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21 julio 2012

SIENTO DECIRLO, PERO ESTO SE HUNDE


Yo sé que por estas fechas, esto lo estamos leyendo cuatro gatos, pero no encuentro mejor forma que ahuyentar algo mis temores por la situación económica que atravesamos que escribiéndolo. Amigos y amigas, siento decirlo, pero el batacazo que nos vamos a dar como país y como ciudadanos va a ser tremendo. Mucho mayor que el que ya se dieron los ciudadanos griegos, irlandeses y portugueses; sencillamente por unos cuantos motivos: 1. No son países tan grandes y, por tanto, sus economías es menos compleja y, además, no tienen tanto desempleo; 2. No tuvieron esas cosas al servicio de los políticos y sindicalistas llamadas cajas en la que se refugiaban Alí Babá y sus cuarenta ladrones y que ahora se ha demostrado que en absoluto era una cueva; 3. Aunque España ya lleva tiempo necesitando un rescate, al ser una economía tan enorme -la cuarta de Europa y la duodécima del mundo-, no hay dinero para rescatarla completamente, ya que se estima que podría necesitar entre doscientos mil millones de euros y quinientos mil millones -lo escribo en letra, porque en número no sé hacerlo-. Pensemos que España tiene una deuda de novecientos y pico mil millones de euros, como principal, cantidad que ya ha generado una cifra de treinta mil millones de euros (es decir, los intereses ya superan con creces al presupuesto anual del Estado), que sigue aumentando en la misma medida que cada vez los mercados exigen más intereses para comprar nuestra deuda; 4. Está el asunto de las autonomías, fuertemente endeudadas, en una proporción mayor al propio Gobierno Central. Una de ellas -Valencia- ya ha pedido formalmente el rescate y otra -Cataluña- ya lo ha anunciado. Imaginemos la cara que pondrán los mercados cuando sepan -que ya lo saben- que nuestro Estado, que ha de ser rescatado, tiene a su vez que rescatar a autonomías, sin contar el asunto de los Ayuntamientos, que técnicamente ya han sido rescatado con el fondo de pago a proveedores.  Y, hablando de ayuntamientos, no olvidemos el fuerte endeudamiento de estos. Nada más que Jérez de la Frontera, que cuenta con algo más de 200.000 habitantes, debe mil millones de euros y ya ha despedido a más de 300 EEPP; 5. España no genera empleo; todo lo contrario, lo destruye a marchas forzadas. Además, en el conjunto de las AAPP sobran aproximadamente 500.000 personas. La gran mayoría son empleados "intrusos" (sugiero leer mi artículo publicado en Ideal hace unos días "El intrusismo en la función pública"), contratados por el poder de los partidos como sistema clientelar y para evitar los controles administrativos y financieros que sí se garantizan con los funcionarios de oposición.
En fin que la situación es tan alarmante, que las palabras ya dificilmente pueden plasmar una situación tan dramática. Es más, en mi opinión inexperta, España tiene los días contados en la Unión Monetaria (y si no ha sido expulsada ya es porque no interesa a la economía alemana). Y, realmente, no sé que es peor, ya que volver a nuestra añorada peseta, podría ser una solución romántica o sentimental, vale, y dependeríamos de nuestro Banco de España, que tampoco es ninguna garantía visto lo visto, pero económicamente sería un desastre aún mayor, ya que toda nuestra deuda tendríamos que devolverla en euros, como ya se ha apresurado a decir la madrina europea. 
El problema es que este país ha estado -y está- lleno de golfos y golfas -siempre hay excepciones, claro-, que han gobernado los gobiernos, las instituciones, los bancos y cajas y las grandes corporaciones con el culo; que han gobernado esos miniestados en que se han convertido las CCAA como les ha dado realmente la gana (hablaremos de eso en otra entrada) y que han gobernado los ayuntamientos de manera megalómana más que responsable. En definitiva, que los padres y madres de la patria han hundido el país y que, para colmo, nunca se debió entrar en el euro porque el sistema de moneda única era el dictado por los mercados como ahora se demuestra; además, a ello se une que en España, por lo general, somos una ciudadanía dormida y complaciente y que durante muchos años nos han hecho creer que eramos los amos del universo, como aquel Sherman Mcoy de mítica novela de Tom Wolfe. 
En definitiva, que estamos en el fango y nadie nos echa una cuerda. Y quien puede hacerlo -el Banco Central Europeo- lleva ya tiempo mirando hacia otro lado ¿Que esperábamos de una institución económica que dirige el italiano, Mario Draghi, uno de los responsables de la crisis mundial? 
Sólo espero que nos confirmen que hay vida en Marte.   

21 mayo 2012

CRISIS GRIEGA, CRISIS ESPAÑOLA








Hace algo más de un año leí con interés un reportaje sobre los efectos de la crisis en la población griega. En ese reportaje la información se centraba, básicamente, en los ciudadanos, sus grandes víctimas. El periodista entrevistaba a personas normales para que de primera mano fueran explicando cómo les estaba afectando la crisis y los recortes. En aquel momento Grecia no había sido intervenida por segunda vez aún, pero estaba a punto de recibir una segunda suma millonaria de la Unión Europea a cambio, claro está, de un fuerte interés que redundaría en más sacrificios y más recortes y, por lo tanto, mayor emprobrecimiento.
Entre los ciudadanos entrevistados había de todo: obreros no especializados, maestros, estudiantes, funcionarios, catedráticos de universidad, médicos, comerciantes...en fin, gente del pueblo y uno leía con mucha inquietud cómo todos, de manera unánime, advertían de la difícil situación por la atravesaban y cómo les costaba acostumbrarse al cada vez más bajo nivel de vida que les imponían sus dirigentes (en realidad, los dirigentes alemanes, dijo alguno). De entre todas las entrevistas, una me impactó. Se trataba de una veterana maestra de escuela y al saber que el periodista era español le vino a decir más o menos: "ustedes no saben a qué están expuestos. Comienzan con pequeños recortes y un buen día comprueban que tienen que pagar una fuerte cantidad por aquel medicamento por el que apenas pagaban; que la cesta de la compra cada vez es más escasa y que a tu alrededor no ves más que despidos y caras de desesperación. Cuando te quieras dar cuenta, tu sueldo apenas llegará para atender más que las necesidades básicas si es que lo conservas...no sabe lo que les espera". Esa entrevista lleva tiempo danzando por mi cabeza y no deja de rebotar cada vez con más fuerza porque todo lo que dijo aquella maestra parecía un claro vaticinio de lo que estamos viviendo ahora en España: la bajada de sueldos, el copago de medicinas, el cierre de comercios, la pérdida de trabajo de amigos y familiares que creíamos sólidamente implantados en sus puestos de trabajo, el despido de empleados públicos. Todo un calco. 
Nuestros inútiles políticos nos tranquilizan, pero sabemos que se trata de una mentira más de las muchas que se inventan a diario para sobrevivir a sus altos privilegios, para escapar de la quema. Pero para colmo en España, las cosas pueden ser aún peores que en Grecia porque contamos con actores y elementos que se convierten en un problema añadido: contamos con unas autonomías que se comportan como mini Estados y gastan sin control, contamos con un sistema bancario con un valor real ficticio por mor de la fiebre del ladrillo y que de caer el desastre financiero sería casi apocalíptico ya que de este sistema penden muchas familias que tienen en él sus ahorros o inversiones, muchas empresas que se sostienen aún por sus créditos e, incluso, lo que es peor, la alta deuda que arrastran con él todas las administraciones públicas y partidos políticos (y de ahí la alta inyección de dinero público, a pesar de la falta de liquidez); contamos, además, con una de las deudas públicas más alta de la zona euro (en las estadística aparecen países con más deuda global que la nuestra, pero su deuda verdaderamente pública es menor o bien pagan intereses menores por ella) y lo que es peor, contamos con una clase dirigente que está dando claras muestras de no querer renunciar a sus privilegios y prebendas, hasta el punto que vamos camino de la degradación política acaecida en Italia y Grecia. En ese sentido, el periódico El Mundo publica hoy que los Alcaldes prefieren arreglar sus cuentas municipales subiendo impuestos y tasas antes que recortar en altos cargos y asesores ¿No es esa una clara muestra de no querer renunciar a sus privilegios? Otro escandaloso ejemplo es el del Congreso de los Diputados que lejos de eliminar prebendas de sus señorías acaba de pagar una factura de más de medio millón de euros para limpiar las alfombras de su palacio demostrando estar muy lejos de la realidad de este país, a pesar de que son nuestros legisladores (da miedo pensarlo); o el caso de la Junta de Andalucía, que acaba de anunciar la rebaja del sueldo de casi 250.000 empleados públicos (se calcula que una media de 3.000 € anuales) sin que toquen ni un céntimo de los emolumentos de sus diputados autonómicos. Es más, Izquierda Unida suspira por elevar el número de diputados autonómicos sin que exista una rebaja proporcional de sueldos y dietas ¿Más aborregados diputados autonómicos? ¿Para qué? 
El objeto de este despilfarro de todos los gobiernos de nuestro país no es otro que mantenerse a flote y salvar sus privilegios a sabiendas que el resto de la sociedad se hunde. En realidad, se sienten superiores y en su arrogancia están convencidos que son unos elegidos.
En ese sentido, los síntomas son evidentes y no es nada nuevo. Cuando un país penetra en una crisis estructural, siempre quedan a flote dos sectores: el sector dirigente y el gran capital. Los primeros, acentúan su protección con normas protectoras; los segundos, por razones obvias no perciben la crisis porque gozan de unos privilegios derivados de su propio capital y están al margen del sistema productivo y fiscal del país gracias a los paraísos fiscales y la proyección internacional de sus fortunas. Por tanto, siempre es la clase media la que acaba pagando la crisis porque se trata de la más numerosa y la más controlada fiscalmente a través de su sueldo y sus escasos beneficios empresariales o comerciales. Es lo que está ocurriendo ahora en España; o mejor dicho, lo que está comenzando a ocurrir, algo que ya se está empezando a hacer evidente con la brutal bajada de sueldo de empleados públicos y algunos despidos (en el asunto de los despidos, dedicaré otra entrada a analizar el cómo y el por qué se intenta confundir empleados contratados por las administraciones públicas con empleados públicos que acceden a su puesto de trabajo de acuerdo con las garantías constitucionales). Los síntomas son cada vez más parecidos a los que ya sufren los ciudadanos griegos y los ciudadanos portugueses. Esta escalada no ha hecho más que empezar y de ahí que las palabras de la maestra griega cada vez golpeen con más intensidad en mi cabeza porque el verdadero problema de España es que no encuentra ya liquidez en los mercados y la que encuentra la ha de pagar con unos intereses descomunales. Una bola de nieve que acabará aplastándonos. Y como no hay de donde sacar más liquidez, la única vía son los recortes que ahoga el crecimiento y posibilitan más y más drásticos recortes. Ese es el drama que ya tenemos encima de nuestra cabeza por muchas milongas y mentiras que nos cuenten a diario nuestros políticos y sus paniaguados medios de comunicación de masas.    


José Antonio Flores Vera

10 abril 2012

DEUDA, RECORTES Y OTROS MONSTRUOS DE ESTE TIEMPO


Cuando el Partido Popular sabía que tenía a su favor la simpatía y el voto de casi todo el mundo para entrar en el gobierno de la nación -en la misma proporción que perdía simpatía y voto el inefable ZP-, a través de su pequeña dama de hierro dijo entonces que tenía el secreto para sacar a España de la crisis. Eso fue creíble por aquello que siempre se ha considerado a la derecha como más atenta y eficaz con los números ajenos y es posible que hasta con los propios. Ganó por goleada como se barruntaba y comenzó a hacer las cuentas.
Hoy las tiene hechas y el secreto no aflora, porque descubre que la deuda se eleva casi a los cinco billones de las antiguas pesetas y que a pesar de los muchos recortes, gestos y guiños a la dama teutona y a especuladores del mundo entero la prima de riesgo -que es algo así como la diferencia porcentual de intereses que pagamos por nuestra deuda con relación a los que paga Alemania por la suya, que es el patrón que se sigue-, sigue subiendo y escalando posiciones de forma suicida, hasta el punto que casi todo el mundo parece ya olvidarse de la portuguesa, que ya ni se considera de lo abultada que es, ni de la griega, que ya no es ni tan siquiera prima de riesgo sino bancarrota total. Por tanto, ya tenemos una evidencia sobre la mesa: está llegando la griegalización de España y poco importa ya a los especuladores que recortemos, como si queremos tirarnos todos juntos por el tajo de Ronda. Lo que quieren ya lo piden a gritos: la quiebra del país con todas sus jodidas autonomías, ayuntamientos derrochadores, corruptos de todo pelaje, hasta dentro de la Casa Real, políticos cínicos y usurpadores, alcaldes depredadores, en síntesis, quieren nuestra cabeza.
Y si ya quieren nuestra cabeza y han olisqueado la sangre, como buenos monstruos que son, nada les va a detener. En primer lugar por una razón: a mayor prima de riesgo, mayores intereses hemos de pagar (¿en qué banco depositaríamos nuestros ahorros? ¿En el que da menos intereses?). Y como resulta que nuestros preclaros padres de la patria perjuraron por medio de una reforma constitucional que lo primero que hay que pagar es la deuda -con anterioridad a pagar sanidad, educación o sueldos de funcionarios- pues a mayores intereses mejor. Mayor beneficio para engrandecer los paraísos físcales. 
Por tanto, es eso lo que hay. Podrá el PSOE -¡vaya ejemplo de gestión!- poner el grito en el cielo. Podrán los sindicatos mayoritarios -¡vaya representantes de los trabajadores!- hacer seudohuelgas generales. Podrá ponerse el Alcalde de Alcafrán en huelga de hambre. Podrán salir los ciudadanos a la calle y hacerse el harakiri  en las plazas públicas. Podrá pasar de todo eso, pero nadie podrá detener a lo que nos viene encima. La suerte ya está echada. 
Yo de economía -como casi todos- sé lo justo, pero el sentido común nos dice a gritos dos cosas elementales: una, que España apenas produce ni vende y no podemos sostener este tipo de estado y ese nivel de gasto tan bestial; dos, que habría que ir prensando -junto a Portugal, Irlanda, Grecia e, incluso, Italia- ir abandonando la moneda única. Y que se la coman con sopas los alemanes y los franceses. Total, son los que mandan.      

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...