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26 agosto 2012

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE LA POLÍTICA

Se me ha ocurrido dar como título a esta entrada un parafraseo de aquella excelente novela del escritor checo, Milan Kundera, con la idea de hacer ver hasta qué punto la política se está convirtiendo en algo insoportable -mucho más que nunca- y leve en su argumentario. 
Y, pensaba en ello, cuando el otro día fue miembro de una tertulia improvisada a pie de calle en mi pueblo, tras completar la ruta de 19 kilómetros a la que me refería en la anterior entrada. En esa tertulia participaban dos destacados miembros de la política local y viejos conocidos, con adscripciones políticas totalmente dispares. Pero lo curioso, es que había un total acuerdo en el argumentario de cada uno de nosotros en todos los temas que íbamos repasando (inmigración, prebendas políticas, crisis, desempleo, monarquía...), a pesar de haber representado en el pasado a opciones políticas totalmente opuestas en el Ayuntamiento de la localidad. Además, todos expusimos nuestra defraudación política actual y lo poco que ya nos interesaba lo que en otro tiempo formaba parte de nuestra existencia. 
Ocurre que la política, o los temas políticos, a estas alturas de nuestra mal llamada democracia ya se ha alejado definitivamente del pueblo -si es que alguna vez ha estado cerca-  y pertenece cada vez más a los intereses de los grandes partidos, que comulgan con una ideología cada vez más al servicio de intereses económicos y mediáticos. Y eso hace que los asuntos políticos cada vez sean más leves e insignificantes al haber perdido ya los partidos su verdadera esencia ideológica.  
Que los miembros de esa improvisada tertulia coincidieran en asuntos básicos no es más que un síntoma del enorme e irreversible divorcio que hay entre el pueblo y los políticos profesionales que, conscientes de su misión, no disimulan ante el cambio de rumbo que imprimen cada día a sus principios básicos que llegaron a prometer, incluso, en campañas electorales y programas recientes. 
De lo contrario, muy mal se puede comprender la deriva del PP -por ejemplo-, en asuntos relacionados con el terrorismo, salvaje subida de impuestos -incluso los directos-, la reducción de las retribuciones de los empleados públicos, aspectos éstos en los que han desarrollado, no ha mucho tiempo atrás, unas políticas completamente contrarias a las actuales (meses antes, el propio PSOE introdujo políticas más propias de la derecha, ajenas a su teórico credo político), traicionando de esta forma a sus votantes. Esa forma de actuar de los políticos en la alta política actual supone una nueva etapa hasta ahora desconocida, que consiste en olvidarse de todo credo político, olvidarse de votantes, simpatizantes e, incluso, afiliados si la ocasión lo requiere. No se trata de lo que conocíamos hasta ahora, es decir, incumplir promesas o programas, que es algo a lo que los ciudadanos ya estábamos acostumbrados. Se trata de un nuevo pragmatismo ajeno a ideologías y que pende de otros criterios inquietantes y hasta ahora desconocidos. 
Esos nuevos criterios pueden responder a diversas causas que, lógicamente, no nos van a explicar a los ciudadanos, pero posiblemente tengan mucho que vez con el obligatorio rescate de España a principios de otoño, del que la propia clase política y sus privilegios puede salir esquilmada. 


Es algo muy complejo -y que sólo intuyo- pero habrá muchas sorpresas en los próximos meses, ya que la capa de poder de los políticos españoles se verá superada por la de los de la Unión Europea -esos inquietantes 'hombres de negro'-. Habrá que estar atentos en los próximos meses.     

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...