25 junio 2010

YA ESTAMOS EN RUTA


Esta tarde - viernes -, decidía arriesgarme y desafiar el calor y las cuestas para iniciar lo que espero sea un verano próspero en kilómetros.
Salí temprano, a eso de las 18,30, con 32 grados centígrados cayendo inmisericordes sobre la gorra técnica roja "Adidas Marathon", que es imprescindibles en días así. No sé por qué pero corriendo por una zona de secano -todo lo contrario a la Vega- y a esas horas, en todo momento tuve presente la posibilidad real de que cualquier ofidio me sorprendiera durmiendo la siesta, principalmente, en el recóndito camino del Cortijo de Santa Rosa, que es el que podéis ver en la fotografía de Google, que visualiza el recorrrido trazado por el Forerunner.
Y pensaba en esa posibilidad a raíz del comentario que me hacía un compañero de trabajo sobre la aparición de un ofidio por esa zona cuando circulaba en moto. Y pensaba: en moto, seguramente, no supondría un problema, pero sí corriendo. Y la verdad es que a esa hora, todo era posible porque el campo se encontraba embelesado en una quietud estival y la presencia humana era prácticamente inexistente a esa hora. Y entonces me acordé de la anécdota que ocurrió a mi Compae Paco cuando acostumbraba a trotar por la Vega a las cuatro de la tarde en el infernal agosto. Un buen día hubo de darse la vuelta porque en el camino por el que debía de continuar reinaba un enorme lagarto. Indignado, Paco me dijo que ese hecho le había roto el entrenamiento, a lo que contesté que el intruso a esa hora era él, no el lagarto, que efectivamente estaba en su hora feliz. Y es que en este mundo de dios todo tiene un orden determinado y hay que intentar respetarlo.
Mi intención y lo razonable hubiera sido salir a trotar a eso de las ocho, pero tengo la vena del fútbol en el cuerpo, porque a pesar de que hace mucho tiempo que no lo practico yo comencé mi periplo deportivo en el balonpié y España podría hacer grandes cosas en este mundial de Sudáfrica (en otra entrada escribiré sobre la influencia que está teniendo la selección española de fútbol en nuestras vidas en estos días de crisis, desánimo y hartazgo político).
Una parte del solitario camino de Santa Rosa, entre el Pantano Cubillas y Caparacena. Es un camino que a mi me estimula mucho.

Pero hablemos de lo ocurrido hoy, que es lo importante. Decía al principio que decidía arriesgarme y hacer una ruta de las consideradas duras, a pesar de no haber corrido apenas en el último mes.
Tenía en mi contra que los gemelos pudieran resentirse, pero es mucha la confianza depositada en el reposo hecho y las dos sesiones en el fisio. Además he seguido su tratamiento minuciosamente hasta llegar a la conclusión que en la última sesión de ayer, los dedos de Luis -el fisioterapeuta- se deslizaban con bastante sencillez y comodidad, al contrario de lo que ocurrió la semana anterior: sencillamente ya tenía los músculos descontracturados, a pesar que sufrí también lo indecible. De ahí que hoy saliera con esa confianza, aunque siempre con alguna reserva.
El reencuentro con ese recorrido que va desde el Pantano del Cubillas hasta Caparacena y vuelta no es de los cómodos. En nueve kilómetros el terreno está roto y las cuestas aparecen por doquier. Pero era necesario que probará en ese terreno y no en la Vega donde correr exige menos esfuerzo para la musculatura.
El ritmo ha sido muy bajo 5,40 el kilómetro. No tanto por la falta de capacidad aeróbica, la cual no he perdido en gran parte, sino por la necesaria adaptación que hay que dar al soleo dolorido. Sin embargo, me he sentido en todo momento muy cómodo a pesar del fuerte calor.
Por tanto, podría presumir de haber superado esta nueva crisis física y ya poder programar un largo verano kilométrico como decía en la anterior entrada. Toquemos madera.

3 comentarios:

  1. Mi enhorabuena por vencer la pereza que supone tirarse del sofá y enfrentarse a la inmisericorde canícula que en estos días se ha lanzado sobre nosotros irremisiblemente.

    Me ha divertido mucho la anécdota de los reptiles, pero creo que habéis abusado del cine y sucumbido al efecto que sobre el espectador supone el hecho de creer que todos los ofidios están al acecho de saltar sobre cualquier bípedo que ose acercarse donde estos bellos animales estuviesen cargardo las baterias con energía renovable, en este caso los cálidos rayos del sol.

    Imagino la escena del "compae" poniendo piés en polvorosa al grito de : "piés.....¿para qué os quiero?"....jejeje

    De nuevo reitero mi enhorabuena por ese cálido reencuentro de tus piernas con la ruta de tus antepasados.

    Saludos!

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  2. I'm appreciate your writing style.Please keep on working hard.^^

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  3. Abel, esa anécdota contada por Paco, tu que le conoces también, cobra dotes de histrionismo. Le pasó y creo que dejó de correr a esas horas. Saludos.

    Gracias Maybe, seguiré trabajando..

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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