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10 marzo 2018

FLORENCIA (DEL LIBRO-EBOOK RELATOS Y ARTÍCULOS DE VIAJES) -AMAZON, 2018-


Florencia

          

El viajero y su pareja no se cansaron de ver Bolonia porque, como ya dijo, pasear por ella era algo muy agradable y provechoso, pero optaron por visitar Florencia, a pesar de que dudaron entre la capital de la Toscana y la fastuosa Venecia, en distintas direcciones de Bolonia, pero a similar distancia. Es de reconocer que pudo la influencia mediática de la gran ciudad del arte italiano y hacia allí se dirigieron, sobre todo, gracias a la facilidad que encontraron en la magnífica red ferroviaria italiana y el tren de alta velocidad, que los colocó en la famosa ciudad casi en un abrir y cerrar de ojos.

            Dicho y hecho. La logística del transporte desde la céntrica estación de tren de Bolonia fue fácil, tanto como el acceso al centro neurálgico de la ciudad toscana desde su estación de tren. Por tanto, al viajero al poco se le abren sus ojos ante la exuberante ciudad del arte, donde dicen que Sthendal sufrió una fuerte convulsión ante la imposibilidad de asimilar tanto y en tan poco espacio. Es de creer, piensa el viajero para sí. Las almas sensibles encontrarán en Florencia el lugar idóneo para calmad su sed artística, pero podría ocurrir —como le ocurrió al enorme escritor francés— que un exceso fuera contraproducente.
            Florencia es similar a Bolonia en cuanto a extensión y número de habitantes, pero posee una configuración muy distinta, a pesar de que las ciudades italianas siempre tienen un ligazón artístico y arquitectónico. De hecho, el viajero tuvo la impresión de que el centro histórico de Florencia ofrece un aspecto más provinciano que el de Bolonia. Otra cosa distinta serán los grandes iconos artísticos que posee y por los que es conocida y admirada a nivel mundial.
Lo primero con lo que se encontrará el viajero será con la Piazza della Signoria, una majestuosa plaza presidida por el magnífico y original, en cuanto a arquitectura, Palacio Vecchio, sede actual del Ayuntamiento de Florencia, a cuyo pie el viajero verá por primera vez el David de Miguel Ángel Buonarroti, si bien éste no es más que una perfecta imitación a tamaño real del original que verá más tarde en la Galería de la Academia de Florencia. Por tanto, él y su pareja optaron por conocer la famosa Galería de los Uffizi, que tiene su ubicación junto a la Piazza, que pasa por ser el primer museo pictórico del mundo en cuanto a pintura renacentista y exponente máximo de la colección de arte de la muy conocida a nivel mediático familia Médici, grandes mecenas del arte de la ciudad, pero no los únicos.
            La muestra de pintura de la Galería de los Uffizi es fastuosa, inconmensurable. No solo está representada la renacentista, su mayor exponente como ya ha referido el viajero, sino que se podrán contemplar obras pertenecientes al Gótico hasta llegar al siglo XVIII, encontrándose obras de pintores muy conocidos, como son el caso de Botticelli o Rafael, por poner solo dos ejemplos. También hay alguna pintura de Miguel Ángel, pudiéndose contemplar su famosa obra, La Sagrada Familia, que el autor de Caprese pintó en el año 1507.
            Al viajero sorprendieron diversas cosas durante su visita a esta magnífica galería, además de la ingente cantidad de arte pictórico. Una de ellas, la actitud de los muchos vigilantes del museo. Se explica. Era la primera que visitaba Italia y en su retina siempre ha tenido la imagen del formal, estático y silencioso vigilante típico de los museos. Los ha visto muchas veces en museos de España y de otros países. Un empleado, por lo general, callado y observador que apenas se le ve hablar con nadie a no ser que sea para llamar la atención a algún visitante si éste hace algún gesto sospechoso de tocar algún cuadro. Pero toda esa imagen pregrabada se rompe en la Galería de los Ufizzi, o al menos esa fue la sensación que tuvo el viajero. En esta pinacoteca los empleados hablan alto entre ellos, hablan a través de su inseparable teléfono móvil, parecían hablar hasta con los cuadros. Es cierto que era la primera vez que el viajero visitaba Italia, como ya dijo, y esa imagen dinámica e inquieta de este tipo de empleados la observará con frecuencia en museos de todo tipo y pinacotecas del país transalpino. Es el carácter italiano, sin que eso signifique que reste eficacia al trabajo de cada cual.
            Otra cosa que sorprendió —a la vez que admiró— al viajero dentro de esta galería es poder observar desde una de sus ventanas el famoso y particular en diseño Ponte Vecchio de Florencia sobre el río Arno, que atraviesa la ciudad, tal vez, junto al David, la imagen más icónica de la ciudad. Se da la circunstancia que días antes lo había visto nevado en televisión —circunstancia ésta no demasiado habitual— sin sospechar que lo vería en la realidad al poco, aunque eso sí, ya sin apenas restos de nieve.
            Por suerte, lo visto fue mucho y muy sorprendente, porque no en vano en Florencia hay un cúmulo artístico Patrimonio de la Humanidad infinito, además de ser la ciudad en la que forjaron su obra artística e intelectual gente tan genial como son los casos de —además del citado Miguel Ángel— Leonardo da Vinci o Maquiavelo, por poner tan solo dos de los innumerables ejemplos. Pero aún le quedaban por ver al viajero y a su pareja el icono principal de esta ciudad: la escultura original del David de Miguel Ángel. Le advirtieron que apenas tendría que preguntar cómo llegar a la Galería de la Academia de Florencia, que es el lugar en el que está ubicada la famosa estatua, porque vería las colas de visitantes a lo lejos. Por tanto, con esa cautela y precaución fueron. Pero no vieron cola alguna, por lo que asumieron que se habían equivocado de calle. Preguntaron y le indicaron que estaban en la buena dirección. Volvieron, a desandar los metros que ya anduvieron por la Vía Ricasoli, que es donde se encuentra la Galería, y al poco pasaron por un edificio, que franqueaba un conserje muy bien ataviado, al que preguntaron dónde se encontraba expuesto el David. Es aquí, dijo éste sorprendido, casi divertido. Pero los realmente sorprendidos fueron ellos de que no hubiera ni una persona en la cola, esa enorme cola de visitantes que le advirtieron. Es la ventaja de viajar en enero, supuso el viajero.
            Una vez dentro, la vista del viajero se va directo a la magnífica y famosa estatua, que ya se ve desde la distancia, a pesar de que son muchas las obras escultóricas y pictóricas expuestas en la Galería de la Academia de Florencia. Y hacia allí dirige sus pasos. Lo que ve es impresionante, no solo por el tamaño de la estatua sino por la perfección de ésta, algo que todo el mundo destaca. No es especialista en arte, aunque gusta de observarlo, y admite que entre lo que menos le atrae es la escultura. Pero el David de Miguel Ángel es otra cosa. Una escultura distinta, como de otro planeta.
            Así que acabada la visita breve pero intensa a la ciudad de Florencia, a la que jura volver algún día, se dirigen de nuevo a la estación, en la que encuentran una miríada de personas impresionante. El destino quiso que ese día de fin de semana les tocara enfrentarse en la máxima división de fútbol italiano a dos equipos vecinos y por lo tanto rivales: el Bologna y la Fiorentina. Por tanto, vinieron muy bien acompañados de tifosis italianos en el viaje de vuelta a Bolonia, aunque nunca supieron cuál fue el resultado final del encuentro.

EBOOK DISPONIBLE EN AMAZON

28 febrero 2018

BOLONIA (EBOOK RELATOS Y ARTÍCULOS DE VIAJES)


Bolonia



           El viajero decidió acudir a Bolonia en una fecha poco convencional y turística, como poco turística es en sí esta ciudad del norte de Italia (como aquella mítica abadía a la que se dirigía Guillermo de Baskerville en El nombre de la Rosa), capital de la provincia de Emilia-Romaña, que lleva a gala ser una de las ciudades europeas con el casco histórico de trazado medieval más extenso y mejor conservado, algo que comprobará fehacientemente el viajero.
            Decía que acudió en fecha poco convencional porque se trataba de principios del siempre frío enero, mucho más si consideramos que Bolonia está cerca de los Apeninos. Por tanto, no sabía qué podía encontrarse allí. No contaba con demasiadas referencias y tampoco —como ya ha dicho— aparece en las mejores guías como ciudad turística, si bien cualquier rincón de Italia merece ser visitado.
            Cuando llegó, aún se encontró en todo su esplendor la decoración y luces navideñas que alegraban las atiborradas y angostas calles repletas de comercios. Eso fue del gusto del viajero ya que, no sabe bien por qué, tiene querencia por las luces y el ambiente navideño, por mucho que pueda despotricar sobre esa fecha consumista y artificiosa hoy en día. Pero veamos la impresión que tuvo de Bolonia.
            Se trata de una ciudad no demasiado grande, es decir, una ciudad que es fácil contemplar paseando, sobre todo porque todo lo importante se encuentra en su centro histórico medieval. Por tanto, ni que decir tiene, es una ciudad idónea para olvidar el transporte público, que se reduce a las siempre presentes líneas de autobús. Ese dato es idóneo para que se pueda visitar en pocos días, que era los que tenía el viajero, toda vez que debería compartir su estancia con Florencia, no demasiado lejos de allí.
            Sin embargo, a pesar de que manifestara que no es una ciudad de las más turísticas de Italia, el lector no debe interpretar de que se trate de una ciudad carente de encantos, monumentos y obras de arte. Todo lo contrario. Además, para el viajero que esté vinculado con la educación universitaria encontrará en esta ciudad un referente mundial sin precedentes ya que, se afirma, cuenta con la universidad más antigua del mundo occidental, fundada en el año 1088 y que ha tenido el prestigioso honor de tener entre sus alumnos a intelectuales de la talla de Dante Alighieri, Erasmo, Copérnico o Petrarca, por poner tan solo unos pocos ejemplos, además de ser la sede del prestigioso Real Colegio de España que abrió sus puertas en 1369 y que ha contado con alumnos de la talla de Antonio de Lebrija, por poner un solo ejemplo conocido. Por tanto, el viajero se encuentra en la cuna de la intelectualidad occidental, elemento éste que estará presente a lo largo de su estancia breve en la ciudad y que a tenor de su diseño y trazado tiene la sensación de que aún podría encontrarse por sus bellas calles y plazas con alguno de estos intelectuales. No negará el viajero que tiene querencia por este tipo de ciudades tan conectadas con el ámbito intelectual, al tiempo que tan poco agobiadas por el turismo de masas. Con esas premisas, la visita a Bolonia se iba a quedar grabada para siempre en su mente y la recordará como una de las más agradables, placenteras y aprovechadas que ha hecho.
            Bolonia, al poco de entrar en su casco histórico, recibe al viajero de manera abierta gracias a la magnitud de su Piazza Maggiore que le recuerda en todo momento a un remoto medievo italiano que ha podido ver en películas históricas sobre este país. Y a poco que el viajero observe contemplará en la misma plaza una iglesia enorme con hechuras de catedral. Se trata de San Petronio erigida a lo largo de los siglos XV, XVI y XVII. Justo enfrente de esta magna iglesia se encuentra el precioso Palacio de la Podestá, sede del Ayuntamiento de Bolonia, y que data del siglo XIII. Pero si algo le resultará curioso es la portentosa irrupción en el centro de la ciudad de Due Torri (Dos Torres) de distinto tamaño y fecha de construcción. La más alta, la Torre de los Asinelli tiene una altura de casi noventa y ocho metros, mientras que su compañera, más baja, cuenta con cuarenta y ocho. Sin embargo, esta última se construyó un siglo antes, en el XI. Le cuentan al viajero, minutos antes de subir a la más alta, la de los Asinelli, que las grandes familias adineradas pugnaban por construir la torre más alta de la ciudad. No sabe el viajero si será verdad o leyenda, pero tiene claro que la subida hasta arriba es angosta y difícil, pero las vistas de Bolonia, así como los verdes campos de alrededor, son realmente estupendas.
            Allí en todo lo alto, contemplando esos viejos y oscuros tejados de una de las ciudades más antiguas de Italia, el viajero se dice que haber tomado la decisión de visitar Bolonia no ha sido en absoluto desacertada, admitiendo que es uno de esos breves viajes que siempre dejan poso en la memoria.





30 enero 2018

INDICE DE CONTENIDOS Y PRÓLOGO DEL NUEVO EBOOK, RELATOS Y ARTÍCULOS DE VIAJES (DE PRÓXIMA PUBLICACIÓN).

INDICE DE CONTENIDOS DEL LIBRO/EBOOK: RELATOS Y ARTÍCULOS DE VIAJES 

PRÓLOGO

LIBRO I: ALGUNOS VIAJES POR ESPAÑA
 UN LUGAR DE LA MANCHA
 LAS NOCHES TOLEDANAS
 TABERNAS, UN DESIERTO EN ANDALUCÍA
 ALMUÑECAR, UNA VISITA
 CÁDIZ, TIERRA MILENARIA
 MADRID, NO BASTA CON UNA VEZ
 BARCELONA ES LITERATURA






LIBRO II: LA VIEJA Y JOVEN EUROPA
VIAJE A PORTUGAL
LONDRES, UNA VISIÓN
 CUATRO CIUDADES BÁVARAS
 IRISH, EL PAÍS DE LOS CELTAS
 ROMA: LA CIUDAD ETERNA
 BERLÍN, LA CIUDAD DIVIDIDA

LIBRO III: ARTÍCULOS DE VIAJES PUBLICADOS EN PRENSA
LITERATURA DE VIAJES
LA MELANCOLÍA DEL OTOÑO
IMAGINARIO HOMÉRICO
DOS CUADROS, DOS MOMENTOS DE PINOS PUENTE
DOS FORMAS DE VER UNA CIUDAD
EL LUGAR DE LA MANCHA

ADDENDA REGALO: RELATO UN DISTINGUIDO VIAJERO




PRÓLOGO


         La literatura de viajes, como género, cada vez gana más fuerza, a pesar de que no es reciente. Muchos han sido los viajeros que han plasmado sobre el papel sus experiencias y sus impresiones acerca de los lugares que han visitado a lo largo de la historia de la literatura. Todos tenemos una deuda con ellos. Sobre todo, porque nos han mostrado con sus propios ojos los lugares que han recorrido y no con los ojos fríos, distantes y objetivos que nos podría hoy día ofrecer cualquier guía de viajes. Dicho esto, es probable que con el que tengamos una mayor deuda sea con Homero, que podría pasar por ser, quizá, el fundador de este género literario en sí, gracias a su obra La Odisea. De hecho, este género aún sigue muy vivo, a pesar de la globalización que ha supuesto el viaje en sí. Luego, ahí radica la importancia de que aún existan escritores que nos muestren las impresiones de los lugares que visitan, algo que cada vez cobra más sentido en este mundo globalizado en el que todo parece conspirar para que parezca exactamente igual, con independencia de la supuesta situación exótica del país o lugar en sí. Es un poco lo que se pretende modestamente con este libro, que, sin ser demasiado breve, tampoco es demasiado extenso.
            Cuando comencé a redactar y a corregir las crónicas de viajes que tenía escritas —muchas de ellas en mis propias bitácoras personales que he ido administrando—, me preguntaba constantemente por qué no existe una crónica por cada uno de los viajes que he realizado. Y la respuesta, aunque no sea contundente, podría radicar en que es el propio viaje, el propio lugar visitado, el que propicia que escribas sobre él. La razón no es fácil conocerla. No es fácil conocer por qué aparecen algunas ciudades o países y otros visitados no. Sin embargo, sí tengo claro que lo que aparece, lo que está escrito, es lo que debía ser reflejado sobre el papel; por su contra, lo no escrito, tal vez no se escribió porque no era el momento o el lugar o, quién sabe qué otra circunstancia. Por tanto, debo dar por válido lo aquí relatado, sencillamente, porque era lo que debía ser relatado, aunque parezca una redundancia.
              Esa falta de guión previo ha provocado —observará el lector atento— que los relatos sean muy dispares en cuanto a extensión, así como muy distintos entre sí, con independencia de la distinción de los lugares en sí mismos, sin que haya existido un patrón estándar a la hora de escribir acerca de los lugares visitados, que están circunscritos todos ellos a España y Europa. Y eso ha de ser así, porque considero que no es posible forzar un relato de viaje ni darle una extensión y contenido artificial que no demandan.  Éste ha de salir espontáneo —o no salir— y sobre el terreno, con independencia que posteriormente se redacte y mejore en la tranquilidad del hogar. Y eso es así, porque hay viajes que te incitan, sin saber por qué, a tomar notas, mientras que otros solo te incitan a la contemplación. Ambas cosas son necesarias y de ambas también se alimenta este género tan estimulante y prosaico.
              Espero que disfruten con estos relatos tanto como yo lo he hecho escribiéndolos y viviéndolos sobre el terreno. Y si tras visitar esos lugares —o habiéndolos visitados ya— coinciden en algo con lo que relato en este libro, me daré por satisfecho.
            Por su parte, en lo referente a los artículos de viajes, me ha parecido adecuado incrementar el contenido del libro con este otro subgénero, el del artículo de opinión. Para ese fin, he seleccionado varios de los artículos de opinión que he publicado en prensa y en alguna revista en los últimos años relacionados de alguna manera con los viajes. Espero que sea un complemento acertado. Asimismo, he optado por ofrecer al lector una especia de obsequio final consistente en un relato que tiene como trasfondo un viaje muy especial, incluido en mi primer libro Conversación en la taberna y 41 relatos.   



08 enero 2018

UN LUGAR DE LA MANCHA (TEXTO QUE FORMARÁ PARTE DEL EBOOK "RELATOS Y ARTÍCULOS DE VIAJES")


La primera vez que visité la parte de La Mancha más quijotesca no pude dejar de evocar la universal obra de Cervantes en cada uno de los pueblos que este viajero visitaba, en cada calle, en cada plaza. Acostumbrado a imaginarme paisajes austeros e historias impresionantes con la lectura del Quijote, visualizar por vez primera lugares que parecían haberse detenido en el tiempo significó un gran descubrimiento y una mayor dosis aún para mi imaginación.
En Villanueva de los Infantes pude ver la Casa del Caballero del Verde Gabán (que protagoniza el capítulo XVIII de la Segunda Parte Quijote) y no podía dar crédito a aquella conversación que mantenía con su dueño —un señor mayor, exquisitamente educado y elegante en apariencia y trato—, consistente en la similitud de lo narrado con la esencia actual del patio que da entrada a la casa. Su dueño me comentó que intentaba que todo estuviera tal y como narró Cervantes en su universal obra y eso me pareció la mejor contribución que se puede hacer a la literatura cervantina. Este coqueto e histórico pueblo de la provincia de Ciudad Real, que lleva a gala ser uno de los más presentes en la obra de Cervantes, no dejaría de ofrecer a este viajero satisfacciones ya que allí reposan los restos de uno de los escritores más ilustres y brillantes de las letras hispanas: Francisco de Quevedo y Villegas. De hecho, en la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol, en la céntrica Plaza Mayor de esta población, están sus restos y en esta localidad pasó sus últimos días, en un austero cuarto del antiguo Convento de Santo Domingo —que es una hospedería en la actualidad—, cuya recreación es evocativa.

            Que se posibilite la fusión entre la historia y la realidad es un verdadero hallazgo. En aquel primer viaje continuamos la ruta quijotesca preestablecida y gracias a que estudios detallados han logrado ir localizando parte de los lugares citados enigmáticamente en El Quijote, pude ir visitando puntos claves. En Argamasilla de Alba, no lejos de la autovía que une Andalucía con Madrid, pudimos conocer una de las moradas obligadas del escritor de Alcalá de Henares: la Casa de Medrano, cuya bodega sirvió de prisión espontánea a Cervantes, siempre abonado a pendencias diversas, muchas de ellas de faldas, algo que no debe de extrañar para la época puritana en la que vivió el genial escritor universal. A aquella bodega bajamos y pudimos hacernos una idea del lugar donde, sostienen algunos eruditos, nuestro autor más universal comenzó a escribir Don Quijote de la Mancha. Y, aunque, casi siempre es la literatura y no la realidad la que nos hacer viajar a lugares imaginarios no pude resistirme a ver el decrépito estado de lo que según la tradición fue la casa del Bachiller Sansón Carrasco en este típico pueblo manchego, totalmente vinculado a Cervantes y a su obra. 

(Extracto de uno de los relatos que aparecerá en el eBook "Relatos y artículos de viajes").

06 enero 2018

CORRER ES LA ESENCIA (O EL PRIVILEGIO DE CORRER BAJO LA NIEVE) -DE MI LIBRO "CORRIENDO ENTRE LÍNEAS" EDITORIAL, LEIBROS, 2017-


        
    El corredor hoy se ha congraciado con la naturaleza. Si alguna vez ha sido cruel con ella, arrojándole productos inorgánicos, destruyendo su flora por no poner el suficiente cuidado, vertiéndole aguas fecales o, sencillamente, no siendo sensible y exquisito en el trato, hoy se ha congraciado con ella.
            Se podría decir que ha firmado un hipotético armisticio, una carta de naturaleza -valga la redundancia- una tésera íbera de la  que cada parte se ha llevado su mitad para exigir un futuro cumplimiento de amistad eterna.
            Resulta que esta tarde, a eso de las catorce horas, a la hora anárquica acostumbrada de los domingos, el corredor salía a correr por una ruta de dieciséis kilómetros uniendo caminos entre Pinos Puente y Fuente Vaqueros. Pero presentía, más que vaticinaba, que marcando el termómetro del coche un grado Celsius sobre cero y estando el cielo completamente repleto de nubes la nieve podría hacer aparición de un momento a otro, a pesar de no ser muy habitual por estos lares.
            Mientras se enfundaba la braga en el cuello y ajustaba el gorro de lana Nike en la cabeza comenzaron a caer los primeros copos de nieve con una periodicidad discreta, casi inexistente. Sin embargo en los primeros cien metros de la ruta esos copos fueron aumentando su tamaño y vigor.
            De esa forma comenzaba el corredor su odisea en la nieve. Y créanle si les afirma que ha sido una gozada. Había corrido bajo la nieve, pero jamás había hecho una ruta de una hora y veinte minutos en la que no haya cesado ni un solo segundo de nevar. Todo lo contrario.
            En el momento en el que el corredor escribe esto -ahora ya tranquilo y descansado-  son casi las siete de la tarde del domingo diez de enero de dos mil nueve y la ciudad de Granada y gran parte de la provincia están cubiertas de nieve. La majestuosa Alhambra ha sido portada y cierre de varios noticiarios de televisión.  No es posible ver ni un sólo centímetro de acera y la terraza de su vivienda ha adquirido un color blanco precioso. Pero cuando daba los primeros pasos en su ruta de hoy aún no había ni un sólo centímetro de nieve en los amplios campos de la vega. Ese manto blanco se ha ido extendiendo a medida que sus piernas, corazón y pulmones iban acumulando kilómetros. Ha sido, por lo tanto, testigo de excepción de un fenómeno natural que se echa de menos por estas tierras, a pesar de que no lejos emerjan enormes, blancos y altivos los picos de Sierra Nevada.
            Pero comencemos por el principio.
            Tras los primeros copos a los que se refería, se detuvo en el primer kilómetro para ajustarse la malla y comprobó cómo la nieve cada vez era más copiosa. Sus ojos se fijaron en el horizonte, en la dirección que correría, y veían que una densa capa blanca iba cubriendo los cortijos y secaderos de la frondosa vega.
            Ése es un momento psicológico. El corredor perdido en mitad de la nada, sin presencia humana alguna y sabedor de tener por delante quince kilómetros por recorrer en medio de esa nevada, que iba incrementándose por minutos.
            En esos momentos la mente le dice que está a un kilómetro del coche y debería regresar, pero las piernas obedecen a otras razones y empujan hacia adelante, de manera que cuando aún no había acabado de tomar la decisión ya se encuentra corriendo en busca de esos quince kilómetros restantes.
            Comprobaba cómo la nieve, tras la primera capa de agua, ya tronchaba las ramas de los árboles y cada kilómetro recorrido coincidía con un mayor manto blanco, que cubría por completo las hazas de ambos lados de los caminos por los que avanzaba.
            A los treinta y tres minutos de recorrido ya se encontraba en las puertas de Fuente Vaqueros y tan sólo pudo contemplar en las calles por las que pasaba a una niña que se disponía a amontonar nieve en el jardín de su casa con la idea más que predecible de hacer un muñeco. Éste, de hacerse, pasaría a la historia de la localidad. Mientras tanto en los bares que circundan al paseo central del pueblo, presidido por una estatua del poeta[1], los parroquianos allí congregados apenas se asoman a las puertas de los mismos, en los que con toda probabilidad tomaban un carajillo o una copa de coñac para entrar en calor ante una amena charla entre amigos.
            En esos momentos no pasa por su mente ningún atisbo de heroicidad (posteriormente, ya en casa, recreando el entrenamiento en su mente, sí se siente algo más héroe), aunque los que le observen consideren -y él lo deduzca por sus miradas-, que están viendo correr a un tipo un tanto excéntrico. Pero lo que probablemente no sepan es que él es corredor habitual y que correr es la esencia y todo lo demás la anécdota.
            Pasado el pueblo de Fuente Vaqueros enfila la carretera que conducirá mucho más adelante a la Carretera de Córdoba y que en un par de kilómetros posibilitará desviarle por un camino casi inédito, recién descubierto. Ese camino le gusta por su silencio y quietud. Perdido como está en la mitad de la vega le transmite excelentes sensaciones. Pero hoy no importaban las buenas sensaciones; era algo más. Si las palabras fallan en su descripción, intente el lector imaginarse un extenso campo totalmente blanco y unos chopos nevados junto a los que discurre una decimonónica acequia de origen nazarí, que confunde su rumor con el silencio inenarrable de la nieve en su caída.
            Unos kilómetros más adelante, vuelve a penetrar por el Camino Real[2], que en su larga recta deja contemplar una vega ya completamente blanca y misteriosa.
            La nieve, lejos de remitir, es ahora más abundante y necesita retirar la braga de la boca y respirar abiertamente. Pero los copos ahora remansan suavemente hasta estrellarse en el camino como si allí la nieve fuera ya propia del paisaje para siempre. Todo es tan blanco que sobrecoge. Pareciera que ahora la naturaleza comenzara a congraciarse con aquel corredor que la había desafiado en su prueba más cruel. Si antes los copos se estrellaban en la cara, ahora con suavidad resbalaban por ella. Le pareció percibir un guiño de complicidad de la madre tierra.
            Su vista no dejaba de otear todo lo que podía abarcar pero sus sensaciones físicas, lamentablemente, no eran hoy las más adecuadas. Dice lamentablemente, porque unas buenas sensaciones unidas a ese espectáculo natural hubieran provocado un cataclismo emocional.
            Kilómetros más adelante un conductor conocido que pasaba con su coche le insiste para llevarle, ajeno a su disfrute. Gritó, creo que con emoción, que no le privará de ese privilegio. Sospecha que el conductor amigo no llega a comprender lo que le dice, pero sí entiende sus ostensibles gestos, por lo que continúa su camino.
            A la altura del cortijo de Alitaje[3] las dos casas que ocupan la orilla derecha del camino mostraban unos jardines tan inéditamente nevados que inspiraban ternura; y un gorrión posado en una rama baja de un árbol, con el plumaje henchido para soportar el frío, buscaba algo que echarse al pico. A esas alturas el frío era intenso y pareciera que el gorrión y el corredor fueran las únicas criaturas sobre la tierra.
            A falta de un par de kilómetros para llegar a Pinos Puente, el clima era aún más gélido y se sentía empapado. Llevaba más de una hora y cuarto luchando contra la nevada y la naturaleza ya había decidido que el armisticio pactado era sólido.
            Cuando llegó a esa meta hipotética que sólo él traspasó,  percibió el sentimiento puro de que aquello que  había vivido era un privilegio y que sin dudarlo lo volvería a repetir en cualquier momento. Siempre lo pensó: correr es la esencia y todo lo demás la anécdota.






[1] Federico García Lorca, natural de Fuente Vaqueros.
[2] Uno de los caminos -hoy día  asfaltado- más amplios de esta zona de la comarca de la Vega que une los municipios de Pinos Puente y Fuente Vaqueros.
[3] Frondoso cortijo ubicado en plena vega a poca distancia del municipio de Pinos Puente. En su pasado fue una alquería de origen árabe y es famosa por ser sede de una de las mejores yeguadas dedicada a la raza de caballo árabe, creada en su día por Gonzalo Moreno Abril, ya fallecido. Forma parte de este municipio granadino.   

30 diciembre 2017

UN MAR DE PROYECTOS (UN POCO DE ORDEN, ¡POR FAVOR!)



Sí, es necesario ese orden porque, en definitiva, son solo proyectos, por muy avanzados o acabados que estén algunos de ellos. Sin embargo existen, pujando por salir al exterior, que es con diferencia lo más difícil ya que no es fácil encontrar editoriales que deseen publicarlos a la primera a no ser que sean coeditados o autoeditados. Pero el camino del guerrero es el que es y se desdibuja fácilmente si no se anda o se corre (mucho mejor en mi caso). Por tanto, expondré los proyectos que están esperando y los que cuentan con más posibilidades de ver la luz en 2018. Desde 2015, no han dejado de ver la luz, a razón de un proyecto por año -dos, algún año-, así que el año que acaba de llegar, necesariamente, vendrá con alguno bajo el brazo. De más posibilidades a menos de ver la luz:


ME IRÉ CON EL PRIMER VIENTO (POEMARIO)

     Proyecto acabado por completo, a la espera de contar con esas fotografías de Roberto Torices para acabar de darle forma. Será una edición personal PUBLICADO EN PAPEL Y EN FORMATO EBOOK. La poesía es el pariente pobre de la literatura. 








RELATOS Y ARTÍCULOS DE VIAJES

   Un proyecto que debía haber sido concluido en Navidad, pero que no lo ha hecho por diversas circunstancias, siendo una de ellas la inclusión de un capítulo dedicado a Portugal, que he debido redactar nuevamente desde las cenizas. SERÁ SOLO EBOOK PARA AMAZON (por lo pronto). 





TÚ PUEDES CORRER TU PRIMER MARATON 

     Es un libro guía al estilo del ya publicado Tú puedes correr, que saldría SOLO EN EBOOK PARA AMAZON y que ya está comenzado. Supongo que estará publicado en unos tres meses.









X QUERÍA CORRER


    Se trata de una novela corta que está muy avanzada y que, por ahora, ha dejado paso a otros proyectos. Es una obra que me ilusiona mucho y que concluiré con toda probabilidad en los primeros meses del año que llega. SERÁ SÓLO EBOOK PARA AMAZON, con bastantes posibilidades de que salga en papel.









DONDE LOS HOMBRES ÍNTEGROS

      Es mi gran novela. Es decir, la que está comenzada desde hace muchos años y que falta por darle un final adecuado y una reescritura a conciencia. Es un género que respeto mucho porque hoy se escribe demasiada pretendida novela y se abusa del género. Es probable que esté acabada a final de año, pero con casi toda posibilidad no será publicada hasta 2019 y SERÍA EN PAPEL Y EBOOK. 

UN MENSAJE DESCONOCIDO

      Se trata de una novela corta que se extendió a raíz del relato de igual título incluido en Conversación en la taberna y 41 relatos. Particularmente lo paso muy bien escribiéndola, pero quiero darle un contenido ambicioso y eso está retrasando su conclusión. Si se publica algún día no será antes de 2019 y SERIA EN PAPEL Y EBBOK.


MICRORRELATOS-FÁBULA

    Es un proyecto al que le tengo mucho cariño, pero necesito trabajar mucho en él. De hecho, algunos ya están publicados en mi blog. Para conseguir una colección de este género se necesitarían muchos, de ahí que es posible que se integre en una obra conjunta con otros micorrrelatos que tengo escritos (algunos incluidos en antologías importantes) y relatos cortos, también escritos y otros que iré escribiendo. No verá la luz antes de dos años. Y si lo hace antes, será SOLO EN FORMATO EBOOK. 



    Estos serían los proyectos más sólidos. El primero de ellos, el más sólido; el último, el menos. Hay otros que no verán la luz quizá nunca o tal vez en muchos años, como es el ilusionante comienzo de esa novela histórica que transcurrre en la zona de Pinos Puente- Caparacena- Atarfe y en la que adquiere protagonismo las II Guerras Púnicas, Ilurco, la construcción del Puente de Pinos e Iliberris. El comienzo que le he dado me convence y es una buena piedra de toque para continuar. 

Hay algunos más, pero apenas relevantes por lo que no serán mencionados por lo pronto. 

21 diciembre 2017

CONVERSACIÓN EN LA TABERNA Y 41 RELATOS EN PROMOCIÓN GRATUITA HASTA EL 25 DE DICIEMBRE.

Amigos fieles de esta bitácora. Quisiera comunicaros que desde hoy, 21 de diciembre, hasta el próximo 25, estará en promoción gratuita mi primer libro Conversación en la taberna y 41 relatos en Amazon y no me gustaría por nada del mundo que tuvierais la oportunidad de descargarlo, incluso, aunque lo tengáis en papel, ya que de esa manera lo podréis transportar a más lugares en vuestros dispositivos electrónicos. Lo recomiendo Ebrolis y yo os lo ofrezco. Podéis descargarlo en este enlace.


https://www.amazon.es/CONVERSACI%C3%93N-EN-TABERNA-41-RELATOS-ebook/dp/B0782Z5W96/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1513895447&sr=8-1&keywords=CONVERSACION+EN+LA+TABERNA+Y+41+RELATOS

Espero os parezca interesante si aún no lo habéis leído. 

16 diciembre 2017

NOCHES TOLEDANAS

     Cuenta una leyenda toledana que hubo un hecho ocurrido en el año 797 de nuestra era, siendo emir de Córdoba Al-Hakam I, a la postre nieto del mítico Abd al-Rahman I, que se trasladó al lenguaje popular como noche toledana. Un hecho cruento de crímenes y venganzas. Optativamente, también se suele utilizar el término para definir una noche en blanco, bien por motivos desagradables o bien por motivos festivos y lúdicos. Sin embargo, las noches toledanas a las que me referiré nada tienen que ver con estos hechos, sino con la experiencia de un viaje a Toledo, en el cual —tal vez para escapar a los muchos relatos que habrá sobre la experiencia diurna en la ciudad-—, me centraré en su aspecto nocturno. Porque hay ciudades que por la noche pasan desapercibidas, ciudades que la noche no le ofrece nada especial, a no ser que decidas convertirla en una noche toledana especial de hedonismo. Sin embargo, la noche y Toledo si casan bien. Establecen una conexión indeleble auténtica y misteriosa, convirtiendo un paseo por la ciudad histórica en todo un acontecimiento, una experiencia que va más allá de lo viajero o lo turístico. La evocación de las estrechas calles de su judería, el misterio del perfil recortado en la luna de sus edificios antiguos e históricos, todo ese silencio que destila la ciudad como atrapada en el tiempo...De ahí que la experiencia viajera a Toledo no es completa si no se absorbe la noche paseando por sus calles y plazas, contemplando la quietud misteriosa de sus edificios, atributo que como decía es dable tan solo a pocas ciudades, pudiendo ser Toledo la que más realce el espíritu del viajero que procura dejar su imaginación a que vuele al mismo ritmo que transita por todo ese torbellino callejero, sin que apenas encuentre el momento de detenerse, a pesar de la soledad que fácilmente logrará apreciar.
           Este viajero lo ha hecho en una época idónea, porque considera que el frío otoñal —ya en puertas del invierno y por tanto de la Navidad— es, quizá, la mejor época para conocer ese entramado urbano. Pero no porque considere que el resto del año no lo sea, sino porque esa quietud de las calles, el frío y hasta es posible que el tenue y siempre melancólico alumbrado navideño, son elementos añadidos que pueden hacer la experiencia más enriquecedora. Pero es tan solo una apreciación personal. Para otros será la suave brisa nocturna de la primavera la que deba acompañar al viajero por su paseo nocturno. Es solo cuestión de gustos.

            Así que, con esas premisas, este viajero se adentró durante un par de noches por el Toledo nocturno. Antes, como mandan los cánones, había conocido la ciudad de día; había disfrutado de sus rincones, de sus museos, de sus edificios civiles y religiosos de distintas épocas históricas que se encuentran solapadas en la capital de Castilla-La Mancha. Un contacto diurno imprescindible para poder ubicarse en la noche y delimitar la ciudad diurna de la ciudad nocturna que, en esencia, no es la misma o, al menos, es eso lo que interpretó este viajero. 

(Párrafos de un texto más largo que formará parte del eBook "Relatos y artículos de viajes" de próxima aparición).

10 diciembre 2017

UN LIBRO NACE Y CASI NUNCA MUERE

Un libro posee una intrahistoria propia, incluso, ajena a su creador; incluso, a su lector. Cuando escribes algo, ya sean relatos, novela, poesía o ensayo, es posible que no sepas que estás escribiendo un libro. Éste se exterioriza, adquiere forma mucho más tarde, si es que llega a adquirirla. Un relato o un poema no hacen un libro, pero sí pueden hacerlo un conjunto de ellos. Luego, el destino, el tesón del autor, el interés de un editor y la siempre necesaria apuesta de los lectores, harán que se convierta en un libro. De ahí que no crea demasiado en quienes dicen que están escribiendo un libro.
     Un poco de todo eso es lo que pasó con mi primer libro, éste del que hablo ahora. Llegó el día en el que, por casualidad, consideré que podía ser un buen momento para que ese puñado de relatos escritos a lo largo de meses y años se convirtiera en libro, pero llegué a esa conclusión por casualidad. Es una historia muy larga, por tanto nos os voy a aburrir con los detalles, tan solo decir que un relato fue plagiado y si bien no entré en pánico, sí consideré que la mejor manera de proteger ese relato u otros hipotéticos que pudieran tener el mismo destino, era incluyéndolo en un libro junto a otros que tenía escritos, algunos inéditos y otros publicados en prensa o en antologías de premios literarios. Consideré que ese sería el mejor camino. Un libro en el que el lector identificara sin fisuras quién era el autor de los relatos. Pero no porque yo creyera que se trataban de relatos maravillosos y únicos, no, nada de eso. Sencillamente, por respeto a mi propio trabajo. Esto que digo lo saben bien quienes estén inmersos en la aventura de escribir. Saben que el proceso creativo es duro, costoso y casi siempre incierto.
     De esa forma nació Conversación en la taberna y 41 relatos. Y ¿por qué os meto todo ese rollo? Tan solo para plasmar un poco los pasos que ha dado el libro desde que nació en 2015. 
     Fue editado, en un primer término, por Editorial LUHU de Alcoy (Alicante), con una tirada pequeña, que iba creciendo a medida que se compraban ejemplares, gracias sobre todo a las dos presentaciones que hubo del libro y su puesta en escena en las redes sociales (ya sabéis quienes escribís que sin éstas cuesta mucho más llegar al lector). Al cabo de dos años, se rescindió el contrato con esta editorial, una vez que se agotaron los ejemplares en papel (no penséis que muchos) y firmé un contrato con Editorial Estratega de Granada, para que ésta se encargara de su publicación, con nuevo diseño y portada. Todo un riesgo, porque reeditar puede ser sinónimo de no vender ningún ejemplar más, sobre todo si tenemos en cuenta que la distribución de esta editorial era corta. Aún así, se vendieron ejemplares, aprovechando que estaba de por medio la Feria del Libro de Granada y nuevos lectores que lo fueron conociendo, sobre todo, a través de las redes sociales.
     Paralelamente, por mi cuenta, edité la versión eBook en Amazon y otras plataformas. El éxito fue casi nulo (bueno, quitaría incluso el casi), sobre todo porque para moverse en este mundo hay que tener experiencia en marketing editorial, aunque sea básico, por lo que si el libro no lo sacas de la selva que hay ahí muere. Lo promocioné poniéndolo gratis durante unos días y, sí, fue muy descargado, pero claro, lo gratis no cuesta "venderlo".  Es un mundo muy complicado, casi tanto o más que el sector del libro físico. Además, el libro estaba deficientemente maquetado y no cumplía los requisitos mínimos de calidad. Eso no ayudaba. Así que lo retiré. Y tras retirarlo sabía que tenía una asignatura pendiente. La misma que he aprobado en este puente de primeros de diciembre. Una asignatura, como todas las que apruebas, que ha exigido dedicación y estudio. Por tanto, ya está de nuevo en Amazon la versión corregida y totalmente renovada de Conversación en la taberna y 41 relatos, muy bien maquetado y con una atractiva portada, también diseñada por mí, su autor. Porque no sé si lo he dicho ya por ahí o por aquí, hoy en día ser autor de libros no consiste solo en escribirlos. Los tiempos que corren exigen conocer diversas herramientas digitales y nociones básicas de marketíng. Y aún así, sigue siendo difícil. 
    Por tanto, con todos vosotros, la nueva versión en eBook: 


  

24 noviembre 2017

EL ATROPELLO (RELATO NAVIDEÑO INCLUIDO EN CONVERSACIÓN EN LA TABERNA Y 41 RELATOS.



Había pasado tan sólo un año. Pero la percepción del paso del tiempo y de las cambiantes circunstancias no era acorde con esos breves doce meses. Apenas le era ya familiar la suntuosidad que rodeaba su existencia hacía un año. En su momento, toda esa abundancia, ese tren de vida, ese derroche, iban cómodamente sentados en su turismo cuatro por cuatro, como algo totalmente natural. Siempre consideró que se lo merecía porque su ambición siempre había estado muy afilada y había trabajado duro. Pero debía admitir que su suerte había cambiado, y quienes le rodeaban ahora ya no pululaban a su alrededor como moscas ante una cucharada de miel, por lo que habría que colegir que el goce y disfrute de  su compañía, como aseguraban todos, no era  tan  turbador  como  él suponía. Además, todo aquel cambio le había dejado fuera de lugar. Avanzaba diciembre, y con él el inevitable frío propio de aquellas fechas, siempre atento a resurgir en la ciudad, de contrastes increíbles. Eso que era invariable, pero todo lo demás se había transformado. Sin embargo, tenía a su favor una cosa: cuando gozaba de poderío económico jamás consideró que aquella situación formara parte de un plan preestablecido por el destino, ni que gozara de la suerte innata de ser elegido por un dedo divino. Simplemente había  tenido  suerte. Había tocado varias teclas no siempre honestas y la suerte le había sonreído. Nada más. Por eso, encontrándose ahora en circunstancias diametralmente opuestas, lo lógico sería seguir manteniendo la misma línea de pensamiento.

Decididamente, su forma de ver la vida y su propia existencia había sido siempre muy pragmática, alejada de sentimentalismos y alteraciones del ánimo, ni siquiera en estos días de derrota y pérdida con el trasfondo de las luces navideñas, tan melancólicas siempre. Ahora bien, había cometido un error en el pasado, consistente en no advertir que las claves de su éxito social habían sido el dinero y las muchas corruptelas orquestadas. Si la vida no era más que un carrusel de vanidades, tal y como siempre había sostenido, ¿cómo no fue capaz de advertirlo en su momento? Se encontraba en el mismo bar, en el que hacía justo un año había sido homenajeado, mientras pensaba en todo esto. De hecho,  todo lo relatado le vino a la mente por encontrarse precisamente allí. Recordó que por una puerta situada a su derecha apareció su esposa, enfundada en un ostentoso abrigo de piel de zorro. Un regalo que le costó un riñón, una cifra que ahora prefería ni recordar en las circunstancias en las que se encontraba. Por su parte, su mejor amigo lo arrastraba hacia la calle y le mostraba una flamante moto scooter de un negro brillante increíble, dotada de un potente motor. Tenía varias motos, pero se  había encaprichado de ésa y su amigo se la regaló. Un buen regalo, sin duda, pero calderilla en comparación con los ingresos que él le había posibilitado a su amigo de toda la vida, gracias a la presión que hizo en el ayuntamiento para que recalificaran aquellos terrenos imposibles. Así que con aquel fastuoso comienzo se inició una velada de increíble lujo, anegada por el champán y los caros delicatesen. Casi cien personas que lo idolatraban y lo agasajaban como a un héroe.

Lógicamente, la borrachera de vanidad y etílica fue descomunal y, tal vez, por eso no fue consciente de que, tras acabar la fiesta, montó en su potente vehículo y, trastornado por la volatilidad del alcohol, activó la marcha atrás en vez de activar la marcha adelante, sin advertir en absoluto que en aquel momento pasaba junto a la parte trasera del vehículo aquella pobre anciana. A pesar de su estado ebrio, le pareció advertir un golpe pero no era fácil afirmarlo, considerando las dimensiones y la solidez del vehículo, de manera que no se molestó en hacer comprobación alguna sobre el terreno. Naturalmente, le causó extrañeza que aquellas sirenas de la policía se acercaran a él a toda velocidad, sin ser capaz de advertir apenas que le estaban dando el alto. En pocos días, todo se convirtió en papeleo, declaraciones, retirada del carné de conducir, dinero y más dinero para cubrir los gastos de sus abogados y una constante caída  en  picado  de  sus  ingresos.  Aquella  mujer  no    había fallecido pero se encontraba muy grave y se demostró en el juicio que el atropello se produjo como consecuencia de la enorme cantidad de alcohol ingerida, y para colmo no existió el más mínimo acto del deber de socorro debido. Por tanto, el sistema  jurídico  no  le  iba  a  soltar  hasta  limpiarlo, sin duda. Curiosamente esa noche, que pasó en el calabozo municipal, no apareció nadie con un vestido de zorro y no lograba recordar qué había pasado con la scooter negra. De hecho, no había ni rastro de uno sólo de los casi cien invitados. Pareciera que a todos se los hubiera tragado la tierra. La única compañía de la que disfrutó aquella fría noche de diciembre fue la de aquel policía orondo con cara de bonachón que lo miraba,   de   hito   en   hito,   con   cierto   gesto   de desprecio.


Lógicamente, aquel largo proceso lo desplumó y todos sus negocios, legales e ilegales, cayeron en un pozo profundo. La propietaria del vestido de zorro se separó de él y su amigo probablemente desapareció con ella en aquella reluciente moto negra de potente motor. Desde entonces, tras salir de la cárcel a los seis meses, había adquirido el hábito de visitar a diario a aquella anciana, alojada en un hospital — cercano a aquel bar— desde hacía un año. De hecho, era la única visita que la octogenaria tenía.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...