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07 marzo 2013

YA HAY DIAGNÓSTICO

Ya hay diagnóstico de la nueva lesión. 
En puridad, no se puede considerar una lesión como concepto amplio y concluyente sino una lesión pequeña, tal y como vaticinaba. 
Una lesión importante se aprecia enseguida, tanto interna como externamente; te deja tirado en cualquier camino, carretera o calle; es tan cobarde, que ni tan siquiera te mira a los ojos y jamás avisa, a no ser que tengas ya bastante desarrollado eo 'oído' para 'escuchar'. 
En mi caso, esta última lesión fue generosa y me miró a lo ojos, algo similar a esa pequeña avería que a veces tenemos con los vehículos: no nos deja tirados, como sí suele ocurrir con las averías de más calado. Algo similar ocurre con las lesiones. 
Cuando el traumatólogo palpó el gemelo, casi inmediatamente diagnosticó que se trataba de un pequeño desgarro en el gemelo interno, quitando importancia a que hubiera algo de más calado. Era algo que yo ya casi sabía, pero desde siempre he procurado no adelantarme al diagnóstico de un médico, que eso denota prepotencia. 
Incluso conocía la causa de la lesión, que resultó ser la misma que me comentó el doctor: ¿has salido a correr sin calentar?, me preguntó. Sí, le contesté lacónico; y luego añadí -por decir algo, supongo-: jamás aprendemos. 
'Estas lesiones pueden venir tanto cuando sobreexplotamos el músculo como cuando ocurre lo contrario y forzamos sin calentar', me dijo. Y, efectivamente, cuando salí a correr -pensando que con dos semanas de inactividad la musculatura estaría descansada- ni tan siquiera se me ocurrió calentar. Activé el GPS y me lancé a correr y el día era muy frío. Por tanto, suspenso; ¡que digo, suspenso! muy deficiente, porque esas cosas no deberían ocurrir a quien ya lleva unos cuantos años corriendo. 
En otra cosa que acerté fue en el tratamiento poslesión: tres días de crioterapia, Traumeel desde el siguiente día y calor a partir del cuarto día. Y sobre todo, inactividad, que es la mejor aliada para estos casos. No obstante, me hará una ecografía (si la autoriza el seguro de la Federación) en la zona del gemelo para comprobar el aspecto de la rotura fibrilar, si bien el dolor ya prácticamente me ha desaparecido cuando camino. Acudiré a una sesión de fisioterapia cuando acabe de cerrar por completo la rotura fibrilar, porque no conviene que las fibras rotas se engarcen con las regeneradas.  
Por lo pronto, seguiré haciéndome de aparatos para el mayor cuidado domiciliario. Lo pronto será la adquisición de una lámpara de infrarrojos portátil, que me ayudará a la recuperación en futuras roturas fibrilares.                 

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