21 febrero 2016

CINE: LA VISITA (EE.UU, 2015)

La nueva película de Shymalan siempre es un enigma, tanto por la temática como por si nos convencerá o defraudará. Probablemente, siempre buscamos encontrarnos con una película del talento y calidad de 'El sexto sentido' y por eso se le exija tanto al director norteamericano de origen hindú. Aunque conseguir la calidad de esa película del año 1999 no es nada fácil; se podría decir que es la obra maestra del director, ésa que muchos directores dirigen un buen día y, desde entonces, ninguna se le acerca ni en calidad, temática, guión y un largo etcétera. 
Con 'El bosque', 'La joven del agua' o 'El incidente', por referirme a alguna de las más conocidas, nos quedamos un poco cortos de sensaciones. Inicios espectaculares para, poco a poco, ir bajando en interés y calidad. Quizá sea una de las características de este talentoso director: no saber trasladar a toda la película el interés que ofrece ofrece al inicio. De ahí que tuviera particular interés por ver qué pasaba con 'La visita', una película que no viene mal avalada  por la crítica.
¿Y qué me he encontrado? Puedo decir de manera categórica que me ha gustado. Con elementos propios del cineasta (sobre todo esos primeros planos impresionantes, en los que casi siempre aparecen elementos de la naturaleza inquietantes: árboles, valles, campos..), la historia que cuenta es original y no desprovista de escenas con vocación de terror a que nos tiene acostumbrados el director de 'El sexto sentido'. Lo que interesa a M.Night Shymalan no es un terror gótico de raíces victorianas, ni tan siquiera muertos que vuelven a la vida en formas espectrales, a pesar de que ha tratados de ellos en algunas películas. Lo que le interesa es un terror subyacente, aderezado con escenas que convulsionan al espectador al tiempo que convulsionan al protagonista que asiste a ellos. Y el factor sorpresa, que siempre está presente en sus películas.
En 'La visita', se asiste a escenas inquietantes que prosperan gracias a esa impronta única que imprime el director a estas escenas terroríficas y cortas, sin aparente explicación; mezclando lo normal con lo anormal de una manera fluida. 
Reconozco que a lo largo -poco largo- de esta película siempre tuve presente esa decepción que me han producido otras por él dirigidas y escritas, que han ido de más a menos de manera estrepitosa. Por suerte, no ha sido el caso de esta película, a pesar de que hay momentos en que se desinfla un poco, si bien no de manera alarmante.
Por tanto, he de admitir que no me ha defraudado; o al menos, no lo ha hecho como las anteriores suyas, si bien vuelve a estar lejos de 'El sexto sentido'. Es entretenida, con sus momentos de terror, con sus 'repullos', con una historia que parece ir desenredándose. Con sus virtudes y sus defectos, se trata de una película que es aconsejable ver.

16 febrero 2016

GARMIN FORERUNNER 225

He vuelto a Garmin, tras la mala experiencia con Polar. El RC3GPS de la marca finesa, al final no ha cumplido el trabajo encomendado y su vida útil no ha llegado a los dos años y medio, bastante poco para un aparato de estas características. Había opción de arreglarlo, pero por un buen puñado de euros más he optado por evolucionar hacia el Garmin Forerunner 225, uno de los últimos modelos de la marca estadounidense, perteneciente a la misma familia del mítico Forer 315, que tan buenas prestaciones me ofreció.
Como decía, éste está mucho más evolucionado, nada que ver con el 315, si bien se basa en su mismo comportamiento y eficacia sobre todo con relación a los satélites: pantalla redonda, a color y más grande y una serie de innovaciones fundamentales, siendo, quizá, la principal la inclusión del pulsómetro en la muñeca, tal y como se puede apreciar en la fotografía. El mecanismo pertenece a la especializada marca MIO, utilizando dos luces led de color verde, las cuales cumplen la función de ir tomando el pulso en la muñeca, que es una forma tradicional que siempre hemos tenido de tomarlo. 



De esa manera, prescindimos de cinta en el pecho que, aunque no era demasiado farragoso dado el buen material que tenían las últimas generaciones de pulsómetros, sí que era algo farragoso y cierta molestia para el corredor. Es posible que la toma de datos del ritmo cardíaco de las cintas sea más precisa, pero eso es importante en corredores de élite profesionales, pero no tanto para, nosotros, los aficionados; no obstante, he podido acceder a gráficas comparativas entre ambos sistema de toma de datos y no hay apenas diferencia. Las líneas de medición iniciales son un poco divergentes, pero convergen hasta solaparse al poco tiempo de la medición.
Poco más puedo decir de este aparato porque me llegó ayer y aún no he rodado con él. Sin embargo, lo que he visto hasta ahora me convence y su peso, tacto y correa demuestran que es un aparato muy evolucionado. Otro aspecto que hizo aguas en el modelo POLAR que he tenido hasta ahora es el da la carga a través de mini USB. Siempre dio problemas y finalmente acabó siendo su tumba. En Garmin lo han solucionado con un dispositivo de carga tipo pinza, el cual atrapa suavemente el reloj y lo carga con rapidez, conectándolo al ordenador o bien a una toma de corriente con el consiguiente adaptador de red.
Aún no conozco el track, pero todo el mundo comenta que es uno de los más completos del mercado.
En fin, todo parece interesante y así lo atestiguan las rewiew a las que he podido acceder. Ahora tan sólo falta probarlo e ir contando.

14 febrero 2016

CINE: EL DESAFIO (THE WALK) -EEUU, 2015-

Una película dirigida por Zemmeckis siempre es una buena noticia. Además, la historia que se cuenta es de las que podríamos denominar como extraordinaria. Basada en las memorias de Phillippe Petit, el equilibrista francés que en 1974 dejó al mundo helado al atravesar en una cuerda metálica los cuarenta y siete metros que separaban las ya desaparecidas Torres Gemelas de Nueva York, a punto de inaugurarse.  
Se trata de ese tipo de películas que han de contar a lo largo de dos horas lo que se podría contar en mucho menos tiempo. Se supone que ahí radica el talento del director: acometer todo ese relleno de manera convincente. Y que no aburra. 
A mí esta película me parece fantástica en su tramo final, que coincide con la gesta nuclear del film; es más, he de admitir que esos minutos están llenos de enorme poesía, emoción, mucho vértigo y una fotografía realmente impresionante. Dicho ésto, también he de admitir que todo lo demás me interesa mucho menos, a pesar de que la historia no está mal hilvanada, sin que  se haya de  excluir algunos minutos de aburrimiento. 
Todo ese proceso de transformación de una persona que tiene un sueño no es fácil de contar, ni tan siquiera para un director veterano y consagrado como Zemmeckis. No obstante, no sale mal parado, siendo las interpretaciones medianamente convincentes, pero no rayando a gran altura. No obstante, hay que decir que el papel protagonista le va como anillo al dedo a Josep Gordon-Levitt, que me gustó mucho en la buena película 50/50, de 2011. 
Tal vez la película hubiera crecido enteros si mi admirado Ben Kingsley (uno de los mejores actores de todos los tiempos, en mi opinión), hubiera tenido más protagonismo, pero seguramente que su magnetismo ante la gran pantalla hubiera restado protagonismo a la historia y eso lo saben los directores cuando dirigen a actores de tal nivel. 
La BSO corre a cuenta de Alan Silvestri, que podría pasar por seres el compositor de cabecera de Zemmeckis y que saboreó las mieles del éxito componiendo la trilogía de Regreso al Futuro, Forrest Gump, Polar Express...Se podría decir que ha estado presente en gran parte de las películas de éxito de este director.  
En líneas generales, es una película muy recomendable, aunque tan sólo sea por esos minutos mágicos finales a los que me refería. Hubiera bastado con cuarenta minutos menos, pero no siempre el metraje de la película coincide con la opinión del director; en más ocasiones de las necesarios es el productor el que decide, sobre todo porque es el que pone los cuartos.  

17 enero 2016

CINE: LOREAK (ESPAÑA, 2014)

Loreak (Flores, en vasco), fue una de las películas revelación de 2014, pero eso no significa que pertenezca al tipo de películas pensada para todos los públicos. No en un sentido calificativo, en función de la edad, sino relacionado con la íntima sensibilidad del espectador que demanda cine. 
Porque el espectador de cine con criterio, se supone que es aquel que antes de acudir a una sala de cine o alquilar un deuvedé, sabe perfectamente qué busca, con qué se va a encontrar. A eso me refería, en esencia, cuando me refería a 'todos los públicos'.
De hecho, esta película vasca -pero sin temática vasca alguna-, cuenta una historia universal, como universales son los sentimientos y las sensaciones que en ella iremos encontrando a lo largo de sus noventa y nueve minutos de proyección.
Todo gira en esta película en torno a sentimientos encontrados, los cuales pueden ser muchos, pero que un espectador atento, a saber podrá calificar en: amor secreto e incomprendido, pérdida, expiación (como bien apuntó mi amigo Antonio J. Morales Vílchez, buen cinéfilo, que me propuso viera esta película), redención, perdón, desolación, miedo, odio, resentimiento, pérdida... Sentimientos que pueden ser tantos como escenas hay, muy propio de las historias cruzadas, en apariencia independientes, pero que acaban convergiendo y fundiéndose en una sola historia, que no es otra que la historia común del ser humano desde el principio de los tiempos. 
No sabemos qué podría estar en la cabeza de los guionistas (que son también directores) a la hora de escribir esta película. Seguramente, algo tan sencillo como las flores podrían ser la causa de tantos y tantos sentimientos atrapados. Como si se tratara de una varita mágica, ese sencillo producto que nos ha ofrecido la naturaleza, como por arte de magia, hace rebosar lo mejor que hay en todos nosotros. Con flores nacemos y con flores morimos, y entre la vida y la muerte, siempre están ahí para alegrarnos la habitación de un hospital, dar vida a un jardín mustio o expresar nuestro amor a la persona amada. Y al tiempo que ofrecen su mejor estampa cromada, acaban feneciendo en algún rincón olvidado, llevándose con su fenecimiento todo lo bueno que desplegaron. 
Todo eso trasladado al lado humano, despliega múltiples reacciones, múltiples historias. Historias que comienzan con la entrega anónima de un ramo de flores y acaban con ese mismo ramo depositado en una peligrosa curva de una carretera, de los muchos que vemos en cualquier punto de la geografía. Todo eso remueve almas y espíritus y más nos valdría tomarnos en serio el hecho de que aparezca un ramo de flores en nuestra vida. O en nuestra muerte.
Una película que hay que ver, porque no siempre aparece un producto cinematográfico que hable sencillamente de la vida y de los sentimientos, sin parapetos ni acartonamientos.  Sencillamente, loreak.      

10 enero 2016

CINE: MARTE (The Martian, Estados Unidos, 2015)

Tenía bastante interés por ver la película Marte. Hubiera estado bien haber asistido a una pantalla de cine, pero lo llevo mal, así que disfruté de la película en casa; pero eso sí, con buen sonido y buena imagen y creando el mejor de los ambientes posibles. Porque, por lo que había leído, Ridley Scott había vuelto a dirigir otra buena película, de ésas a las que nos tenía acostumbrados hace ya algunos años. ¿Y lo ha conseguido con Marte? En mi opinión sí, lo ha conseguido. 
El planteamiento de la película es muy atractivo. Me preguntaba antes de verla de si se trataría tan sólo de una historia de supervivencia, pero va más allá. Hay una historia bien trenzada y no se trata de una película que pudiéramos denominar excesivamente futurista, toda vez que ya se está trabajando en la opción de enviar naves tripuladas a Marte. Por tanto, habría que considerar esta película, basada en una novela de Andy Weir, como de gran contenido pedagógico, de algo que es posible que en menos años de los que pensamos pudiera ser realidad. 
A pesar de su largo metraje (142 minutos), asistimos a entretenimiento puro y emoción permanente desde el minuto uno, sin que haya tenido constancia que decayera la trama en ningún momento. Eso es debido a la historia, claro está: original, novedosa, no vista hasta ahora en película alguna, a pesar de las muchos trabajos con el espacio como fondo. Pero, en ocasiones ocurre que asistimos a películas con una buena historia que no llega a engancharnos, que se queda huérfana en demasiados aspectos. Quizá ahí radica la grandeza de la dirección de cine eficiente y sabía de Scott: cuidar todos los detalles, desde el protagonista principal, con un Matt Damon perfecto y unos secundarios de lujo, porque no otra cosa se puede decir de la intervención en la película de dos grandes como son Jeff Daniels y Sean Bean. En mi opinión, el trabajo de estos dos últimos ha sido un total acierto, actores de primera línea -no catalogados como secundarios- que actúan como secundarios y que, por eso, despliegan esa sensación de ser protagonistas absolutos. Esa participación me ha parecido imprescindible, increíble, deliciosa...un total acierto del director y de su equipo de casting. No obstante, para que estos secundarios de lujo puedan quedarse en su papel hay que apostar muy fuerte por el actor principal; de ahí que fuera Matt Damon el elegido, probablemente, uno de los mejores actores de su generación. Además, hay un guiño favorable a la colaboración mundial de países antagónicos: la colaboración de la agencia aeroespacial china, al contar con un dispositivo más avanzado que haga posible que la nave HERMES regrese al planeta rojo en menor tiempo. La frase del director de la agencia china, apostando por un acuerdo entre agencias mundiales, suena a emocionante.
Otro elemento a mi modo de ver fundamental ha sido la BSO. A mí me ha parecido genial. El haber apostado por el compositor británico Harry Gregson-Williams -que ya nos deleitó con la Saga Narnia y Bridget Jones, entre otras muchas-, demuestra hasta qué punto se han cuidado todos los detalles, como decía. Una BSO que integra temas discoteros de los ochenta, aspecto que a mí me ha parecido muy acertado. 
Elemento fundamental en este tipo de películas es la credibilidad de lo que cuenta, sobre todo en este tipo de tramas. En ese aspecto, pocas películas del género he visto tan creíbles y trabajadas. No se deja tampoco al socaire el lado humano de la historia, que en ocasiones se pierde ante el interés que muestran algunos directores por mostrar efectos especiales en demasía. En 'Marte', todo parece bien medido y ponderado. Y aunque quizá no se convierta en una obra maestra -el tiempo lo dirá-, sí ha marcará un antes y un después de las muchas películas que seguramente nos esperarán con el planeta rojo de fondo, ahora que ya parece descartada la luna por parte de las grandes agencias aeroespaciales.   

04 enero 2016

CINE: ENTERRANDO A LA EX (ESTADOS UNIDOS, 2014)

Está meridianamente claro que el director de esta película 'Burying the ex", Joe Dante, no es el mismo que nos deleitó en los 80 con Gremlins o Alaridos, entre otras. Su capacidad de dirigir buenas películas parece que ha ido de más a menos. Y ésta, quizá, sea un ejemplo de ello. Si no supiéramos quién es el director podríamos perfectamente darla por válida. A fin de cuentas no se trata de otra cosa que de una comedia negra, una comedia de zombis, válida para pasar un buen rato, pero poco más. Ahora bien, conociendo la capacidad que tuvo Dante de sorprendernos y emocionarnos con Gremlins, uno de los iconos cinematográficos de los ochenta, nos sabe a poco. Pareciera que el buen director tuviera más interés por cubrir su cuota cinematográfica, bastante amplía, y no por dirigir un producto de calidad. 
Porque el argumento (con independencia de que hubiera seguido la línea de la comedia), daba para mucho más. Es más, momentos hay en la película que así lo pensara. Pero esos momentos se rompen casi de inmediato y dan relevo a toda una torticería cinematográfica casi ridícula. De ahí, que me haya quedado un sabor agridulce al terminar de ver esta película de 2014. Más que nada por esos momentos mínimos brillantes. Estoy convencido que el mejor Dante hubiera podido haber hecho un buen producto si se lo hubiera propuesto. 
Dicho esto, hay que decir que en líneas generales la película se deja ver. Eso sí, si lo que pretendemos es divertirnos un rato. Pero si pretendemos también añadir calidad, mucho me temo que esa pretensión jamás llegará, sencillamente porque no la hay. Ni tan siquiera es factible salvar interpretación alguna, que eso salva a algunas películas, pero lamentablemente no a ésta.  

01 enero 2016

CINE: LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS (NUEVA ZELANDA, 2014)

Cuando uno cree que ya ha visto casi todo en cine, llega esta película de humor negro neozelandesa, grabada en falso documental. Con su pizca desagradable como tiene que ser para el género que trata, pero sobre todo humor fresco, abierto e inteligente. Un descubrimiento, un regalo para el intelecto y el sentido del humor en este comienzo de año. Habrá que buscar más cosas de estos directores y guionistas del país oceánico.  
Escrita, dirigida e interpretada con un gran sentido irónico, nos adentra en la convivencia de cuatro vampiros de diferentes épocas. Podría pasar por ser un piso compartido de estudiantes o trabajadores de los muchos que hay por todas partes -que comparten además de gastos, problemas domésticos como a quién le toca lavar los platos-, si bien en esta ocasión nos hemos de trasladar a Wellington, capital de Nueva Zelanda. 
La vida normal de este grupo nos recuerda en parte a aquella mítica Familia Adams, que tanto nos divertía, pero aquí hay añadidos fundamentales, al ser mucho más gamberra, picante, irónica y, en definitiva, mucho más inteligente y divertida. Seguramente mucho hubieran querido los adinerados productores de Hollywood haber encontrado esta 'perita en dulce', esta pequeña joya que nace ya como comedia negra de culto, algo muy similar a lo que ya ocurrió con la saga de la Familia Adams y, sobre todo la afamada británica 'Zombies Party' de 2014 con esa pareja ya mítica también integrada por Simon Peeg y Nick Frost, que siguen haciendo cosas muy interesantes, incluso, por separado (de hecho, fundamental el papel de Simon Peeg en la última entrega de Misión Imposible). 
Pero volviendo a esta peli neozelandesa. Me vanaglorio de haber visto mucho cine (eso no quiere decir que sepa de qué hablo) y he de decir que ha sido una grata sorpresa haber descubierto esta joya que viene de las antípodas y que hará las delicias tanto de los amantes del género 'vampirozombismolicantropismo', como de quien guste disfrutar con el buen humor dosificado en pequeños tarros repletos de esencias irónicas e inteligentes. Como suelo decir, nadie debería perdérsela si quiere experimentas un cine distinto y muy, muy divertido y, ya digo y repito hasta la saciedad, irónico e inteligente.                    

13 diciembre 2015

ACERCA DE LA UTILIZACIÓN DE LAS PALABRAS EN LAS REDES SOCIALES (UNA REFLEXIÓN A VUELAPLUMA)

Es muy importante cómo se dicen las cosas, pero mucho más cómo se escriben. Principalmente en este momento histórico en el que las redes sociales protagonizan a diario nuestras vidas (en muchos casos con más protagonismo aún que en la vida real). He conocido casos de gente que ha querido comentar algo en un blog, en Twitter o en Facebook, y le ha salido completamente lo contrario de lo que quería decir. Una coma mal puesta, una interjección a destiempo, un adjetivo mal empleado, una preposición que sobra, un verbo mal conjugado, un artículo que falta...en fin, que es tremendamente peligroso esto de juntar palabras, sobre todo si se hace con la premura y precipitación que imponen las redes.
Y lo digo porque hay mucha gente que es crítica en éstas con colectivos, situaciones sociales políticas o económicas o culturales, crítica con un sin fin de cosas (y yo me cuento entre ellos), pero en más ocasiones de las normales se hace una mala utilización de la crítica, ya que ésta jamás debe ser personal, pero sí es lícito criticar a colectivos, sin individualizar. Yo lo hago con frecuencia. Si digo, como hace poco, que 'los políticos lo enmierdan todo', me refiero al colectivo, pero en absoluto a ningún político en concreto; o al menos, a ninguno en concreto que conozca o que, incluso sea amigo o conocido. Defiendo que se pueda criticar al colectivo y personaje, pero no a la persona, sobre todo cuando se trata de personajes con cargos muy importantes y mediáticos (por ejemplo, un presidente de un gobierno de un país). En en ese sentido, recuerdo cuando yo era un modesto concejal de cultura de un modesto pueblo (Pinos Puente) y cada dos por tres le leía a Pérez Reverte que los concejales de cultura eran unos analfabetos. No sólo lo compartía, sino que me reía con esas ocurrencias, porque sabía que en el colectivo había muchos que respondían a ese calificativo, pero jamás me daba por aludido. Distinto hubiera sido que Pérez Reverte hubiera dicho 'José Antonio Flores Vera, Concejal de Cultura de Pinos Puente es un analfabeto'.  Llevo muchos años escribiendo en prensa y sé lo que me digo; he publicado y sé lo que me digo. Creo saber dónde está la frontera de la crítica personal y de la crítica general. 
Me ocurre igual con otros colectivos a los que critico ferozmente porque soy defensor de los animales. Dos ejemplos: los toreros y los cazadores. Por suerte, no tengo ningún amigo torero, pero sí muchos conocidos y es posible que amigos que le gustan las corridas de toros. Ese dato no me frena para criticar esta práctica e, incluso, podré decir cosas no agradables de los seguidores de esta barbaridad. Podré criticar esa afición parcial, pero jamás menospreciaré a nadie en concreto. Parecido ocurre con los cazadores, algunos de los cuales conozco. 
Porque resulta que en este mundo asimétrico y tan dimensional, nadie es nada en concreto, sino muchas cosas buenas y malas al mismo tiempo; y esas cosas buenas y malas, no lo serán para todo el mundo por igual. De ahí que jamás haya apostado por la inmovilidad de ideas u opiniones. Todo es cambiante. Lo que hoy es negro, mañana es blanco. Para ejemplo yo mismo, que es el caso más cercano que conozco. Ahora soy vegetariano y no comparto -y tampoco comprendo ya- que la gente coma carne, pero no puedo obviar que hasta hace siete meses yo mismo era carnívoro, pero eso sí, siempre comprendí y acepte las críticas de los vegetarianos a quienes comíamos carnes.
En ese sentido, leí hace tiempo un opúsculo escrito por Mao Zedong, el famoso dirigente chino. Se llamaba 'Las contradicciones' y hacía alusión a cómo hay personas con las que coincidimos en muchas cosas y con las que no coincidimos en otras muchas. De hecho, escribí un artículo en Ideal sobre este asunto (artículo que está incluido en el libro de próxima aparición 'Opiniones intempestivas' -aprovecho para hacerme publicidad-). Y es sorprendente que podamos coincidir con un mismo individuo, que es nuestro amigo, en muchas cosas y ser totalmente contrarios en otras. Igual ocurre con los miembros de tu propia familia.     
Amigos y amigas, todo es muy complejo y muy dinámico en este mundo que nos ha tocado vivir. Y si ya era complejo en la realidad física, la realidad virtual ha incrementado aún más esa complejidad.           

06 diciembre 2015

LIBRO: LAS FUENTES DEL ALMA ( Bohodón Ediciones). Autor: Pedro Ruiz-Cabello Fernández.

Libro: Las fuentes del alma.
Editorial: Bohodón
Páginas: 272
1ª Edición: 2014 
Autor: Pedro Ruiz-Cabello Fernández




   La novela que reseño, de un autor granadino, atarfeño para más señas,  'Las fuentes del alma', es un ejercicio novelado de la memoria. De esa memoria que todos guardamos más o menos solapada en algún pliegue de nuestra mente. Un ajuste de cuentas con el tiempo que un día vivimos y que no podemos ni queremos olvidar. Y, como bien dice el autor, en el último capítulo, contar es la mejor manera de recordar.
    Recordar para que nada se quede en el olvido, porque todo lo que somos es gracias a lo que fuimos y a lo que se quedó grabado en algún momento de nuestra memoria, sobre todo, en esa memoria del paso de la infancia a la pubertad, que son los años en los que se sumerge el autor, para contar, lo que va descubriendo ese niño -que todos aún llevamos dentro- de los adultos y de sí mismo, a través de la plácida y cómoda vida arropado entre sus amigos en esa plaza de la iglesia que tanto se invoca, que no es otra que la plaza de la iglesia en la que todos nosotros hemos despertado al mundo en compañía de nuestros compañeros de juegos, aquéllos con los que nos sentíamos los seres más fuertes y poderosos del mundo y en compañía de los cuales íbamos despertando a los misterios que nos iba ofreciendo cada día la vida. 
   El autor juega con la memoria, creando un mundo real e imaginado, sin que sea posible conocer hasta dónde llegar la realidad y hasta dónde la imaginación. Porque de eso se nutre la buena literatura. Tal y como el mismo autor desgrana en ese preclaro capítulo último, que, a mi parecer, hace la función de epílogo, 'la labor del novelista no es otra que introducir cambios en los materiales que maneja...", una afirmación que debemos compartir todos los que nos dedicamos de vez en cuando a crear historias. La realidad en la literatura se convierte en ficción gracias a que aderezamos aquélla con las imposturas de nuestra memoria o de nuestra imaginación. 
  Lo que describe el autor en esta novela, a quien esto suscribe le coge cercano, porque cercanos son los pueblos en los que ambos hemos desarrollado nuestra infancia y similares han sido los años en los que ésta ha transcurrido. Ese sentimiento compartido por la vega y la estructura rural y agrícola de nuestros pueblos nos ha dejado un material en la memoria, que Ruiz-Cabello Fernández desgrana con la precisión de un cirujano de las palabras, usando todo un torrente de términos, adjetivos, sensaciones y sentimientos transmutados a lenguaje literario con un poso muy poético. 
   Desde luego, todos deberíamos hacer ese ajuste con la memoria para seguir viviendo; pero sobre todo, para ''regresar a las verdaderas fuentes que sustentan mi alma,, a los sentimientos profundos que en ella hay albergados..', tal y como nos indica el autor en las últimas líneas de la novela. 
   Como decía más arriba, la visión de ese niño, -de esos niños-, que va despertando a la vida real, se asombra con lo que observa y ve en la vida de los adultos que le rodean, ya sean sus propios padres o vecinos y conocidos del pueblo. Un pueblo que el lector que conozca la zona puede identificar perfectamente, a pesar de que en ningún momento se alude a su nombre, que es quizá una opción que ha elegido el autor con el fin de que sean las palabras, los sentimientos y las descripciones las que lo retraten en la mente del lector, más que el nombre del lugar en sí. 
    Una novela densa, que se necesita leer con concentración, porque en cada palabra, en cada adjetivo, en cada descripción, hay un nuevo argumento que se entrecruza con otros. Una novela literaria, si se me permite el concepto; una novela seria que consigue arrastrarte al terreno y al tiempo que el autor describe; una novela que a pesar de ser grave, seria y concienzuda, es amena. Y eso es así, porque hay historias entrecruzadas y eso provoca en el lector la necesidad de seguir leyendo para conocer la conclusión de todo lo que se comienza a narrar de manera independiente, pero al mismo tiempo conectado, a lo largo de los veintiún capítulos. 
   Por tanto, el lector encontrará en esta novela una obra que le conectará con la buena literatura, una novela imprescindible de escribir para todo escritor que se precie y de leer para todo lector que así se considere. Porque la memoria es la verdadera fuente de la literatura, la verdadera fuente del alma.     

                                                              
                                                                        José Antonio Flores Vera


16 noviembre 2015

CINE: PIXELS (USA, 2015)


La peli Pixels, está muy cerca de ser una frikada, pero finalmente no se atreve a serlo. Para ello, hay que viajar con más bagaje y cosas que impresionen al espectador. Ahora bien, hablamos de una película que seguramente no pretende formar parte de ese selectivo grupo de películas, por lo general mal valoradas por la crítica, aunque muy divertidas. Aunque va de frikis. 

Y es que Pixels intenta recrear, homenajear y parodiar esas excelentes películas ochenteras con trasfondo extraterreste. De hecho, los primeros fotogramas ya nos recuerdan a los chavales que llevan 'en volandas', nunca mejor dicho, a ese bicho inteligente, feo y adorable que además de saber decir 'mi casa' tiene poderes extraordinarios. Pero, además, también se homenajea a esos meritorios juegos comecocos que había en todas las salas de juegos de los años 80 que se preciaran. Juegos que comparados con los actuales sería como equiparar una gallina a una jirafa, pero que eran deliciosos, ingeniosos, tremendamente entretenidos y con las dosis muy justas o carentes de violencia, todo lo más un bicho pixelado que intenta comerse todos los cocos que van apareciendo por la pantalla o un gorila cabreado lanzando toneles. Eso era delicioso, pero ahora ningún chaval que ya haya probado la play -o sea ninguno- daría un euro por ellos. Una pena la deriva que lleva la sociedad. 
Pero todo eso se magnifica en la película y de qué forma. Y como trasfondo esos niños jugadores campeones mundiales que ya crecidos tienen que jugar su última y definitiva partida. 
No soy muy de Adam Sandler o Kevin James, pero les va el papel que les ofrecen. De lejos hubiera preferido a un Zach Galifianakis (trilogía Resacón) o a un Jonah Hill (dedicado últimamente a pelis serias -Una historia real-), pero hay que admitir que son ideales en sus papeles. Gratamente sorprendido por la aparición de Peter Dinklage (el nomo de Juego de Tronos), excelente actor, pero que, no sé, se veía que no entraba (¡vaya paradoja!) en el papel friki que le asignan. Está hecho para papeles de más importancia, no me cabe duda. 
Por lo demás, todo divertido, si bien, hay que significar dos partes diferenciadas. Una primera con un buen desarrollo de la trama; y una final algo vulgar, como si ya lo hubiéramos visto en cientos de películas. No obstante hay que alabar los magníficos efectos especiales, el estupendo sonido y los muchas situaciones desternillantes. En mi opinión, debía haber sido mejor puntuada a como lo ha sido en páginas especializadas de cine, caso de la fenomenal Filmaffinity, pero es cuestión de gustos, claro está.  Si la ves, pasarás un buen rato.  

14 noviembre 2015

ES HORA DE QUE EUROPA Y OCCIDENTE DESPIERTEN

Tras los atentados de París en la noche del 13-N, el autodenominado estado islámico reivindica no ya estos atentados sino una supuesta declaración de guerra. En términos de Derecho Internacional si un estado le declara la guerra a otro, podríamos estar refiriéndonos al inicio de una guerra a gran escala; y sería ahora el momento de preguntarse qué es el denominado -o autodenominado- Estado Islámico (lo pongo con mayúsculas, aunque no debiera por lo que ahora explicaré). De acuerdo con la teoría política y del estado, un estado para considerarse como tal debe de contar con tres ingredientes: territorio, población y organización. Por tanto, no es posible hablar aquí de un estado propiamente dicho, como lo es, por ejemplo, Francia. En todo caso, se podría estar hablando de un propósito de futuro. Y si ese propósito futuro se cumpliera, estaríamos refiriéndonos a un estado terrorista. Por tanto, aquí de lo que se trata no es de otra cosa que de terrorismo en estado puro perpetrado por individuos radicales que, obviamente, cuenta con apoyos importantes.
No sé -porque no soy un experto en el tema- si el desencadenaNte de todo esto fue la invasión de Irak, pero lo que si está claro es que desde ese momento ha habido atentados en Nueva York, España, Londres y, ahora París. Y no serán los últimos, en mi opinión. Estados Unidos, con el apoyo logístico de Gran Bretaña y un puñado de países menores más y el ridículo apoyo moral del monigote que en ese momento nos gobernaba, la cagó de manera estrepitosa eliminado a un dictadorzuelo que tenía una única virtud: controlar el radicalismo islámico. No lo hacía por complacer a Occidente, nada de eso, sino por seguir siendo el hombre fuerte del Partido Baaz Árabe Socialista, que era el partido único que gobernaba Irak. Sadam Husein, de esa manera controlaba el empuje islámico, igual que lo hacían otros, como es el caso de Mubarak en Egipto. Desaparecidos éstos, todo ese control ya parece inexistente.
Sin embargo, en un asunto tan complejo, ese no fue el único desencadenante importante. Lo es también el enorme error que están cometiendo los países occidentales; y ese error no es otro que la pusilanimidad con que se están afrontando por parte de los países europeos y el resto de los occidentales todo este asunto. Muchas voces expertas llevan tiempo advirtiendo que la política de apertura de puertas de manera tan espléndida al Islam es suicida. Y los hechos lo demuestran, porque las grandes masacres perpetradas en países occidentales desde el año 2001 hasta nuestros días las llevan a cabo fanáticos musulmanes asentados en nuestros países que, además, entran y salen de nuestros países como les sale de sus gónadas, sin control alguno. Gente que crece al amparo de nuestro sistema, pero que al mismo tiempo odian a muerte al sistema en sí. ¿Guerras de religión? No lo creo. Éstas ya tuvieron su momento. De lo que se trata ahora es de otra cosa, que deberán analizar los expertos.
Ocurre que en nuestros países lo políticamente correcto impide ver las cosas con objetividad. Pero yo me mojaré sin problema alguno: discrepo rotundamente de las políticas de puertas abiertas llevadas a cabo por los países europeos en cuanto a la recepción de población musulmana. Básicamente por un aspecto que, desde nuestras democracias no vemos pero que los musulmanes en su inmensa mayoría si advierten: la exclusión y la eliminación. Los países demócratas, alejados de tabús religiosos y fomentados en la igualdad, no entienden que nadie deba ser excluido por cuestiones de religión, sexo, opinión o ideología. En esos valores se fomenta la democracia. Sin embargo, una gran mayoría de población musulmana que vive entre nosotros en Europa no lo ve así. Consideran como válido seguir viviendo en y de nuestro sistema -principalmente por los activos económicos y sociales- pero al mismo tiempo no desean desprenderse de sus creencias, las cuales son totalmente contrarias a las que inspiran nuestras democracias. Ese es el verdadero problema. No ignoro que cada vez son más los musulmanes que valoran vivir en democracia y se alejan de sus creencias medievales, pero me temo que la mayoría no ha dado, y lo que es peor, no va a dar ese paso jamás. Y de ahí a la radicalización sólo hay un paso.
Europa, principalmente, debe de abrir los ojos a lo que se avecina. Se están dando muchas facilidades al terror. Porque de no existir estas políticas tan expansivas sería muy difícil que nadie de fuera -que no sea un estado organizado- pueda entrar en la cocina de nuestras propias casas y cargarse a quien les de la gana con subfusil o bombas en manos, mientras gritan eso de que: Alá es grande... Porque, cómo le explicas a las familias de las víctimas de Nueva York, Londres, Madrid o París que lo que están pretendiendo los países europeos es utilizar el Estado de Derecho y la democracia mientras que salvajes fanáticos y medievales que viven entre nosotros aprovechándose de nuestro sistema social y democrático, nos matan como a cucarachas y, lo que es aún peor, nos meten el miedo en el cuerpo hasta el punto que supone un riesgo sentarse a tomar una cerveza en una terraza de cualquier país europeo o asistir a un concierto en una sala de fiestas.
A ver si despiertan de una puta vez los líderes europeos y occidentales y comprenden lo que ya se nos ha venido encima.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...