento graciable de uso y disfrute y que nosotros no somos más que los usufructuarios con un derecho a goce, pero nada más. Un derecho a goce que puede ser arrebatado en el momento en el que el verdadero propietario disponga de la propiedad o bien ésta sea destruida o, sencillamente, desaparezca.

Todo de lo que no se es propietario nos puede ser arrebatado, pero incluso de lo que se es propietario. Tan solo variará la intensidad o las circunstancias. Es entonces cuando comprendemos que, en realidad, vivimos en una burbuja siempre presta a estallar, que todo pende de un hilo. Son necesarios tiempos difíciles para poder comprenderlo, porque se necesita la perspectiva suficiente. Y no ignorar que las burbujas siempre acaban estallando, esa es su verdadera vocación.

Por ejemplo, escuchaba decir a alguien hace unos días que no era posible que nos usurparan la Navidad. Me sorprendió escuchar eso porque tamaña aseveración solo puede llevar a equívocos. Podría interpretarse como que no era posible que nos prohibieran consumir y celebrar comidas navideñas, que es lo que entiende la mayoría por Navidad, pero eso no es más que una entelequia. Nada de eso es, en sí, un derecho propio, ni mucho menos personal. Nada es permanente ni estable. Y la prueba está en lo que está ocurriendo en el mundo desde marzo. Lo que habíamos entendido hasta el momento como derechos propios o personales no son más que ficciones, simulaciones de una supuesta realidad, que es posible que no exista más que en nuestra imaginación. Poder acudir a un concierto, a un restaurante, a un evento deportivo, celebrar la Navidad, la Semana Santa, poder viajar, pasar un día de playa o, sencillamente, poder pasear sin estar pendientes de límites municipales u otras limitaciones legales, no es más estable que un castillo de naipes, cosas que hacemos habitualmente porque unas reglas lo han permitido, pero que queda supeditado a otras más severas y trascendentes, que es lo que tiene vivir en sociedad. 

Porque es posible que de todo lo sorprendente y novedoso que nos está ofreciendo esta pandemia la revelación de que nada nos pertenece, en realidad, sea lo más inquietante. 


UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...