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09 septiembre 2020

CINE: SILVIO (Y LOS OTROS) –ITALIA, 2018–

 Silvio (y los otros) 

No es la mejor película de Sorrentino porque, probablemente, este admirador de su obra siempre tiene presente en su retina La gran belleza (2013) o la primera temporada (aún no he visto la segunda) de la serie corta El joven papa (2016), pero se aprecia de lejos su sello, su peculiar forma de concebir el cine. Paolo Sorrentino, como director, es una gloria viviente del cine italiano actual, mientras que su actor fetiche Toni Servillo lo es como actor, potentísimo actor con mil y un registros. El cine del director italiano no sería igual sin el gran actor, pero ha demostrado dirigir muy bien también sin él, como ya ocurrió en 2016 con El joven papa, una de las mejores series que servidor ha visto jamás.

Sorrentino es un tipo muy crítico, pero su crítica es elegante, sin que por ello deje de ser corrosiva. Solamente puede ser crítico con algo quien lo ama mucho y no cabe duda que el cineasta ama mucho a su país, a Italia. De ahí que ensalce su decadencia y sus defectos, normalmente, a través de personajes reales o ficticios. En La gran belleza jugó con las sombras e historias paralelas anónimas para descubrirnos una Roma bellísima y decadente, pasos que yo intenté seguir, como si se tratara de un tour cultural, en mi visita a la capital otrora republicana e imperial. Otras veces, sus dardos han sido lanzados directamente al Vaticano, que es una prolongación de Roma, sino Roma en versión más religiosa (y digo más, porque la Roma real está ya de por sí plagada de símbolos religiosos), y en esta ocasión no podía dejar la oportunidad de lanzarse en picado sobre el, quizá, más controvertido, amado y odiado personaje en cuya mediocre cabeza ha estado el destino de los italianos en varias legislaturas. Solo en Italia podrá reinar alguien así, nos podríamos decir, y tal vez sea cierto. Italia es distinta también en esto. Como ya demostró Roma hace cientos de años, es capaz de construir y destruir con la misma eficacia un imperio. Esa impronta aún queda en Italia y, sobre todo, en Roma.

Silvio Berlusconi es un personaje real, pero también es una caricatura de sí mismo y, en mi opinión, ambos elementos los ha conjugado muy bien el director italiano con la inestimable ayuda de Toni Servillo. Qué duda cabe que todo lo que refleja esta larguísima película es real al mismo tiempo que es ficción; y también es ficción al mismo tiempo que es real. No importa la alteración de los conceptos, porque todo es posible en la vida, el dinero y el poder de este personaje de ojos diminutos, que canta boleros hasta extenuar a sus invitados en sus opulentas y desmedidas fiestas.

Que la película ensalce sobre todo la capacidad hortera del personaje y su gusto por los lujos prohibitivos y las jovencitas de ambición sin límites y cabeza huera no significa que no cuente muchas cosas más relacionadas con su condición política, que no hombre de estado, que eso no llega, así como condición de empresario y esposo.  

Quizá la mejor definición provenga de Javier Marías, locución que se cita en el filme: dado al esperpento por su fuerte complejo de inferioridad. 

Seguramente os estaréis preguntando si merece la pena ver las dos horas y medio de metraje. Sí, merece la pena, sobre todo si ya conocéis el cine del director transalpino. 

31 julio 2020

CINE: JERSEY BOYS (EE.UU., 2014)

El cine de La 2': 'Jersey Boys'Desde hace ya bastante tiempo, las películas dirigidas y producidas por Clint Eastwood son para mi una referencia importante. Porque me gusta el cine que suele llevar el sello de su autor. Los entrenos de las suyas y las de Allen siempre son para mí una gran noticia porque ambos cineastas imprimen un cine distinto a lo visto hoy día.
Clint Eastwood, antigua estrella del spaguetti western, siempre ha mostrado compromiso en su cine, ya se trate de sacar a luz pública alguna historia real desconocida para el gran público o ensalzar  a personajes importantes en una determinada época, ya sean de la música, del deporte o de otras disciplinas, aunque en muchos casos sean bastantes desconocidos para la mayoría, bien por el transcurso del tiempo o por que estén circunscritos tan solo a Estados Unidos y hayan tenido poca proyección internacional. Particularmente, es muy dado a dirigir y producir películas relacionas con la música, entre otras cosas porque se trata de una persona muy conectada con este campo artístico. En este caso, se trata de una película que no es actual, pero que yo no conocía (no es de las más conocidas de este cineasta): Jersey boys, una película de 2014, que pasó bastante desapercibida, aunque me parece una excelente película. Se trata de una visión de la carrera exitosa de un grupo de pop y rock de los años sesenta  y setenta: Four Seasons, liderado por un tipo con una gran y peculiar voz Frankie Valli, chico humilde de Jersey de origen italiano, como la mayoría de los componentes del grupo. La banda aún está activa, lógicamente muy renovada, pero se da la particularidad que su solista aún permanece en esta, a pesar de que cuenta ya con 86 años de edad, sin embargo, cuatro años aún más joven que el propio Eastwood. 
La película está inspirada en el musical de Broadway dedicado a este grupo, para la que el afamado director californiano ha contado con la mayoría de los protagonistas del musical, de ahí los excelentes momentos musicales que podremos ver a lo largo de toda la película.
Se trata de una película que en absoluto me ha aburrido, a pesar de sus más de dos horas de duración, algo que me viene pasando con bastante frecuencia últimamente. Todo lo contrario, ha sabido mantener mi atención, arengado por este tipo de películas biopic que me suelen gustar sobremanera. 
Pero no se piense que estamos ante una película musical, de esas en la que los actores se comunican por medio de canciones y baile, nada de eso. La gran virtud en la dirección estriba en que Clint Eastwood ha sabido contar la historia interior desde su formación hasta su declive, intercalando actuaciones musicales, porque estas también forman parte de la historia. No debemos olvidar que Four Seasons estuvo en primera línea en cuanto a actuaciones en directo, radio y televisión a lo largo de los años sesenta y setenta y, obviamente, ese hecho es fundamental para contar esta historia. Cantó el tema central "Grease" de la película de igual nombre, compuesta por Barry Gibb, uno de los hermanos del grupo Bee Gees. 
Una historia que también son muchas historias dentro de la mayor. Las que viven cada uno de sus protagonistas, en ocasiones felices y en otras muchas dramáticas, porque el precio de la fama siempre es muy alto y suele llevarse por delante más de una estructura que solo resiste una vida normal y hogareña.
Aconsejo verla si os gusta este tipo de cine.

19 julio 2020

CINE: DÍAS SIN HUELLA (EEUU, 1945)


Me cuesta creerlo, pero hay que admitir mi error histórico: hasta hace poco no había visto Días sin huella. Será porque el cine clásico siempre está ahí, como la Alhambra: siempre podrás verla.
Y es que el cine de calidad hay que verlo, y lo antes posible, porque luego vendrán días en los que querrás volver a ver esa película e integrarla en tu vida para siempre y a más esperes menos oportunidades tendrás de volver a verla.
Y sí, Días sin huella es una de esas películas imprescindibles para comprender muchas cosas que nos ocurren a los seres humanos, por ejemplo, la enfermedad del alcohol, que no es física sino perteneciente al negociado del alma. 
Mientras la veía no dejaba de sorprenderme la desnudez inquietante de su argumento, la brillantez de lo expuesto y me decía que el cine moderno ha llegado a un punto de comercialización en el que ya es imposible que muestre estos productos. Lo muestran películas europeas, asiáticas y africanas; y alguna extraña y rara indie norteamericana, pero raramente o nunca el cine de Hollywood, y si bien esta extraordinaria película pertenece a una época ya lejana, no debemos olvidar que corría el año 1945 cuando se rodó y se trataban de otros tiempos, de otra forma de concebir el cine y la vida. De ahí que surgieran esas maravillosas películas en esa década, en la anterior y también, en parte, en la posterior. Tal vez a partir de ahí dejaron de tener cabida este tipo de películas.
Y por eso se trata de un clásico imperecedero. 
Actualmente vivimos en una época demasiado poco dada a lo politicamente incorrecto y aunque es cierto que Hollywood produce cada año películas de apariencia incorrecta las suele maquillar en comedias u otro género o subgénero que procure despistar y que se manifieste el verdadero mensaje. Sin embargo, si ves Días sin huella comprobarás que todo lo que se expone ahí es franco y dramático, opresivo si cabe. Pocas películas podrán narrar con mano firme como lo hace la película de Willy Wilder el drama del alcohol y cómo puede afectar a la vida no solo del alcohólico sino de quienes le quieren y rodean. Curiosamente, dirigida por un director muy entregado a la comedia, que ha sabido como pocos enervar el drama que conlleva esta película, que no solo aborda la adicción al alcohol, sino también el fracaso, la frustración y, sobre todo, esa falta de huella a la que cada persona debe de agarrarse cada día para seguir viviendo, ese especie de leitmotiv que permita responderse cada mañana para qué existir. La frustación en este caso atenaza a un escritor, pero nada impide que también la pueda sufrir cualquier ser viviente con un mínimo de lucidez –o ambición, nunca se sabe–, en esta experiencia errática que supone vivir cada día. 

01 julio 2020

CINE: THE VAST OF NIGHT (EEUU, 2019)

The Vast of Night  

De vez en cuando el cine moderno que se hace en Estados Unidos nos sorprende con películas que aportan algo novedoso, aunque para ello haya que volver la vista a los tumultuosos años cincuenta. Me cuesta mucho atreverme a ver algo nuevo, sobre todo si se trata de ciencia-ficción (mientras siga formando parte de la ciencia-ficción la aureola en torno al fenómeno OVNI), pero no sé por qué me atreví con The Vast of Night, una película que ha producido Amazon y que está disponible en su plataforma. Reconozco que antes había leído alguna crítica fiable, pero aún así renqueaba para acomodarme, dar al mando a distancia y decir: que comience el espectáculo.
Fue una buena decisión, un poco tomada a ciegas, es cierto, pero buena decisión a fin de cuentas. Sí, se trata de una película distinta a lo que ahora podemos ver bajo la etiqueta de ciencia-ficción, en la que no existe acción sino diálogo, no existe violencia sino formas educadas, no existen apenas efectos especiales, solo los necesarios y argumentados. Verla fue, como se dice, una bocanada de aire fresco. Pero la satisfacción principal no fue la emoción impostada de ver decenas de OVNIS invadiendo una remota población, sino la grandeza de sus diálogos y una fotografía que conecta directamente con el espectador, sin la necesidad de estar demasiado pendiente sobre qué pasara en el cielo en las próximas horas de esa noche oscura de un remoto pueblo de Nuevo México, que no tiene mayor diversión que emocionarse con el comienzo del campeonato de su equipo de baloncesto del instituto de la localidad. 
Una película que cuenta con los elementos necesarios para que no se echen de menos otros: una emisora de radio, una extraña señal, luces en la noche, testimonios sorprendentes, unos jóvenes curiosos y el resto del pueblo en el partido de baloncesto.
Una pequeña joya que hay que ver.


22 noviembre 2018

CINE: MARY SHELLEY (UK, 2017)

Mary Shelley Shelley es una autora conocida, principalmente, por su universal obra Frankenstein pero su bagaje cultural y literario era muy amplio y la llevaron a sumergirse en otros géneros literarios, incluido el ensayo. No en vano sus padres eran destacados intelectuales de ese Londres victoriano y gótico que tantos talentos dio. En realidad, su nombre y apellidos de nacimiento fueron Mary Wollstonecraft Godwin. Su madre, Mary Wollstonecraft, fue una intelectual y activista preocupada por los derechos de la mujer y su padre, Willian un famoso filósofo y escritor. Ambos compartían una visión del mundo libertaria y es, quizá, por eso por lo que los apellidos de la hija, y después famosa escritora, aparezcan invertidos.
Lo de Shelley se debe al casamiento con el conocido poeta, uno de los más importantes de su generación. Y sería a raíz de ese casamiento cuando la escritora comenzara a sufrir enormes penalidades que unidas a su visión del mundo (muy gótico, hay que decir) la llevaron a crear esa magna obra, gracias a que también era una devota de la ciencia. Sin embargo, Frankenstein es más una metáfora que una obra de ciencia ficción. Una metáfora con un claro mensaje trágico del mundo que le tocó vivir a su autora. Una visión nada positiva del hombre al que enjuicia como un monstruo, que también puede hacer cosas maravillosas.
Hasta ahí más o menos lo que sabemos de la autora (muy resumidamente, por supuesto), luego, ¿qué nos cuenta este biopic fílmico de esta autora? Nos cuenta, no tanto vida completa, sino las distintas etapas vividas hasta la creación y publicación de la obra, que no las tuvo todas consigo al principio, principalmente, porque estaba escrita por una mujer y eso en una sociedad con una fuerte moral favorable al hombre y casi nada a la mujer suponía un problema. Es más, es posible que pudieran publicarse las primeras ediciones porque el prólogo o introducción estaba escrito por su esposo, Percy Shelley, ya consagrado como poeta y ensayista.
La película, sin tratarse de nada extraordinario, posee la calidad suficiente como para no despotricar de ella. Cuenta con un guión claro y una dirección correcta y eso ya es mucho en este tipo de películas, mucho más cuando se trata de vidas tan complejas como las de estos artistas e intelectuales británicos que vivieron a caballo entre los siglos XVIII y XIX. Se ofrece en la película, también, un importante protagonismo al poeta Lord Byron, que siempre se ha considerado como el exponente principal de esta generación. De hecho, la obra Frankenstein está muy relacionada con su figura (se ha llegado a decir que está inspirada en él) y surgió en la mansión de Ginebra donde los Shelley, la hermanastra de Mary y el médico personal de Byron, John Willian Polidori (autor del relato El vampiro que, como Frankenstein, surgió en aquella noche tan misteriosa y extraordinaria de tormenta y que se atribuyó Byron)  también escritor pasaron una temporada junto a Byron
La película Mary Shelley no es una película optimista ni alegre, como no lo fue la existencia de esta generación de grandes autores, que dejaron una impronta muy importante en la literatura británica y universal. Y, sí, merece la pena verla para conocer más sobre esta autora y su obra universal.

07 noviembre 2018

CINE: CASI 40 (ESPAÑA, 2018)

Casi 40Lo manifestaré ya desde el principio: me ha gustado la última película de David Trueba. Una película a pie de calle y fresca, que no elude la comedia o ese cierto regusto a drama que destila toda la película, en la que el fracaso, el éxito, la amistad y el amor van de la mano , cada uno a su paso, en ocasiones, pero también en perfecta comunión en otras. Ya digo, me ha gustado la frescura del guión y las buenísimas interpretaciones de Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, que parecen disfrutar de los personajes que interpretan. Personajes muy cercanos a todos nosotros, a pesar del pasado reciente de éxitos musicales de la protagonista y posterior olvido por el gran público, que nos recuerda mucho a la trayectoria musical de un par de cantantes forjadas como tales en los noventa, que fue una etapa musical mucho más pobre que las de los ochenta, en mi opinión. 
Me ha gustado sobremanera, también, que la película se haya rodado en su totalidad en exteriores y que hayamos podido disfrutar de ciudades menos mediáticas, tal vez (me refiero a ciudades que no son Madrid o Barcelona, que suelen ser siempre las preferidas para rodar por los directores españoles). Nos trasladamos a Plasencia, a Segovia, entre otras, y eso siempre se disfruta, sobre todo para quienes nos gustan las ciudades interiores no demasiado grandes.
Curiosamente, la película no está tan bien valorada como otras del menor de los Trueba, pero estoy convencido que será mejor valorada por el público (no sé si por la crítica) a medida que más gente la vea, toda vez que es bastante reciente.
Por supuesto, la aconsejo, para quienes gusten del cine español o las películas sencillas. O ambas cosas. 

21 septiembre 2018

CINE: FERDINAND (EE.UU, 2017)

Ferdinand El director de la conocida serie Ice Age, Carlos Saldanha, nos regala una película animada magnífica, no tanto porque se trate de una obra maestra, sino por la temática elegida. Se trata de Ferdinand, que rebota de un corto de ocho minutos de Walt Disney producido en 1938, que obviamente por la época que era no se pudo emitir en la España franquista, por lo que había mucho interés en que llegara a este reino tauromaquio que hace del asesinato de animales en una plaza su fiesta grande.  
Ferdinand es una película amable, a pesar de la ardua y polémica temática que trata. Hay tristeza -porque triste es siempre toda temática que tiene como fondo la muerte de una animal-, pero también mucha vitalidad y alegría. La técnica ya más que asentada -no es nada nuevo, desde luego- consistente en la personalización de los animales consigue que el espectador conozca por dentro el antes, el ahora y el después de la fiesta. E, incluso, muestra con maestría, a mi entender, el engaño en el que incurre el toro al considerar que su destino es batirse en duelo en una plaza llena de gente. Está claro que 'engaño' como metáfora que se traslada a lo que el mundo taurino quiere hacer ver al espectador, sobre todo al no taurino. En la vida real no es así, porque el toro, que sepamos, no conoce su destino, pero todos sabemos cuál es su fin y el sufrimiento al que se somete a estos pobres animales.
Sin embargo, Ferdinand, el protagonista, es diferente. De aspecto bravo y criado en el aprecio, el respeto y el amor de una familia, y enamorado como está del campo, cae en una cruel encrucijada en la ciudad de Ronda, de tradición taurina, y eso lo lleva a una odisea junto a sus amigos divertida y emocionante que el espectador disfrutará. 
No obstante, lo importante no es tan solo que la película divierta y emocione sino que haya sabido transmitir bien el mensaje antitaurino, que es uno de sus fines. El cine, la literatura, la televisión y todo lo que sea multimedia hacen mucho en cuanto a hacer ver a la gente la realidad de las cosas, por lo que espero que esta película cumpla bien su misión, entre otras cosas, porque la tauromaquia, además de una salvajada ancestral, es engaño puro y duro. Una práctica oscura y gris de desalmados que no explican jamás el sufrimiento que infligen al toro y también al caballo. Solo cuentan lo que quieren contar. Por suerte, la gran mentira cada vez está más al descubierto y las nuevas generaciones no desean esa violencia y crueldad. Y ahí radica la importancia de películas como Ferdinand, contada con amabilidad y sin morbo, pero bien contada.           

28 agosto 2018

LA VIDA BOHEMIA (Finlandia, 1992)

Si hablamos de cine finlandés, es probable que muchos no tengamos nada qué decir, pero distinto es hablar del cine finlandés de Kaurismäki, el gran director finés famoso por esa visión tan especial para hacer cine. 
Estaba a punto de ver 'El otro lado de la esperanza', su última película cuando un compañero de trabajo (sí, uno también tiene compañeros cinéfilos) me aconsejó ésta (es más, me la prestó), una película en VOSE y grabada en blanco y negro por expreso deseo del director. No soy demasiado dado a ver películas en VOSE y quien me la aconsejó tampoco, pero ésta era especial. Es más, no sería la misma película ni tendría la misma calidad e impronta si fuera traducida o en color. El resultado final es delicioso no solo porque nos transporta a la bohemia parisina y, por tanto, los protagonistas son artistas que se apartan de las normas convencionales, que es la esencia de la bohemia, sino porque se trata de personajes muy definidos por el director, que no en vano también se encarga del guión (en este caso, el guión sobre la novela de Henri Murger). Tres personajes que asumen las artes más dadas a la bohemia en todas las épocas y en todos los lugares, pero mucho más en París: un músico, un pintor y un escritor. 
Lo que les ocurre cada día y cómo puede llegar a acabar éste encierra, por sí, todo lo bueno que tiene esta película, que también es un canto a la libertad y a la amistad entre personas de rasgos comunes, que ajenos a la pobreza se retroalimentan con su arte y su miseria, que viven, sufren y aman, pero sobre todo sobreviven en el tipo de vida que deciden vivir o,  tal vez, no tengan más remedio que vivir. Es por eso tan importante que un director minoritario, encuadrado dentro de los que hacen cine de autor, ajeno a circuitos comerciales, pueda hacer este tipo de cine tan irrepetible. Lo provebial de Aki Kaurismäki es que cada una de las películas que rueda se encamina a obra maestra, algo que muy pocos directores son capaces de conseguir.    

23 agosto 2018

CINE: GOODBYE CHRISTOPHER ROBIN (UK,, 2018)

La vida de Christopher Robin es una historia de éxito, pero también una historia triste, porque el éxito no siempre es garantía de felicidad, es más, pocas veces lo es. El talento de su padre, el escritor británico A.A. Milne hizo que la infancia de su único hijo fuera desgraciada. Contó con mucho gancho (enganchó al mundo entero) con fantásticos cuentos basados en los juegos de su hijo con un oso de peluche y otros animales que su mala madre le traía al niño de la ciudad, como una especie de precio que pagaba por no estar cerca del niño, y todo ese zoo de peluches sirvió para que su esposo construyera cuentos fantásticos en torno a estos animales ficticios, siendo el verdadero protagonista el oso, al que bautizó como Winnie the Pooh -inspirado en un oso real llamado Winnie del zoológico de Londres- que sigue siendo aclamado por los niños de todo el mundo, por encima de cualquier otro personaje infantil de rasgos parecidos. El mucho éxito hizo que el niño se convirtiera más en una atracción de circo que en lo que realmente debería haberse convertido: un niño que tan solo quería jugar con su padre y sus juguetes en ese frondoso bosque de 'Los cien acres' en los cuentos, en realidad, un bosque cercano al domicilio de la familia. Pero el niño creció y no asimiló bien, no el éxito en sí, sino lo que entendió como utilización de sus padres para ganar una fortuna por las venta de los libros en todo el mundo, hasta el punto que renunció a esa fortuna.
Sí, es una historia triste, llevada al cine de manera irregular, en mi opinión. De todas maneras, la película es divertida y se deja ver bien, contando con una muy buena fotografía muy adaptada la época que retrata, que es el periodo entreguerras. En 2018 ha surgido la secuela, protagonizada por Ewan MacGregor, pero con el sello de la factoría de de Disney, convirtiéndola, tal vez, en una película para el público infantil, cuando en su origen no lo es, a pesar del protagonismo del cuento de este género.      

16 agosto 2018

PELÍCULA: La librería (España, 2017)

Lo diré desde el principio: 'La librería' no es una obra maestra, pero sí es una excelente película. Y lo es por varios motivos, siendo el principal, la temática. Hacer una película sobre libros es un riesgo, como lo es que no exista violencia física, sexo o efectos especiales. Definitivamente, todas estas ausencias y el trasfondo de los libros la convierten en una película preciosa, concebida para minorías.
Pero Isabel Coixet sabe dirigir bien este tipo de películas, que se ha encargado también del guión. Basada en una novela de la novelista británica Penélope Fitzgerald, ya fallecida, 'La librería' nos muestra qué suele ocurrir cuando se produce una dicotomía en un pueblo pequeño, en este caso, relativa a libros sí, libros no; librería sí, librería no. La pasión por los libros se ve reflejada en una minoría, como suele ocurrir en la vida real, mientras que el resto busca otro tipo de cosas: poder, riqueza, especulación..., si bien todo tamizado con buenas formas y modales educados, sin que eso excluya el más que perceptible violencia y enfrentamiento entre las dos facciones: los que aman los libros (solo unos pocos) y los que no. Como antes decía, no violencia física, sino una más encubierta e invisible que se sirve de la manipulación, el poder, el engaño, la traición, los sentimientos o el dinero. Por eso son entrañables los personajes que apuestan por los libros, por la literatura sin más, mientras que los que lo hacen por cosas menos prosaicas resultan odiosos y olvidables.
Como anécdota personal, la película me sirvió no solo para reforzar mi pasión por los libros y las librerías, cada vez más extrañas, sino también para descubrir a un autor Ray Bradbury, cuyos libros eran enviados por la librera al, quizá, único lector de la isla, un personaje solitario, tal vez, algo misógino, selectivo, exquisito y lector. Además, la película cuenta con una hermosa fotografía exterior una banda sonora mesurada y adecuada, en mi opinión. Muy aconsejable para todos aquellos que, como el que esto firma, adore los libros.  

21 abril 2018

EN BUSCA DE LA FELICIDAD (EE.UU, 2006)

En busca de la felicidad¿Una película para quienes tengan lágrima fácil con un 7,5 en Filmaffinity? No suele ser normal. Sin embargo, el gran portal de cine (mi predilecto) no suele equivocarse, ya que las opiniones y críticas no son solo del público (que ya se sabe lo volubles que somos) sino también de críticos solventes. Por tanto, había que verla. Con Will Smith, que es un tipo creíble incluso cuando no interpreta comedias, como protagonista, algo que, en mi opinión, es una garantía, y lo digo porque me parece un actor potente.   
Así que me dispuse a verla. ¿Y qué vi? Una buena película basada en hechos reales bien contada y muy bien interpretada por el actor norteamericano. Una buena película, en la que has de tener presente en varios momentos que fue una historia real; de lo contrario, no sería difícil considerar que la imaginación del guionista es portentosa. Casi dos horas sin apenas un momento de tensión, a pesar de que no se trate de una película de acción, todo lo contrario. Y, sí, momentos duros en el aspecto sentimental, incluso para quien no sea de lágrima fácil. Porque el sueño americano, si es que existe, cuenta con unos caminos demasiado pedregosos en los que caer una y otra vez es fácil, muy fácil.       

02 abril 2018

JESÚS DE NAZARET, de Franco Zeffirelli (UK,1977)

La imagen puede contener: una o varias personas y texto   Quiso la casualidad o la providencia que la primera película que viera sobre la figura de Jesús de Nazaret fuera la versión de Zeffirelli y yo, que no soy un católico practicante, ya me enganché a ella de manera permanente, a pesar del buen número de versiones que el cine internacional nos ha dado sobre la máxima figura del cristianismo. No recuerdo si había leído antes o después El Nuevo Testamento, pero fuere como fuere comprendí que era la más fiel al mismo, sin entrar aquí en disquisición alguna sobre si el libro sagrado es real o ficticio, que es algo que me preocupa mucho menos. En todo caso, disfruté tanto con la lectura del libro como con el visionado de la película. Y lo sigo haciendo -con la visión de la película me refiero, que al Nuevo Testamento ya no he vuelto-. La tuve en formato VHS y la veía cada Semana Santa (reconozco que soy un poco clásico en la concepción del cine y sus épocas. Me ocurre igual en Navidad). Y aprendí con ella. No en vano cuenta con escritores acreditados como autores del guión, como es el caso del británico Anthony Burgess, y un elenco de actores que podría quitar el hipo al cinéfilo más empedernido, gente que ha hecho grandes cosas en el cine, como son los casos, entre otros, de James Mason, Peter Ustinov, Anthony Quinn, Laurence Olivier, Chistopher Plummer, Ralph Richarson, Ian Holm, Ian McShane o nuestro actor más internacional, Fernando Rey. Pero de todos, a pesar de que es un actor que posteriormente no ha llegado a ser conocido por el gran público, yo destacaría a Robert Powell, en la figura del protagonista, Jesús de Nazaret. Quizá uno de los grandes aciertos de esta película es haber contado con un actor con un físico que encarna la figura de Jesús tal y como nos ha sido transmitido a nivel iconoclasta o en pintura. Una imagen muy cercana a la que cualquier persona de este mundo, creyente o no, puede perfectamente tener en su mente. Muy creíble, ése sería el término más acertado. 
Una película que recrea la historia bíblica con enorme precisión, desde el nacimiento del profeta hasta su cruxificación y en la que cada protagonista asimila su rol a la perfección. Ayuda y mucho a crear ese ambiente la magnífica BSO de Maurice Jarre, que a mi me parece la más adecuada para este tipo de película. Además cuenta con unos diálogos muy precisos y un doblaje al español perfecto (no conozco cómo resultará en su versión original). 
Desde siempre había visto la versión corta, pero el año pasado vi en un centro comercial la versión extendida en formato BD y no pude resistirme a hacerme con una copia en la que se añaden más de dos horas nunca vistas anteriormente en el cine, por lo que esta Semana Santa, a pesar de haber visionado de nuevo la película que habitualmente veo sobre la figura de Jesús de Nazaret, he tenido la impresión de haber visto otra, ya que su metraje total es de casi seis horas y media, las cuales repartidas en tres funciones: Jueves, Viernes y Sábados Santos, se hace muy llevadera.       




25 marzo 2018

CINE: A GHOST STORY (EE.UU, 2017)

A Ghost Story¿Verías una película con planos infinitos, pocos diálogos, banda sonora escasa y muchos, muchos silencios? ¿Verías una película cuyo título evoca terror, pero que no lo hay en absoluto, pero sí un desasosiego espiritual infinito? Si aceptas el reto -o los retos- has de ver A Ghost Story sin dudarlo. Pero advierto que es una película que no es para todo el mundo y para quien lo es deberá de superar esos lentos diez o quince minutos, en los que no se sabe bien hacia dónde se dirige la historia, es más, ni tan siquiera si hay historia. Pero la hay. Una historia distinta, extraña, poética. Porque esta película es un bello y triste poema visual, en la que no se encontrarán efectos especiales (una sabana de fantasma de toda la vida no cuenta como efecto especial), ni sexo, ni violencia. Lo importante no es es eso, es otra cosa o muchas otras cosas.
A medida que pasaban los minutos de esta película, que no llega ni a la hora y media, me sentía cada vez más cautivado y más triste. Pero una tristeza no humana, o tal vez sí, no lo sabría afirmar con exactitud. Los fantasmas en las películas de terror están ahí para producirnos miedo o risa, si se trata de comedia del tipo Los fantasmas atacan al jefe, pero jamás están para producirnos tristeza, melancolía, desasosiego, pena y hasta llanto; o, bien, para preguntarnos a nosotros mismos por el sentido de la vida, por la muerte, por la vida, por el tiempo, el espacio o, tal vez, el universo y eso gracias a ese punto de inflexión del discurso del progre intelectual cuya verborrea lúcida capta la atención del fantasma y explica muy bien su tránsito por el espacio y el tiempo. 
Me pregunto de qué fuentes habrá bebido el director y guionista, David Lowery, un tipo aún muy joven y de aspecto un tanto extraño del que conocemos básicamente su película, Peter y el Dragón, pero de las que haya bebido han de ser muy rebuscadas pero también muy lúcidas y brillantes. Por tanto, en mi opinión, estamos ante una obra maestra, ante una película que irá a más y que será de culto en determinados círculos cinéfilos. Y si no fuera así, estamos ante una película innovadora, distinta a lo visto hasta ahora, honesta representante del cine indie estadounidense que tanta sombra hace al efectista y millonario de Hollywood. Y hasta ahí puedo contar.   

18 marzo 2018

CINE: COCO (EE.UU, 2017). ANIMACIÓN

Coco Pongámonos en el caso hipotético de que la película de animación 'Coco' está protagonizada por actores y actrices de carne y hueso, que todo es real. Que, además, cuenta con el mismo guión, la misma historia, la misma música, la misma dirección..., que cuenta -en definitiva- con todos los ingredientes excepto el principal: no es de animación. Por tanto, ya puestos en situación es el momento de hacerse la pregunta clave: ¿tendría la misma calidad? Seguramente, no. Habría que preguntarse, entonces, qué curioso y a la vez meritorio misterio tienen las películas de animación para que muchas de ellas estén mejor calificadas por críticos y espectadores avanzados que las películas protagonizadas por gente real. 
   Yo no sé la respuesta y seguramente casi nadie lo sabe, pero para mí que existe un factor importante: la imaginación. Es decir, la posibilidad de que el guión y dirección se desarrolle de la manera que ha sido concebida por sus autores es mucho más trasladable a una película de animación que a otra protagonizada por personas. 
     Está claro que debe de haber una gran historia (y en 'Coco' ¡vive Dios! que si la hay), pero el avance desarrollado hoy día en cuanto al 'anime' en estado puro es proverbial y, por tanto, mucho más factible para quien quiere transmitir no solo la historia en sí, sino todo ese torrente de emociones, sentimientos, drama y humor.
Pero, centrándonos en esta magnífica película de animación, qué podemos decir de ella. Contaba el otro día en las redes sociales que faltan adjetivos para calificarla y, sí, es cierto que faltan. Es una película que engloba muchas historias paralelas, que posee, a pesar de su agradable visionado, un argumento complejo y cambiante. Revestida de esa sustancia de que nada es lo que parece, lo que aplicable a la vida misma, es la vida misma (no es una redundancia ni mucho menos). Y qué mejor panorama que la conocida y grandiosa tradición del pueblo mexicano, ese afán por contactar con los seres queridos ya fallecidos, como si se tratara de dos mundos paralelos, similares en su estructura, pero distintos en su dimensión. Precisamente, es esa una de la mayores complejidades de esta película, ese traslado de un mundo a otro como si se tratara del mismo, toda esa historia contada a través de dos dimensiones que finalmente interactúan y relacionan. Sin olvidar ese guiño y crítica más evidente hacia la farsa que supone la fama, sobre todo cuando quien puede descubrir la verdad de la misma ya no se encuentra en el mundo de los vivos. 
   Y su música. Su más que agradable música mexicana. Un pueblo entregado a ésta, con sus rancheras, sus corrridos, su mariachis. En ese sentido, me comentaba un amigo músico de Facebook que hasta el detalle de la posición de los dedos en la guitarra es real. No hay pérdida de detalle, como debe ser en una gran producción, que ha arrasado no solo en los Oscar de 2018 sino en prestigiosos premios internacionales como son los Globos de Oro, los Bafta, y un largo etcétera.   
   Muchos matices y mucho qué decir sobre esta película que concebida para un público menudo en su estética es todo un descubrimiento y un alarde de profundidad para el mundo de los mayores.     

24 febrero 2018

CINE: ADICTO (EEUU, 2011)

Adicto     La apariencia de leyenda urbana del egoísmo y control de la industria farmacéutica norteamericana no es tal. O, al menos, no lo es en esta película que comento, por una sencilla razón: es fidedigna a lo que verdaderamente ocurrió. En este caso, de finales de los noventa, una enorme corporación farmacéutica tenía el monopolio de la distribución de jeringuillas reutilizables en los hospitales de Estados Unidos y eso provocaba cada año que miles de trabajadores de la sanidad se pincharan y acabaran contagiándose de Hepatitis C, Sida y demás enfermedades contagiosas, muchas de ellas mortales. Pero nadie movía un dedo, hasta que lo hizo una enfermera y un amigo de ésta que era ingeniero, que acabó patentando unas jeringuillas con un sofisticado sistema que evitaba el pinchazo al manipularla. Además no reutilizable. Como era de esperar en las buenas causas, no las quería comprar nadie. Las primeras, además, provocaban cada vez más casos de contagio de Sida y Hepatitis C en África, sobre todo, por su reutilización. Hasta ahí la sinopsis que podría servir para ver esta película. Todo lo demás en ella tienen como base un trhiller judicial de esos que enganchan a tanta gente, desde que Atticus Finch nos deleitara con su ética y honestidad, si bien no hay demasiados planos de vistas ante los solemnes y honorables jueces norteamericanos. Pero un trhiller judicial con elementos distintos, sobre todo el principal que, además, se deduce del título de la película: Adicto. Como adicto es uno de los abogados defensores, ese que lucha desde un pequeño despacho contra la gran corporación y su propia adicción a las drogas.
       En suma, gente idealista contra gente corrupta y ambiciosa. Un poco la historia de siempre. Una historia que no es solo cine, sino una realidad muy palpable en un mundo capitalista sin piedad y en el que como postuló Hobbes "Homo homini lupus". Porque la industria farmacéutica, más allá, de lo que cuente la película no es más que un negocio. Empresas que investigan y obtienen unos resultados que venden al mejor postor, siendo ese mejor casi siempre algún gobierno que pueda pagarlo, quedándose los que no con los residuos o lo que realmente no sirve. Y es ahí cuando uno se pregunta si no sería justo que existiera una norma que obligara a esa industria a ceder su producto a los gobiernos a cambio de un precio justo; o mejor, que fueran los propios gobiernos los que se hicieran cargo de esa industria. Son dudas que surgen cuando se ven películas como Adicto y que me temo no tienen respuesta.   
       Aconsejable su visionado.
        

18 noviembre 2017

CINE: `42' (USA, 2013)


Me gustan las películas de épica deportiva basadas en hechos reales. Intento buscarlas y verlas con interés. Películas que narran hechos extraordinarios que están a caballo entre el deporte y la vida misma. De ahí que '42' se adapte a este tipo de películas que, además, guarda unos matices muy interesantes que la hace especial, distinta a otras del género.

Hablamos en este caso de deporte y segregación racial. En Estados Unidos el béisbol adquirió la etiqueta de "deporte de blancos", claro, hablamos de los años cuarenta en los que la población negra no contaba con derechos universales. Por tanto, para la práctica totalidad de la población era una osadía que su deporte tótem, su deporte estrella, que es una forma de religión y de vida, se viera contaminado por una piel manchada. A ello había que sumar que al negro como deportista se le consideraba un ser muy limitado (ya vemos hoy día la razón que tenían), por mucho que Jesse Owens humillará en su propia casa a la mismísima raza aria. Pero el béisbol era otra cosa, nada que ver con el atletismo, que a fin de cuentas no es más que un deporte básico y universal. El béisbol para los americanos es pasión, y como decía, vida y religión. 
     De ahí que cuando un joven negro llamado Jackie Robinson aparece en las ligas menores provisto de un talento especial para este deporte se transforme todo, con la ayuda -que siempre la hay- de cuatro blancos que, por unos intereses o por otros, consideran que quien vale para este deporte vale; y si aporta buenos cuartos mucho mejor. Y es así como lo comprendió un potentado del deporte, dueño de dos equipos, uno que podría considerarse como un filial y el grande, el profesional, perteneciente a la élite de este deporte, los Dodgers de Broklyn. Un jugador negro que lo fue todo en este deporte, pero que como es de suponer no lo tuvo nada fácil, ni dentro ni fuera del vestuario.
     Pero, al margen de toda esa historia épica y de segregación racial, ¿qué me ha gustado de esta película? Varias cosas. La buena dirección y los diálogos, excelentes diálogos. Una dirección y un guión que no cae en un sentimentalismo empalagoso, pecado de otras con temática racial. Todo lo contrario, se expone tal y como es, o como debió ser: una masa amorfa y cerrada que no quiere saber nada de negros y unos cuantos blancos con un enorme sentido común y muchos gramos de coherencia. Una lucha racial de hace aún pocos años que a día de hoy no ha visto su final en Estados Unidos por mucho presidente negro que haya tenido. 
    Una peli muy entretenida, bien hecha, bien interpretada (fabuloso Harrison Ford) y muy aconsejable para el fin de semana (o cualquier otro día).   

07 octubre 2017

CINE: NEGACIÓN (UK, 2016)


Estamos ante una película harto interesante. Una de esas en las que es más importante destacar su trascendencia, el hecho real en sí, que otras cuestiones que tengan más que ver con la buena mano en en la dirección o la BSO, por poner tan solo dos ejemplos. Una de esas películas que nos muestra un hecho al que, quizá, no hubiéramos tenido acceso por otra vía. Como trasfondo el sempiterno asunto del Holocausto, pero visto, en esta ocasión, desde una óptica más academicista. Libros que describen el Holocausto contra libros que pretenden insuflar un negacionismo. 

Es elemental que este tipo de películas, bastante corales, cuenten con buenas interpretaciones, algo que se consigue sobradamente con la intervención de una actriz con atributos interpretativos muy sólidos y potentes, Rachel Weisz, a la que acompañan un buen y selecto grupo de actores y actrices de ambos lados del "charco", al tratarse de una coproducción británica y estadounidense. 
Como elementos destacados en esta película podemos comentar la dirección correcta de la misma a cargo de Mick Jackson, conocido por dirigir la mediática y taquillera película El Guardaespaldas (1992), interpretada por la desaparecida cantante Whitney Houston y Kevin Costner, así como el evidente contraste mostrado en la misma entre el derecho estadounidense y el más solemne británico, en el que el acusador nada tiene que probar sino el acusado. Sobre ese asunto judicial se desarrolla esta película basada en hechos reales, la cual cuenta con un metraje de casi dos horas de duración (110 minutos) sin que provoque sensación de pesadez en ningún momento; no al menos en mi caso, aficionado como soy a la historial y al derecho. 
Basada en un libro de la escritora Deborah Lipstadt, que cuenta su peripecia personal y judicial en cuanto a la negación de su doctrina académica por parte de un seudohistoriador llamado David Irving, un británico muy constante en su cometido, admirador de Hitler, es evidente que se trata de una película de no demasiado presupuesto, algo no muy necesario dada su ausencia de efectismos que disparen el mismo, siempre y cuando los actores y actrices intervinientes (en este caso la estrecha Rachel Weisz) no dispare sus honorarios. No obstante, el resultado final es bastante decente y transmite muy bien lo que quiere contar. Por tanto, aconsejo su visionado, porque cuenta también con buenos momentos de buen cine.          

20 agosto 2017

CINE: "OKJA" (Corea del Sur, 2017)


Me gusta el cine oriental. Casi nunca me desilusiona. Cuenta con una frescura y una forma de contar las historias que siempre me impresiona. Hay verdaderos talentos que dirigen un cine increíble, magnífico casi siempre. Y de esta parte del globo llega esta película "Okja", si bien no está centrada como otras de estos lares en su territorio, sino que introduce elementos y actores y actrices que habitualmente trabajan en Estados Unidos, ya sea en Hollywood o en esa enorme factoría amorfa de cine indie. 

Me hablaron de Okja como una película de corte infantil, pero no lo es en absoluto. Podría parecer que está dirigida a ese sector de edad, pero nada más lejos, ya que su temática es dura y adulta, si bien yo aconsejaría que se viera en todas las escuelas del mundo, porque de esa manera muchos niños y niñas del planeta optarían por una alimentación vegetariana y se alejarían de esa psicopatía que representa la industria cárnica, aunque mucho me temo que sus papis no lo permitirían. Comemos carne, pero no conocemos -o no queremos conocer- todo ese proceso, todo ese dolor. Y a pesar de "Okja" es una cerda gigante diseñada digitalmente, que sepamos hoy día inexistente, lo que nos quiere transmitir su director y guionista  Bong Joon-ho es tremendo y real, como lo es la realidad y el día a día de los mataderos. Quiso el destino que ese mismo día viera otra película de corte animalista, una película húngara muy digna titulada en España como "Dios blanco" en la que los perros se revelan contra sus maltratadores y eso me hizo pensar en que está surgiendo una tendencia en el mundo más cercana y empática con los animales. Ojalá eso sea cierto.
     De "Okja" me ha gustado todo. Una historia que es original en la medida que pocas películas muestran la realidad de esta industria, pero investida de un road movie que ya no es familiar, pero que rodado bajo las ordenes del buen director surcoreano adquiere otro sentido, a pesar de que son evidentes las muchas horas de trabajo de ordenador, muy necesarias para contar esta historia de una animal que no existe en la vida real -aún- pero sí su hermano pequeño, los pobres cerdos y cerdas de este cruel mundo, arrinconados al único rol que se les ha otorgado: alimentarnos, rol que comparten con todos los animales que nos metemos entre pecho y espalda.  
    Lógicamente, en la película hay malos muy malos como son los regentes de esta industrial asesina, pero también los hay malos por necesidad, compromiso y lucha, esa Frente de Liberación Animal cuyos miembros tan bien me han caído y que con tanta ironía y tragedia llevan su lucha en el film. Ni que decir tiene, también existe la heroína (no, no estoy hablando de droga), la joven Mija, muy bien interpretada por la surcoreana An Seo Hyun, dispuesta a dar la vida por "Okja". Y qué decir de la fantástica interpretación del cada vez más genial y camaleónico Jake Gyllenhall, en el papel de famoso zoólogo televisivo  (una especie de Frank Cuesta, a pesar de que éste no es zoólogo)  vendido a la industria, un actor que en su vida real despotrica siempre que puede del maltrato animal, sobre todo de la tauromaquia. 
     Se comenta que esta película está haciendo que mucha gente se esté convirtiendo en vegetariana y vegana. En mi opinión, no creo que sea del todo cierto, pero sí lo es que ha instalado en la mente de muchas personas que la han visto una nueva conciencia que puede acabar con el rechazo hacia la carne de mucha gente dada su forma de producción tan atroz. De hecho, el director Bong Joon-ho no ha dudado en introducir escenas inspiradas en la realidad del sacrifico en el matadero y simular una especie de campo de concentración de los supercerdos que esperan su turno, común a todos los animales que lo esperan. En ese sentido, conmovedora la escena de esa pareja de supercerdos que rompen la valla parar liberar a su pequeño lechón con el fin de que pueda ser llevado por Mija y Okja a las altas montañas surcoreanas, donde le espera un destino mejor, una escena que nos ha recordado a tantas vistas de los campos de concentración nazi. 
Por tanto, una película que verán seguramente todos los vegetarianos y veganos de todo el mundo -que no la necesitan- para reforzar su idea y a la que se asomarán quienes ya estén abrazando la idea de eliminar la carne de su dieta pero no encuentran el camino. La película les ayudará seguramente y si no es así, al menos nos informará sobre la atrocidad de la industria cárnica y los mataderos industriales en los que los animales comestibles sufren todo un crimen con el fin de que podamos consumirlos bien disimulados en sus bandejas de plástico.                   

30 julio 2017

CINE: BORN TO BE BLUE (CANADA, 2015)


     Llevaba tiempo con ganas de híncarle el diente a esta película, un "biopic" del prestigioso trompetista de jazz y blues Chet Baker, circunscrita a los años 60 y, particularmente, enfocada en los momentos más críticos del magistral trompetista, que supusieron un punto de inflexión fatal en su prestigiosa carrera. Conoció la gloria y también el infierno. Pasó de vender muchos discos y actuar en el Birdland Jazz Club de New York a verse recluido en una oscura prisión italiana por mor de su adicción a la heroína.        

    Su drama, su gran drama, no era otro que su genialidad, la cual brotaba -o al menos es eso lo que él percibía- si interpretaba bajo el efecto de la droga. De lo contrario, podía llegar a sentirse vacío. Pudo ser que la heroína hiciera que salieran de sus pulmones las notas más geniales de su trompeta y de su rota y sugestiva voz triste, pero también fue la que lo acabo postrando y matando. Sufrió una bestial agresión por deudas relacionadas con la droga. Una agresión muy meditada por parte de sus agresores que le hicieron perder toda su dentadura y que hizo que tuviera que cambiar su forma de soplar por el pitillo de la trompeta. Para su productor y para todos los que lo apoyaron, incluidos prestigiosos interpretes como Mile Davis fue su final. Nadie daba por él un centavo. Logró "limpiarse" a base de metadona y un programa de asistencia y seguimiento correccional muy estricto, y eso hizo que volvieran a confiar en él, hasta el punto de volver de nuevo a tocar en el templo del jazz, el Birdland. No obstante, su vinculación con la heroína era tan sólida que salir de esa dinámica suponía para él alejarse de la creatividad, esa creatividad que tanto prestigio le había dado.
     Por tanto, estamos ante una excelente película, que sin llegar a ser -en mi opinión- una obra maestra, nos muestra una cine muy serie, cuyo protagonista es creíble gracias al enorme esfuerzo interpretativo del camaleónico Ethan Hawke, que una vez conocida la imagen física del músico y su trayectoria no imaginas que pudiera interpretarlo otro actor. 
    Me gustan sobremanera los "biopic" de prestigiosos músicos y en este he encontrado ese desarrollo narrativo que me gusta en este tipo de películas, que además aporta un conocimiento del retratado muy bien condensado a la vez que documentado. Un blanco en un mundo de negros. Negro de alma. Muy aconsejable tanto para amantes del jazz y el blues como a los que no.      

18 junio 2017

CINE: COMANCHERIA (USA, 2016)

Tenía mono de western. Y por ello volvía una y otra vez a El Dorado, a Río Bravo, a Sin Perdón, a Solo ante el peligro...Y apareció Comanchería. Un western actual con todos los ingredientes de los clásicos. No daba crédito a que en plena crisis del género (crisis no porque haya perdido vigor, sino porque se hacen pocos) apareciera esta enorme película dirigida por David Mackenzie, del que había visto tan solo Rock'n Love, película apenas conocida, pero que me fascinó.
Reconozco que acudí a Comanchería atraído por la intervención del gran Jeff Bridges, al que siempre he considerado uno de mis actores fetiche, e impresionado también por la coautoría de la banda sonora a cargo del "gótico" Nick Cave. Curioso, me dije. Aunque fuera tan solo por la aparición y participación de estas dos estrellas merecerá la pena, me dije también. Pero no. No mereció la pena tan solo por Jeff Bridge ni por la música coautora de Nick Cave, nada de eso, mereció la pena por mucho más. Por encontrarme ante una película magnífica, fiel al western clásico, pero transcurriendo en nuestra época contemporánea. Porque el western en sí, ya no es solo un género, es una forma de vivir y de estar que atesoran determinadas zonas de Estados Unidos. Los caballos de antaño son ahora las destartaladas rancheras polvorientas y los indios comanches ahora son policías serios y concienzudos, que mueren también de forma violenta, defendiendo ideales distintos, eso sí. Y también están esos ranchos de antes en los que ya no hay un afanoso granjero holandés trabajando de sol a sol, junto a su familia, sino enormes máquinas extractoras de petróleo trabajando también de sol a sol, sobre todo si están ubicados en Texas. Y existen idénticas pasiones e idénticos posicionamientos ante la vida, ante la ley o ante la lealtad. Y todo ese cóctel propio del western llevado a nuestra actualidad más radiante, bien narrado y dirigido, se convierte en algo delicioso. Es lo que vi el otro día. Y por eso esta película ya me parece un clásico. No exagero.          

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...