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07 julio 2020

¡ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO!

El individuo asiste desde su terraza favorita a un reguero de mascarillas de todos colores y formas. También lo hace el individuo playero que sonríe ante el desfile de máscaras por el paseo marítimo.
Soy un privilegiado, se dice.
Pero todos lo pueden ser. Todos lo podemos ser.
Es fácil. 

Fase 1 de la desescalada: retomar el contacto social, terrazas ...

Son las dos de la tarde y el mercurio está más cerca de los cuarenta grados Celsius que de los treinta y el individuo apenas puede respirar porque las autoridades le indican que debe de andar con un trozo de tela con filtro adosado a su nariz y su boca, como aquel extraño organismo extraterrestre que se adosó a la cara de uno de los viajeros de la nava interestelar en Allien. Nada más fácil: siéntate en una terraza; despójate de tu ropa, ponte en bañador y túmbate en la arena de la plaza.
Se acabaron las limitaciones y las restricciones. Además estarás cumpliendo con la ley.
Porque así de tonta y de caprichosa, a veces, es la ley, así lo son quienes las hacen. 
Porque no se trata de que estar en una terraza al aire libre rodeado de gente o en una playa rodeado de más gente aún te haga inmune al contagio, nada de eso: es la economía estúpido, como dijo algún político a alguien cuando este cuestionaba algunas cosas.
Sí, es la economía. La que está por encima de la salud, por encima del bien y del mal y de todas las cosas celestiales o infernales.
En Groelandia serán los icebergs, pero aquí son la hostelería y la playita (porque si a playa le quitamos la a y le ponemos ita, queda mucho más ocioso y disfrutable, más cool). 
Así de absurdo a veces es la ley. Así lo somos casi siempre nosotros.
Y ocurre que siempre pasa más o menos igual: a quien cumple, a quien lleva la mascarilla y por descuido se la quita en la calle porque le pica la nariz o se la ha introducido una avispa, podría ser sorprendido por un feraz guardia, mientras el que no la tiene que llevar (por ley) puede aplastar a esa avispa de un plumazo. Y arrascarse la nariz sin violentar la ley a sus anchas. 


13 diciembre 2015

ACERCA DE LA UTILIZACIÓN DE LAS PALABRAS EN LAS REDES SOCIALES (UNA REFLEXIÓN A VUELAPLUMA)

Es muy importante cómo se dicen las cosas, pero mucho más cómo se escriben. Principalmente en este momento histórico en el que las redes sociales protagonizan a diario nuestras vidas (en muchos casos con más protagonismo aún que en la vida real). He conocido casos de gente que ha querido comentar algo en un blog, en Twitter o en Facebook, y le ha salido completamente lo contrario de lo que quería decir. Una coma mal puesta, una interjección a destiempo, un adjetivo mal empleado, una preposición que sobra, un verbo mal conjugado, un artículo que falta...en fin, que es tremendamente peligroso esto de juntar palabras, sobre todo si se hace con la premura y precipitación que imponen las redes.
Y lo digo porque hay mucha gente que es crítica en éstas con colectivos, situaciones sociales políticas o económicas o culturales, crítica con un sin fin de cosas (y yo me cuento entre ellos), pero en más ocasiones de las normales se hace una mala utilización de la crítica, ya que ésta jamás debe ser personal, pero sí es lícito criticar a colectivos, sin individualizar. Yo lo hago con frecuencia. Si digo, como hace poco, que 'los políticos lo enmierdan todo', me refiero al colectivo, pero en absoluto a ningún político en concreto; o al menos, a ninguno en concreto que conozca o que, incluso sea amigo o conocido. Defiendo que se pueda criticar al colectivo y personaje, pero no a la persona, sobre todo cuando se trata de personajes con cargos muy importantes y mediáticos (por ejemplo, un presidente de un gobierno de un país). En en ese sentido, recuerdo cuando yo era un modesto concejal de cultura de un modesto pueblo (Pinos Puente) y cada dos por tres le leía a Pérez Reverte que los concejales de cultura eran unos analfabetos. No sólo lo compartía, sino que me reía con esas ocurrencias, porque sabía que en el colectivo había muchos que respondían a ese calificativo, pero jamás me daba por aludido. Distinto hubiera sido que Pérez Reverte hubiera dicho 'José Antonio Flores Vera, Concejal de Cultura de Pinos Puente es un analfabeto'.  Llevo muchos años escribiendo en prensa y sé lo que me digo; he publicado y sé lo que me digo. Creo saber dónde está la frontera de la crítica personal y de la crítica general. 
Me ocurre igual con otros colectivos a los que critico ferozmente porque soy defensor de los animales. Dos ejemplos: los toreros y los cazadores. Por suerte, no tengo ningún amigo torero, pero sí muchos conocidos y es posible que amigos que le gustan las corridas de toros. Ese dato no me frena para criticar esta práctica e, incluso, podré decir cosas no agradables de los seguidores de esta barbaridad. Podré criticar esa afición parcial, pero jamás menospreciaré a nadie en concreto. Parecido ocurre con los cazadores, algunos de los cuales conozco. 
Porque resulta que en este mundo asimétrico y tan dimensional, nadie es nada en concreto, sino muchas cosas buenas y malas al mismo tiempo; y esas cosas buenas y malas, no lo serán para todo el mundo por igual. De ahí que jamás haya apostado por la inmovilidad de ideas u opiniones. Todo es cambiante. Lo que hoy es negro, mañana es blanco. Para ejemplo yo mismo, que es el caso más cercano que conozco. Ahora soy vegetariano y no comparto -y tampoco comprendo ya- que la gente coma carne, pero no puedo obviar que hasta hace siete meses yo mismo era carnívoro, pero eso sí, siempre comprendí y acepte las críticas de los vegetarianos a quienes comíamos carnes.
En ese sentido, leí hace tiempo un opúsculo escrito por Mao Zedong, el famoso dirigente chino. Se llamaba 'Las contradicciones' y hacía alusión a cómo hay personas con las que coincidimos en muchas cosas y con las que no coincidimos en otras muchas. De hecho, escribí un artículo en Ideal sobre este asunto (artículo que está incluido en el libro de próxima aparición 'Opiniones intempestivas' -aprovecho para hacerme publicidad-). Y es sorprendente que podamos coincidir con un mismo individuo, que es nuestro amigo, en muchas cosas y ser totalmente contrarios en otras. Igual ocurre con los miembros de tu propia familia.     
Amigos y amigas, todo es muy complejo y muy dinámico en este mundo que nos ha tocado vivir. Y si ya era complejo en la realidad física, la realidad virtual ha incrementado aún más esa complejidad.           

14 noviembre 2015

ES HORA DE QUE EUROPA Y OCCIDENTE DESPIERTEN

Tras los atentados de París en la noche del 13-N, el autodenominado estado islámico reivindica no ya estos atentados sino una supuesta declaración de guerra. En términos de Derecho Internacional si un estado le declara la guerra a otro, podríamos estar refiriéndonos al inicio de una guerra a gran escala; y sería ahora el momento de preguntarse qué es el denominado -o autodenominado- Estado Islámico (lo pongo con mayúsculas, aunque no debiera por lo que ahora explicaré). De acuerdo con la teoría política y del estado, un estado para considerarse como tal debe de contar con tres ingredientes: territorio, población y organización. Por tanto, no es posible hablar aquí de un estado propiamente dicho, como lo es, por ejemplo, Francia. En todo caso, se podría estar hablando de un propósito de futuro. Y si ese propósito futuro se cumpliera, estaríamos refiriéndonos a un estado terrorista. Por tanto, aquí de lo que se trata no es de otra cosa que de terrorismo en estado puro perpetrado por individuos radicales que, obviamente, cuenta con apoyos importantes.
No sé -porque no soy un experto en el tema- si el desencadenaNte de todo esto fue la invasión de Irak, pero lo que si está claro es que desde ese momento ha habido atentados en Nueva York, España, Londres y, ahora París. Y no serán los últimos, en mi opinión. Estados Unidos, con el apoyo logístico de Gran Bretaña y un puñado de países menores más y el ridículo apoyo moral del monigote que en ese momento nos gobernaba, la cagó de manera estrepitosa eliminado a un dictadorzuelo que tenía una única virtud: controlar el radicalismo islámico. No lo hacía por complacer a Occidente, nada de eso, sino por seguir siendo el hombre fuerte del Partido Baaz Árabe Socialista, que era el partido único que gobernaba Irak. Sadam Husein, de esa manera controlaba el empuje islámico, igual que lo hacían otros, como es el caso de Mubarak en Egipto. Desaparecidos éstos, todo ese control ya parece inexistente.
Sin embargo, en un asunto tan complejo, ese no fue el único desencadenante importante. Lo es también el enorme error que están cometiendo los países occidentales; y ese error no es otro que la pusilanimidad con que se están afrontando por parte de los países europeos y el resto de los occidentales todo este asunto. Muchas voces expertas llevan tiempo advirtiendo que la política de apertura de puertas de manera tan espléndida al Islam es suicida. Y los hechos lo demuestran, porque las grandes masacres perpetradas en países occidentales desde el año 2001 hasta nuestros días las llevan a cabo fanáticos musulmanes asentados en nuestros países que, además, entran y salen de nuestros países como les sale de sus gónadas, sin control alguno. Gente que crece al amparo de nuestro sistema, pero que al mismo tiempo odian a muerte al sistema en sí. ¿Guerras de religión? No lo creo. Éstas ya tuvieron su momento. De lo que se trata ahora es de otra cosa, que deberán analizar los expertos.
Ocurre que en nuestros países lo políticamente correcto impide ver las cosas con objetividad. Pero yo me mojaré sin problema alguno: discrepo rotundamente de las políticas de puertas abiertas llevadas a cabo por los países europeos en cuanto a la recepción de población musulmana. Básicamente por un aspecto que, desde nuestras democracias no vemos pero que los musulmanes en su inmensa mayoría si advierten: la exclusión y la eliminación. Los países demócratas, alejados de tabús religiosos y fomentados en la igualdad, no entienden que nadie deba ser excluido por cuestiones de religión, sexo, opinión o ideología. En esos valores se fomenta la democracia. Sin embargo, una gran mayoría de población musulmana que vive entre nosotros en Europa no lo ve así. Consideran como válido seguir viviendo en y de nuestro sistema -principalmente por los activos económicos y sociales- pero al mismo tiempo no desean desprenderse de sus creencias, las cuales son totalmente contrarias a las que inspiran nuestras democracias. Ese es el verdadero problema. No ignoro que cada vez son más los musulmanes que valoran vivir en democracia y se alejan de sus creencias medievales, pero me temo que la mayoría no ha dado, y lo que es peor, no va a dar ese paso jamás. Y de ahí a la radicalización sólo hay un paso.
Europa, principalmente, debe de abrir los ojos a lo que se avecina. Se están dando muchas facilidades al terror. Porque de no existir estas políticas tan expansivas sería muy difícil que nadie de fuera -que no sea un estado organizado- pueda entrar en la cocina de nuestras propias casas y cargarse a quien les de la gana con subfusil o bombas en manos, mientras gritan eso de que: Alá es grande... Porque, cómo le explicas a las familias de las víctimas de Nueva York, Londres, Madrid o París que lo que están pretendiendo los países europeos es utilizar el Estado de Derecho y la democracia mientras que salvajes fanáticos y medievales que viven entre nosotros aprovechándose de nuestro sistema social y democrático, nos matan como a cucarachas y, lo que es aún peor, nos meten el miedo en el cuerpo hasta el punto que supone un riesgo sentarse a tomar una cerveza en una terraza de cualquier país europeo o asistir a un concierto en una sala de fiestas.
A ver si despiertan de una puta vez los líderes europeos y occidentales y comprenden lo que ya se nos ha venido encima.

08 septiembre 2015

UNA REFLEXIÓN PROBABLEMENTE HETERODOXA SOBRE LOS REFUGIADOS SIRIOS Y OCCIDENTE

Asunto complejo tienen en sus manos los dirigentes comunitarios. Pero sobre todo los ciudadanos que, al final, siempre serán los perjudicados más que benefactores de las políticas que llevan a cabo sus dirigentes.
Decir que el mundo es asimétrico en todos los aspectos no aporta apenas nada a lo que ya sabemos. Hemos construido una sociedad desigual, en la que determinados países han prosperado y alcanzado un bienestar más que aceptable, mientras que otros siempre están en el furgón de cola, sin posibilidad de salir del catastrófico agujero en el que están instalados, bien por la injusticia de la historia o el abuso de sus sátrapas, normalmente apoyados por Occidente.
A estas alturas ya tenemos claro que la pobreza de muchos es la razón de la riqueza de unos pocos. Ocurre con las personas, pero también con los estados. Pero también ocurre que en cuestiones de economía casi nunca hay mecanismos de equilibrio que consigan buscar una solución para que los ciento noventa y cinco países soberanos que conforman el mundo convivan como buenos vecinos sin necesidad de entrar en la propiedad del otro. Y si a todo eso hay que sumar violentas guerras, genocidios, guerras de religión, segregaciones étnicas o cualquiera de las diferentes formas de crear el caos, la solución no es que no sea fácil, es casi imposible.
Por tanto, es propio y un derecho natural que las personas busquen refugio allí donde puedan si en su propia tierra peligran sus vidas. Y también es propio que a la hora de buscarlo dirijan la vista hacia países prósperos, los cuales estarán en mejores condiciones económicas, políticas y sociales para albergar a las personas refugiadas. Se trata de un orden propio del derecho natural, pero también es una cuestión económica, porque nada se mueve en el mundo sin la economía. 
La foto del niño sirio yaciendo ahogado en una playa de Turquía, para más morbo, cerca de un lugar turístico para gente pudiente, ha abofeteado aún más las mejillas de los países ricos, que remisos y dudosos a la hora de aceptar contingentes de refugiados de Siria y otros países, no han tenido más remedio que dar su brazo a torcer, empujados por la opinión pública, que ha sido aún más sensible a esa realidad que muestra la fotografía. Hay un clamor a favor de acoger refugiados. En un orden lógico, los países ricos deben ayudarles, pero también es obligación de los gobiernos y de los ciudadanos decidir con responsabilidad en cuanto a lo que esto conlleva. No se trata de que deban ejercer un liberalismo a ultranza en el que el hombre no cuenta, sino tener claras las consecuencias, tanto económicas como sociales. Por desgracia hoy día las buenas intenciones y las ideas humanitarias tienen un coste económico, social y político sobre el que hay que reflexionar con la mayor imparcialidad y seriedad posible.   
España, remisa a acoger refugiados hasta el final, ha hecho unas cuentas aproximadas y ha calculado que la acogida de 15.000 ciudadanos sirios refugiados costaría a las arcas públicas 150 millones de euros. Pues bien, en una sociedad moderna, en un Estado de Derecho en el que los números es la razón fundamental de las políticas públicas, eso debe estar presupuestado de manera conveniente. No se trata de un apunte cínico, sino de una realidad que hay que afrontar. Como hay que afrontar el hecho del mayor coste subterfugio pero real que hay que asumir por la permanencia de todos estos seres humanos, ya que a plazo medio no estarán en situación de producir para la sociedad que les acoge, es decir, desarrollar una profesión. O sea, contribuir a la sociedad que les acoge. 
Muchos ponen el ejemplo de que España ha sido un país emigrante, pero hay que distinguir una emigración laboral con una emigración forzada por una guerra. Es cierto que tras la Guerra Civil española muchos españoles se vieron forzados a irse y fueron acogidos por otros países, pero no olvidemos que la mayoría de esa gente eran intelectuales y políticos del bando vencido que aportaron mucho a las sociedades que les acogieron, como profesores, escritores, artistas o, sencillamente, gente muy preparada. Por supuesto -seamos serios-, no será el caso de los 15.000 ciudadanos sirios, o al menos, no será el caso en su mayoría. De hecho, ya se están dando cifras de lo que costaría acogerlos, asunto que no sucedería si fueran ciudadanos que llegaran con una profesión bajo el brazo. Mucho menos en España, país que expulsa del mercado laboral a muchos españoles. En pocas palabras, todo este contingente humano habrá de ser auspiciado a través de los presupuestos públicos, es decir -no nos engañemos- del dinero de los impuestos de los ciudadanos. No lo digo como crítica, ya que soy de los que opinan que refugiarse en otro país es lo lógico y normal (yo sería el primero que lo haría si de lo que se tratara es salvar mi vida y la de mi familia y amigos), lo digo como razón pragmática que hay que asumir desde el primer minuto. Y lo que defiendo en este artículo es que eso me parece lo lógico y lo correcto. Y postulo porque los gobiernos eliminen partidas de gastos suntuarios e innecesarios para poder dotar presupuestariamente ese coste sin que tenga que salir del bolsillo de los ciudadanos. Eso es perfectamente posible. Otra vía es que la ciudadanía admita la subida de impuestos para esa acogida, pero me pregunto ¿será eso admitido, incluso por los santones más progres favorables a la acogida, esos que dicen que todo lo pague el Estado pero luego se quejan de la cantidad de impuestos que hay que asumir; o que sencillamente invaden impuestos cuando le es posible? Es más, muchos de los que deciden por nosotros, los ciudadanos, no pagan impuestos o, sencillamente, evaden capitales por las noticias que hemos conocido en los últimos años. En ese sentido, ¿asumirían los políticos una bajada de sueldo y la Casa Real una bajada sustancial de sus asignaciones para dedicarlo a la acogida de refugiados? No. Sinceramente, creo que no, ya que nuestros políticos no se llaman José Mújica (Presidente Uruguayo).  
No son reflexiones cómodas, ya lo sé, pero hay que mojarse. Poca gente lo hace. 
En estos días, estoy visitando foros y hay una clara disposición a la acogida, cosa que me parece lógica en un mundo tan desigual, pero también muchos ciudadanos están preocupados por el coste económico, quejándose que deberían ser 'refugiados', en primer lugar los ciudadanos propios que subsisten sin empleo ni prestaciones. 
Todo esto suscita un amplio debate que hay que afrontar. Y lo debe de afrontar Occidente desde la premisa de saber que su riqueza y el bienestar económico y social de sus ciudadanos es posible que se deba al deterioro de la vida en países subdesarrollados, por lo que acogiendo a individuos desfavorecidos, de alguna manera se devuelve la moneda, ya que nada es gratis ni fácil de conseguir en este dispar mundo, supuestamente civilizado.           
Por su parte, los ciudadanos del primer mundo deberíamos de estar dispuestos a asumir que las cosas no podrán seguir como hasta ahora; que no será posible no abrir la puerta a los ciudadanos del llamado tercer mundo; que no será posible seguir manteniendo el mismo estatus ante un mundo tan desigual; que si Occidente no se ha preocupado de crear riqueza y bienestar en los países pobres de Asia, África y América (todo lo contrario, siempre los ha explotado), ahora ya es tarde para ello y no habrá más remedio que abrir las puertas de sus casas para acoger a quien de una manera u otra acabará entrando. Así de complejo y de real el mundo en el que vivimos.
Los gobiernos occidentales deben saber que el gasto público tras la acogida de cada vez más ciudadanos de la parte del mundo más desfavorecida será más amplio. Insisto, deberán ponerse las pilas y dejarse ya de gastar en gastos innecesarios. En prebendas, en fastuosos gastos oficiales, en boato, en inversiones estúpidas. Deberán derivar el gastos superfluo hacia partidas sociales, educativas o sanitarias. O eso, o seguir con el mismo nivel de gasto, lo que conllevaría subir los impuestos de los ciudadanos residentes. ¿Se bajará la casta del burro cómodo en el que están instalados? 
Por otra parte, los países occidentales han demostrado torpeza histórica al creer que podrían cerrar sus fronteras de oro. El mundo es global y no hay fronteras que impidan la entrada del sufrimiento, del hambre, de las guerras, del genocidio. En realidad, todos haríamos lo mismo si nos encontráramos en la situación de los sirios. Pero poco se han preocupado las potencias mundiales de crear riqueza y forzar la paz en los países a los que no les ha podido extraer nada material, ya sea petróleo u otros recursos naturales valiosos. Lo lógico y conveniente siempre es crear riqueza en todos los países de la orbe mundial para que los ciudadanos puedan seguir viviendo en su tierra que, en última instancia, es lo que pretende todo el mundo, ya que nadie emigra por voluntad propia. España es un ejemplo de ello por los muchos emigrantes que siempre ha tenido.   

Ante todo este asunto es obligatorio hacerse estas preguntas: 

¿Estarán dispuestos los países occidentales a asumir presupuestariamente la entrada de refugiados, eliminando partidas suntuosas que favorecen siempre a la casta? 

¿Estarán dispuestos los ciudadanos, en su caso, a pagar más impuestos para acoger a más refugiados? 

¿Están preparadas los países occidentales a cada vez más gente del tercer mundo? 

¿Habrá conflictos étnicos, religiosos, sociales, económicos?

¿Habrá acabado el estatuto social y económico de Occidente?

Muchos interrogantes que hacerse ante la realidad que se le viene encima a Europa y a los países occidentales.   

17 diciembre 2014

UN ASNO MATA A UN POLLINO EN LUCENA

¿Qué decir del asno que ha aplastado el digno pollino en Lucena? 
Cuando leía la noticia esta mañana en una cafetería del centro de Granada casi vomito el café que me estaba tomando. Vi la foto del descerebrado de 150 kilos en lo alto del endeble lomo del animal y en ese momento me dieron ganas de tener en las manos una repetidora, lo juro. Inmediatamente tuiteé proponiendo que este tipo fuera aplastado por un elefante a ver si comprendía el agravio comparativo.
Me niego a pertenecer a la misma especie que
esta bola de cebo.
Luego, vas leyendo con más tranquilidad la noticia y te preguntas por la pasividad de quien fuera quién vigilara e, incluso, de la irresponsabilidad del ayuntamiento por propiciar este tipo de cosas, usando animales para espectáculos cirquenses. 
Porque lo que hay erradicar de una puta vez en este país de toros y toreros es la práctica de utilizar a los animales como juguetes de feria.
Hace unos años vi ese belén gigante en la puerta del ayuntamiento de la histórica y bonita ciudad de Lucena, en la provincia de Córdoba, pero no recuerdo si había animales por entonces, creo que no. Pero se ve que para ahondar más en el espectáculo el ayuntamiento ha visto bien incluirlos este año. Y no contentos lo hace con un pollino de pocos meses, que además estaba allí expuesto a las inclemencias del tiempo y a que animales como el descerebrado obeso lo monte y acabe con su vida como ha ocurrido. Y lo peor es que como todo el mundo imagina, nada le ocurrirá. De hecho, en estos momentos tras tomar declaración ante el juez está en libertad, existiendo la opción de que siga haciendo las burradas que le salga de su inútil mole de grasa.
¿Pero hemos de extrañarnos de estas prácticas en un país que tiene como fiesta nacional torturar toros -y por añadidura el daño colateral del caballo del picador- en una plaza antes miles de personas -millones si contamos con las retransmisiones televisivas-? Pues no, no hemos de extrañarnos. Como no hemos de hacerlo con la salvajada del Toro de la Vega, el toro de fuego -o como quiera que se denomine- o, sencillamente, arrojar cabras por un campanario. En fin. 

Estas prácticas están muy arraigadas en nuestro país. Recuerdo que hace unos años visité la ciudad de San Sebastián y comprobé cómo en el Monte Igeldo, desde el cual hay una fantástica vista de la bahía,  había una atracción que consistía en el arrastre de una pequeña carroza para niños por un pony. El animal no podía tener la cara más triste. Su destino no era otro que estar todo el santo día tirando de una carroza cargada de niños, en un espacio reducido, ruidoso, sucio y asfaltado. En ese mismo viaje visité Tordesillas y aunque no contemplé lo del Toro de la Vega, que era por la tarde, ya pude constatar desde muy temprano lo que le esperaba al animal a tenor de la enorme ingesta de alcohol que se estaban metiendo los mozos.   
Cuando llegué a mi domicilio hice dos reclamaciones: la primera al Ayuntamiento de San Sebastián; la segunda a la Delegación de Gobierno de la Junta de Castilla y León en Valladolid. De la primera tuve respuesta del Ayuntamiento, indicándome que estaban haciendo lo que podían, pero que era una atracción privada y tal; de la segunda, no obtuve respuesta alguna. Luego vino toda esa movida en que se ha convertido el asunto del Toro de la Vega, que estoy seguro acabará por desaparecer, como desaparecieron los Autos de Fé, ya bien entrado el siglo XVIII.         
Sé -o eso quiero creer- que no toda la raza humana es así, pero que aún existan tantos elementos que disfruten matando y torturando a los animales más que preocupante es inadmisible y no hay que regatear en esfuerzos para que eso detenga.
Habría que comenzar en este puñetero país a respetar a los animales domésticos o salvajes, como se hace desde hace mucho en países de nuestro entorno. Con una legislación más contundente, sobre todo penal. Erradicar los circos con animales y todo espectáculo que los incluya, así como los zoos en los que no exista la atención y el espacio necesario para que éstos no se sientan en cautividad. 
Pero sé que nada de eso ocurrirá mientras sigamos matando toros.      

29 octubre 2014

¡QUÉ PUTREFACCIÓN!

¿Alguien se siente decepcionado por los casos de corrupción en masa que están aflorando en estos días? No lo creo. En todo caso, sorprendidos al comprobar que la cosa va más allá de lo que pensábamos. Eso que se dice de la 'punta del iceberg y tal'. 
Porque desde que comenzó la democracia se han ido creando monstruos y éstos ya están tan crecidos que te devoran. Algo así como los dragones de la Khalessi. 
Resulta que la supuesta democracia española y la supuesta Constitución han dejado que el artículo seis de ésta campe a sus anchas. El artículo seis, el que regula los partidos, decidió que la participación política y todo el mecanismo estatal se vinculara a los partidos políticos. Y con una ingenuidad casi hiriente establece 'in fine' que el funcionamiento interno ha de ser democrático. Qué candidez. Y, claro, como nada de eso se pensaba cumplir, los listos y salvapatrias de toda la vida comprendieron que era la oportunidad para pisotear, robar y expoliar a sus anchas. 
Para colmo, se posibilitó que formaran parte de las cajas y de los organismos de control más rigurosos. Es decir, como poner al lobo a cuidar de las gallinas, como se suele decir en plan coloquial. Porque los partidos -no nos engañen a estas alturas- son cuatro tipos entregados al poder económico del país y extranjero en muchos casos, sin más escrúpulos que forrarse cuanto antes, aparentando ser patriotas y estadistas que te cagas. Además, de poder seguir financiando sus partidos, para que la maquinaria no decaiga.
Vean el caso de González o el de Aznar, por poner tan sólo los dos más sobresalientes, por el poder que alcanzaron. El primero rico hasta las cejas -como también se suele decir en plan castizo-, viniendo de un partido obrero; el segundo, codeándose con los tipos más corruptos y potentados del mundo, vinculando desde pronto su carrera política hacía el gran negocio mundial desde la foto de las Azores. Y ahora fíjense en el rey senior, un tipo al que le reconocen una fortuna imposible de justificar, codeándose toda la vida con los tipos más corruptos del país - De la Rosa, Colón de Carvajal..-, no cortándose un pelo en sus tratos permanentes con las billonarias monarquías del Golfo, es decir, campando a sus anchas, sin que nadie en este mísero país le haya afeado jamás su comportamiento. Y cuando digo nadie, digo nadie que importe y decida, desde grandes medios de comunicación hasta altos políticos. Todos postrados. Todos súbditos. 
Luego, con ese panorama ¿nos ha de extrañar que cuatro alcaldetes, y altos cargos de CCAA hayan robado durante años y años? Y es que no era posible no verlo: tantos cargos, tantos coches oficiales, tantos sueldos enormes, tanto lujo, tanta comida en restaurante de lujo, tanta tarjeta, tanta dieta, tanta influencia en los contratos del Estado, tantas malas amistades...¿Nadie había observado todo eso? Pero a pesar de todo seguíamos votándoles. Con un par.     
Pero la gran pregunta que ahora se hace todo el mundo es la siguiente: ¿Por qué ahora? Por qué sale toda la mierda ahora? Mantuve hace poco en un artículo en Ideal 'Vigilar y castigar', que se puede leer pinchando en la foto del mismo en la derecha, mantenía, que lo gordo, lo importante está por salir. Y no me equivoqué. La prueba está en esta trama denominada 'Operación Púnica' que ha convulsionado al país. Pero no se preocupen, habrá más mucho más. ¿La razón de que ahora salga todo? En realidad no lo sabemos, pero ha de obedecer a algo.
Si quieren mi opinión: yo considero que ahora está saliendo todo porque la tapa del pozo séptico ya no aguantaba más. Sencillamente, por eso.              

11 mayo 2014

¿VOTAR EN EUROPA?

En esta ficción que nos hemos dado los ciudadanos del mundo (iba a escribir primer mundo, pero, ¿qué significa eso?) más o menos rico, optamos por crearnos para nosotros mismos todo un cúmulo de instituciones, organizaciones, entidades, organismos, entes, fundaciones, y no sé yo qué cosas más, con la única y básica idea de crear un armazón que por sí sólo sostenga esta llamada democracia, que es algo que van imitando poco a poco esos países que cada vez son menos pobres para integrar con paso firme la nómina de los más ricos (curiosamente, a más rico es un país más democrático parece, a excepción de China, claro está). Ya llegará su turno -se dicen a sí mismos los padres de todo- para los países emergentes, esos que hacen los deberes y cumplen con las normas de la riqueza y el libre mercado. De los pobres de solemnidad ni hablamos. Total -se dicen-, si sus ciudadanos ya están cruzando nuestras fronteras, ¿qué sentido tiene que fomentemos la riqueza en sus propios países?. 
Y todo ese armazón lo intentamos estructurar a lo largo y ancho de los cinco continentes, con la particularidad de que ni todos somos igual de ricos, ni existe una riqueza homogénea dentro de cada continente. Por tanto, el resultado que va a salir de todo eso siempre será un tira y afloja. Es decir, tirarán y exigirán los ricos y aflojarán y se dejan arrastrar los pobres, que es algo que pone mucho a la Merkel en Europa y seguramente que a otros líderes en otros continentes.
Pues bien, toda esa ficción que nos hemos montado se va a renovar ahora en Europa, el día veinticinco de este mes sin ir más lejos. Y, claro, los políticos de toda esta Europa de los veintiocho están de los nervios. En primer lugar, porque saben que el ciudadano medio europeo, ese que paga todo ese armazón, está cada vez más desanimado. Entre otras cosas, porque por muy poco atento que esté y por poco que esté pendiente de las noticias que se arrojan desde esos lugares tan untuosos y enmoquetados, entre otras cosas , decía, sabe que algo no es cómo le cuentan. Observa que es cada vez más pobre, mientras que otros cada vez son más ricos. No lo digo sólo por Grecia, Portugal o España, también lo digo por la totalidad de las clases medias de cada uno de los veintiocho países. 
Y, entonces, ese ciudadano medio europeo se pregunta: ¿yo quiero seguir así? ¿Yo quiero seguir fomentando con mi voto cada cuatro años que sea cada vez más pobre, mientras otros son cada vez más rico? ¿Yo puedo detener esta sangría económica con mi voto? 
Y, claro, cuando se hace esa pregunta, las privilegiadas castas que integran todo ese armazón comienzan a acojonarse y a la vez se preguntan: ¿se estará preguntando el ciudadano medio para qué sirve su voto? ¿Habrá advertido que con su voto está contribuyendo a que yo tenga el estatus que tengo? Es lo que tiene preguntarse mucho.

Que cunde el desánimo a la hora de votar es evidente. El pasado sábado veía por televisión el festival de Eurovisión, no porque me interese el tipo de música que ahí se interpreta, a pesar de que a veces sale gente que canta muy bien (la música me la busco yo por mi cuenta), sino porque me divierte y me aclara mucho lo que se maneja ahí a la hora de votarse unos países a otros, y de esa manera comprender hacía dónde van las lealtades y las deslealtades entre países, toda vez que quien vota es el ciudadano medio desde su casa.
Y desde que llevo a cabo ese ejercicio, compruebo que los países del antiguo bloque del Este son una piña, los del norte, por lo general también, pero los fundadores de la actual UE y ubicados más en la zona central y escorados al oeste, van por libre. Es más, observas como los demás ni los miran apenas, (salvando siempre la calidad artística del algún ganador que otro, como el caso de este año con la mujer barbuda, que en realidad es un señor barbudo, como tantos). Lógicamente, no se trata de un análisis que nos vaya a dar todas las claves de hacía donde va Europa, pero sí ayuda bastante. Para muestre fíjense siempre en qué lugares se quedan los países más potentes de la vieja Europa, caso de Gran Bretaña, Alemanía, Francia o Italia.

Así que, reflexionando sobre todo eso, y volviendo al hecho de preguntarnos sobre qué es lo que votamos cada cuatro años, al ciudadano europeo le asaltan infinidad de dudas acerca de sí merece la pena o no sostener todo ese armazón al que me refería.
O pongamos el caso de España. ¿Hemos ganado o no los ciudadanos desde que estamos en la UE? ¿Hemos ganado con la moneda única, con la libertad de prestación de servicios y trabajo, con la homogeneización de normas básicas en materia económica y laboral? Es la hora de preguntárnoslo.
Lógicamente, los políticos patrios de la mayoría de los partidos afirman que sí. Igual que afirma que sí el tendero cuando se le pregunta sobre la calidad de los productos que vende. Sin embargo, lo importante no es que lo digan los políticos, sino que lo digamos nosotros, los ciudadanos. Que digamos, por ejemplo, si lo que se gana es calidad de vida en nuestros respectivos países o si por el contrario lo que se gana no es otra cosa que la preservación de la cantidad de parásitos que viven a nuestra costa, que viajan gratis total por toda Europa, que se someten dócilmente a los intereses de las grandes multinacionales, que se autoimponen por ello enormes sueldos sin el más mínimo rubor (por ejemplo, la imputada por el saqueo de los ERES andaluces, Magdalena Álvarez, cobra cada mes  27.000 -sin contar dietas- € como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, que no olvidemos se trata de un Banco que sostenemos con nuestros impuestos todos los ciudadanos europeos. Por su parte un eurodiputado cobra al mes 8020,53 euros brutos más 4.299 euros de dietas, sin contar los viajes gratis y otras prebendas). 
Sí, la idea de una Europa unida es muy atractiva. Yo siempre he apostado por esa unión. Y estoy convencido de que los grandes teóricos posteriores a la Segunda Guerra mundial se hilvanaron los sesos para construir algo sólido y positivo. Pero no esta Europa que se está construyendo, que en realidad no es otra cosa que un vasto enjuague burocrático montado de espaldas a los ciudadanos. Una prueba evidente es que la Constitución hizo aguas y está ahí, apalancada.
Por tanto, ya doy las claves hacía qué deriva cogerá mi derecho al voto el próximo día veinticinco. 

08 mayo 2014

EN LA MUERTE DE YAGO LAMELA, EN LA MUERTE DE UN CAMPEÓN

Ha muerto Yago Lamela. Cuando escribo estas líneas aún me encuentro sobrecogido por la inesperada noticia. Sabía de los problemas por los que atravesaba el magnífico atleta asturiano, pero llega un momento en que se corta el conocimiento de lo que conocemos del personaje y de lo que realmente conocemos de la persona. Sólo él mismo, familia y amigos sabían cómo se encontraba, algo que me parece totalmente lógico y necesario en esta jungla mediática en que se ha convertido nuestra sociedad.
Yago Lamela tenía tan sólo 36 años y fue, entre otras cosas, subcampeón del mundo, campeón de Europa sub-23 y recordman de Europa en salto de longitud. Iba camino de ser uno de los más grandes en esta disciplina, pero comenzó a lesionarse de forma importante y algo se cruzó en su mente y ya no se pudo recuperar. Siempre tendremos en mente su porte algo soberbio del que sabe que tiene cualidades físicas para romper cualquier récord y de su melena al viento. Pero nada mejor que reproducir aquí el artículo que le dediqué en 2008 en aquel Proyecto Florens que montamos mi Alter y amigo Jesús Lens y yo mismo en nuestros respectivos blogs: 

YAGO LAMELA: SALTANDO EN NUESTRA IMAGINACIÓN      


07 febrero 2014

EL AUGE DE LOS PRODUCTOS CHINOS

Ayer escribía que estaba subyugado con los smartphones chinos. Es cierto, pero es, básicamente, una metáfora. 
Cuando leí 'Gomorra' de Roberto Saviano, no pude más que sorprenderme de la forma de operar que tenían los chinos para copiar a los diseñadores y sastres italianos que, como sabemos, tienen un enorme prestigio mundial. Grababan en vídeo todos los pasos necesarios para confeccionar un caro traje de diseño italiano -por ejemplo-. Desde el inicial corte de la tela hasta el bordado más sofisticado, si era necesario. Posteriormente, veían una y otras vez esas imágenes grabadas y acababan por igualar el producto, que luego vendían a precio mucho más bajo. Lógicamente, pronto tuvieron enfrente a las sagas mafiosas del sur de Italia, al comprender éstas que su negocio se podía ir al traste. El armisticio fue fácil: trabajáis para nosotros, aunque no fue nada fácil, toda vez que los chinos también estaban bien organizados.   
Pero, en fin,  no sólo se limitan a la ropa, como todos sabemos, lo hacen también con los coches, con las motos, con la maquinaria, los electrodomésticos, la informática, la electrónica y ahora lo están haciendo con los smartphones, porque han comprendido que hay mucho negocio en este sector a nivel mundial. Además, están haciendo cara a las grandes marcas como Apple, Sony, Nokia, Motorola, Samsung o LG. De hecho, ayer saltaba la noticia que el gigante norteamericano Motorola ha sido adquirida por Lenovo, una de las compañías informáticas y de comunicaciones más importantes de China. También ha adquirido el sistema de servidores de IBM. Y, lógicamente, eso es mucho más que una promesa de expansión. De hecho, a Lenovo ya se le considera un gigante a nivel mundial.
Hemos de reconocer que aún desconfiamos de los productos 'chinos', si bien cada vez menos. Pero hay que matizar el termino: no es igual decir producto 'chino', que producto 'hecho en China', porque, de hecho, la mayoría de las multinacionales, ya sean del deporte, de la electrónica e, incluso ya de la automoción, fabrican o ensamblan sus productos en China, por aquello de la competitividad, los bajos salarios y el bajo coste laboral y tributario. Es algo cuestionable, pero de esa manera está configurada la oferta y la demanda en un mundo de mecánica capitalista. En mi opinión particular, que las grandes multinacionales fabriquen en China, además de los argumentos dados, tiene el objeto de no ser imitados por los hacendosos y hábiles empresarios de aquel país.  
Y de todo eso, China, está sacando buena tajada. De hecho, el poder fabricar en su país los productos más sofisticados de las grandes internacionales está haciendo que imiten cada vez mejor, hasta el punto de superar en muchos casos a las propias grandes marcas. Además, surgen cada vez más marcas volcadas en el I+D del producto.
Por ejemplo, en el sector de los smartphones, ya comienzan a llegar a Europa y a otros continentes marcas de telefonía con cada vez más prestigio comercial, caso del mismo Lenovo, Huawei (que ha conseguido introducir sus teléfonos móviles-fijos en un amplio sector de la Junta de Andalucía, por ejemplo), Xiami -la marca china más prestigiosa en smartphones y que fabrica, probablemente, algunos de los mejores del mundo-, ZTE -que opera con casi todos los operadores de telefonía móvil españoles y de otros países europeos-, HTC -que destaca por la calidad y el alto precio de sus terminales- Cubot,  Jiayu, THL, Zopo, One y otras muchas marcas que ahora nos suenan a ídem, pero que en poco tiempo nos sonarán cada vez más, ya que la mayoría de nosotros llevaremos tarde o temprano un teléfono chino en el bolsillo. Por lo pronto, ya hay en torno a los seis mil millones de smartphones chinos repartidos por el mundo. Pero lo realmente fascinante es que esas marcas son cada vez más conocidas por nosotros y muchos usuarios ya las están valorando por encima de las marcas 'sagradas', gracias al menor precio y a la calidad y diseño del producto en sí. Ocurre que quien se atrevió a comprar hace un año un terminal chino de gama alta hace un año, pagó la mitad de lo que vale ahora. De hecho, el modelo más avanzado de HTC, tiene un precio superior a la gama alta de Sony, teniendo su precio casi equiparado al iPhone de más memoria de Apple.
Comentaba ayer que Japón comenzó de similar forma con los coches. Hará unos treinta años, poca gente confiaba en un coche japonés. Mientras tanto, éstos se limitaban a seguir copiando los modelos alemanes, sin inmutarse. Hoy día, un coche japonés es señal de prestigio, calidad y buen precio, que ha arrasado el mercado norteamericano y europeo, que son los paraísos tradicionales de las grandes marcas de coches.
¿Ocurrirá esto con los productos chinos en unos pocos años? ¿Ocurrirá con los smartphones? Estoy convencido que ocurrirá. Ya está ocurriendo.             

05 febrero 2014

ESTUDIANDO SMARTPHONES CHINOS

Sólo una cosa breve: perdonad por la poca actualización del sitio. Toda mi energía está ahora empleada en el estudio concienzudo de los smartphones chinos. Un tema apasionante. En serio.  Ese tema me tiene francamente subyugado. 
Cuentan por ahí que de similar forma comenzaron los japoneses con sus acreditados coches.

02 febrero 2014

PHILIP SEYMOUR HOFFMAN: MUERTE DE UN ACTOR DE RAZA.

Philip Seymor Hoffman, interpretando al padre Flynn
en 'La duda"
Me entero a través del blog hermano de mi amigo Jesús Lens que ha muerto Philip Seymuor Hoffman. Ha sido un mazazo tremendo. Una muerte sentida como si fuere la de un amigo. 
A mi me gustaba cómo interpretaba este tipo. La primera que le vi interpretar un papel protagonista -es probable que el primero importante que hizo- fue en la excelente 'Truman Capote" - por la que obtuvo el Osca el mejor actor- y después en 'Antes que el diablo sepas que has muerto', 'La duda', (de la que hice un comentario hace poco aquí), 'Radio encubierta', 'The Master' y tantas otras. Era un actor muy talentoso y camaleónico. Y gracias la enorme cantidad de registros que tenía, cada vez era más demandado en Hollywood para papeles importantes, a pesar de su, aún,  juventud.
Ha muerto joven, porque seguramente ha vivido muy rápido. Tanto como su meteórica carrera.
El año pasado intentó desligarse de su adicción a la heroína, pero al parecer ha sido demasiado tarde. 
Lo lamentable de la muerte de este tipo de actores de raza -al margen del drama humano que siempre representa una muerte- es que con ella desaparece la posibilidad de verles en futuros papeles cada vez más complejos y brillantes y, por lo tanto, no poder disfrutar de futuras extraordinarias películas magistralmente interpretadas. Pero así es la genialidad: efímera.   

10 noviembre 2013

UN DILEMA SOCIAL

Hace unos días acudí a una farmacia de mi barrio y una observación me planteó un dilema social. Veamos. 
Una cliente, una chica que aún no llegaba a la mediana edad sacaba varias recetas e iba solicitando al farmacéutico distintos medicamentos. Se le veía segura y conocedora de lo que pedía porque iba recitándolos al mismo tiempo que el farmacéutico los leía. Cuando los tenía todos en el mostrador y conoció de primera mano el precio de cada uno de ellos, comenzó a objetar y a mostrar desacuerdo con dichos precios. De unos comentaba que habían subido un montón, de otros que el copago se había disparado y de otros más que, sencillamente, habían salido del sistema de receta. Con estos últimos mostró especial indignación. No obstante, no dejó ninguno sobre el mostrador y los pago todos. Pero se marchó con el gesto contrariado. Mi compra era muy modesta -¡ojalá siempre lo sea en las farmacias!- y la casualidad quiso que yo me montará en mi moto al mismo tiempo que ella se montaba en su coche. Se trataba de un vehículo enorme, de esos de gran cilindrada y luces led por todas partes y reluciente de blanco, cuya modelo se me escapa (siempre se me escapa). Creo que era un BMW. 
Y fue ahí cuando surgió el dilema, en el cual pensaba mientras conducía mi moto mecánicamente. Pensé: esta persona se ha quejado enormemente en la farmacia por la birria del sistema de salud que tenemos, cada vez más caro, pero conduce un coche que seguramente estará muy cerca de las seis cifras. Me dije posteriormente: me parece una actitud egoísta dado su evidente poder adquisitivo. Pero también pensé: es probable que tenga todo el derecho a quejarse porque, a lo mejor, paga muchos más impuestos que la mayoría, sencillamente, porque tiene talento, trabaja muchas horas y, por lo tanto, gana tanto dinero que por ello ha de pagar mucho a Hacienda y, además, puede permitirse comprar ese coche y, de camino, quejarse del sistema de salud porque contribuye poderosamente a que este se mantenga. Es una hipótesis válida. Luego, ¿es admisible que tenga más derecho a quejarse que quien paga menos impuestos a la Hacienda pública o, sencillamente, no paga impuestos? Puede que sí; o puede que no. Pero también es probable -pensé- que esa persona gane mucho dinero, de acuerdo con la muestra de poder económico de su coche, pero que todo sea en negro y que no aporte casi nada al erario público. Luego, en ese caso ¿qué derecho tiene a quejarse? ¿Hay, entonces, una actitud clara egoísta e insolidaria? Al menos, si ese fuera el caso, podría tener la decencia de no quejarse, me dije.
O pongámonos en el caso contrario: el emigrante sin papeles que llega a una farmacia y se le dispensa el medicamento de forma gratuita por ser una persona desahuciada. ¿Tiene éste más derecho o menos? Es decir, suponiendo que la del coche potente pagara sus impuestos de acuerdo a su enorme capacidad económica ¿tiene más derecho que el emigrante a obtenerlos gratuitos, toda vez que ella contribuye al erario público y el emigrante no?  ¿O tendrá menos derecho, toda vez que el emigrante no tiene nada? En fin, ya digo, un dilema que no quería dejar la ocasión de comentar aquí. Por si queréis dar vuestra opinión.   

24 octubre 2013

LA SENTENCIA DEL TEDH DE ESTRASBURGO Y LA DOCTRINA PAROT

No quiero enrollarme con el asunto que está ocupando estos días los titulares de los medios, por lo que intentaré ser conciso y claro en esta entrada (son tipos de entradas que me había propuesto eliminar del blog, pero esto es muy fuerte). Me refiero al asunto de la sentencia de la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de  Estrasburgo , que ha tumbado la doctrina Parot.
La conocida como doctrina Parot se debe una sentencia del Tribunal Supremo de 2006 en la que venía a decir que los beneficios carcelarios (estudios, trabajos, etc.) se aplicarán a cada una de las penas de forma individualizada y no sobre el computo global de las mismas. Es decir, que si un individuo -por ejemplo, Parot, que viene a huevo el caso) acumula varias penas como consecuencia de varios delitos, los beneficios se les computará por cada uno de las penas, y no sobre el total de las mismas. Ocurre que el Código Penal de 1973 establecía que la prisión máxima será de 30 años y lo que querían los abogados de Parot es que esos beneficios se dedujeran sobre ese total y el Tribunal Supremo no accede a lo solicitado por éstos, estableciendo que esos beneficios se aplicarían, como antes señalaba, por cada uno de los delitos, de forma individualizada. Eso supone que el individuo en cuestión no se beneficiaría por lo que dice el Código Penal de 1973 (30 años, máximo, que se quedaría en menos si deducimos los beneficios penitenciarios), toda vez que la suma de los delitos es mayor y esos beneficios no interactuarían sobre el total sino sobre los delitos tomados individualmente. Además, le da carácter retroactivo. Hay mucha diferencia.
Pues bien, eso es lo que ha tumbado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, cuyas sentencias son de obligado cumplimiento en materia de derechos humanos  para los países miembros de la Unión Europea, porque así lo hemos querido los países que somos miembros por voluntad propia. 
Dicho esto, lo que aquí hay, en mi opinión, es -de nuevo- una colosal metedura de pata de los políticos que nos han gobernado desde que comenzó el periodo democrático. Debieron de hacer reformas legales penales para que este tipo de sentencias no se dieran y nos la hicieron por miedo a espantar a los socios vascos con los que estaban obligados a gobernar cuando no tuvieran mayoría absoluta, que es lo que realmente ha ocurrido en la mayoría de las legislaturas, ya que siempre ha habido que tirar de PNV para gobernar; y el PNV, lógicamente, es contrario a la doctrina Parot. Eso es lo que hay. Por tanto, no es posible demonizar la sentencia del TEDH de Estrasburgo toda vez que lo que ha hecho es aplicar la legislación española y tumbar una doctrina del Tribunal Supremo español - y la modificación que hizo de ésta el Tribunal Constitucional español en 2008-, sencillamente porque estos dos tribunales españoles están por debajo en jerarquía al de Estrasburgo en materia de derechos humanos.
Y, lógicamente, mucha razón tienen las asociaciones de familiares de víctimas del terrorismo y familiares de víctimas de otros grandes delincuentes -violadores, pederastas, asesinos confesos, etc- cuando despotrican contra la cobardía de los políticos españoles, que pensando tan sólo en su culo, les importa una mierda lo que ocurra con los que verdaderamente sufren. Definitivamente, tendrían que haber sido contundentes en cuanto a reformas legales penales para este tipo de delincuentes, tal como han hecho la mayoría de los países democráticos de nuestro entorno. Países que no se verán sorprendidos por sentencias de este tipo del TEDH porque han hecho sus deberes a nivel legislativo. Pero en España esos deberes no se han hecho. Ni esos ni otros. ¿Qué vamos a esperar de un país en el que el mismísimo Jefe del Estado es totalmente irresponsable de los posibles delitos que pudiera cometer? Así nos va; y así nos irá en el futuro.   

10 julio 2013

EL FÚTBOL EN ESPAÑA VA A CAMBIAR (TIENE QUE CAMBIAR)

Hace casi un año publiqué un artículo en el diario Ideal cuyo título era 'Crisis económica y fútbol'. Unos meses antes publiqué en el mismo periódico 'El fútbol como terapia'. Es más, un par de años antes, el mismo día en el que España se proclamaba campeona del mundo de fútbol en Sudáfrica publicaba otro artículo denominado 'El fútbol como catarsis'  (todos los podéis leer pinchando en el título). Por tanto, no cabe duda que he intentado reflexionar sobre lo que está ocurriendo y lo que podría ocurrir en el mundo del fútbol. Ese mundo que sigue aún encerrado en una burbuja, a pesar de que el país lleva años desangrándose. En todos y cada uno de los artículos criticaba esta situación de proteccionismo y teorizaba sobre el enorme interés que tienen los gobiernos que nada cambie, porque de esa manera, con ese pan y circo, se mantiene entretenida a una enorme masa social votante.
Pero ahora, tal y como ya teorizaba, las cosas ya no se podrán mantener así. Conocimos el 'hachazo' del fisco a Messi y ahora estamos asistiendo a la desaparición de clubes de segunda y categorías inferiores por problemas económicos. Asimismo, nos llegan informaciones que equipos consagrados e internacionales de otros deportes más minoritarios ya han desaparecido o están en vía de desaparecer. Son los casos del Atlético de Madrid de Balonmano, el Caja Segovia de Fútbol Sala y la pronta desaparición de uno de los equipos españoles más competitivos, el Esukatel. Pero el chorreo no se va a detener ahí. En los próximos meses habrá muchos más casos. Las causas son fáciles de comprender: la crisis ha retirado patrocinadores y las instituciones ya no subvenciona. Para colmo, muchos de estos equipos estaban financiados por las obras sociales de las Cajas y al cambiar la normativa y convertirse la mayoría en bancos, la obra social desaparece.
    Sin embargo, aún existe una enorme protección hacia la primera división del fútbol español. Siguen sin estar claras las cuentas en los grandes clubes de nuestro fútbol y existe una fusión de intereses entre los intereses privados y ocultos de sus directivos y los del club mismo. Para colmo, la mayoría tiene enormes deudas con Hacienda, la Seguridad Social y proveedores. Pero no ocurre nada. Lo que sería una persecución para cualquier ciudadano o cualquier empresario de esta país, para los clubes de fútbol no supone problema alguno. Es más, a pesar de que han bajado sus pretensiones en cuanto a fichajes, siguen disparando con pólvora de rey. Un ejemplo, el equipo que más dinero debe a Hacienda de este país, el Atlético de Madrid, aún se permite fichar a uno de los jugadores con más ficha del fútbol español, David Villa. Es demencial. Los ciudadanos deberíamos de sorprendernos -y no lo hacemos demasiado- sobre las cantidades bestiales que cobran los jugadores, aún a sabiendas que sus estratosféricas fichas se mantienen a costa de que sus clubes deban cientos de millones de euros a Hacienda y a la Seguridad Social, que es como decir que están endeudados con el conjunto de los españoles. Porque resulta que mientras que nuestras empresas nos retienen la cantidad pertinente en concepto de IRPF y Seguridad Social, los clubes suelen abonar el total de esos conceptos que, legalmente, le correspondería a los jugadores, ya que se negocian contratos netos de impuestos y Seguridad Social. De ahí esa deuda descomunal que tienen los clubes con el fisco.
     Además, en los países de nuestro entorno dentro de la UE las cosas no son así. Alemania -que es la voz cantante en Europa- cuenta con sistema legal que prohíbe que los clubes no estén saneados y todos se encuentran al día con Hacienda y la Seguridad Social. Y en Inglaterra, los clubes son como franquicias o empresas que hasta cotizan en bolsa en algunos casos. Ninguno depende de instituciones públicas y se financian como cualquier otra empresa que, en este caso, son sus socios y unos derechos televisivos repartidos de manera más ecuánime que en España. Por tanto, es nuestro país uno de los pocos que aún mantiene el sistema proteccionista al fútbol profesional. Lógicamente, la UE está presionando al gobierno español para que eso cambie (incluso hay voces en estos países que vinculan los éxitos del fútbol español a esta situación privilegiada, pero eso sería discutible).
¿Pero por qué el gobierno, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos siguen permitiendo estas situaciones? Muy fácil: si se mete en cintura a los clubes, la mayoría no podría subsistir y desaparecerían y los políticos no quieren ni por asomo que eso ocurra porque saben que de ocurrir el personal ya no tendría pan y circo y, entonces, sus enormes culos se quedarían aún más al aire.    

25 junio 2013

HACIENDA YA NO SOMOS TODOS

Hace unos días, recibimos una decepción colectiva. Todos pensábamos que había un órgano del estado que jamás se equivoca, pero resulta que ahora sí lo hace. 
Preocupado, me he puesto a repasar todas las declaraciones de la renta que tengo guardadas y compruebo que jamás Hacienda ha tenido una fisura. Es más, en una ocasión me pagaron un par de cursos que impartí a través de una factura -unas cantidades humildes- y Hacienda replicó inmediatamente que qué era eso. Cuando se lo expliqué me dejaron dormir porque comprobaron que de esa forma yo pagaba más impuestos que si me hubieran deducido el IRPF. Y como salí perdiendo, me dejaron en paz.
Pero no creáis, esa acción de Hacienda me ratificó aún más en la idea de que nada escapa a ese gran ojo fiscal y que por fin algo funciona correctamente en este corrupto país. Sentí cierto orgullo, pero eran otros tiempos, en los que uno era aún algo crédulo.
Pero ahora nos llega la noticia que no, que no era un órgano tan infalible como pensábamos, que se equivoca. Qué decepción.
Y, realmente, no me lo explico, porque ¿cómo es posible que no conozca ningún caso de haberse equivocado jamás en su contra cuando maneja dígitos de DNI de ocho cifras y sí lo hace cuando maneja dígitos de DNI de dos cifras? Otro tortuoso misterio que habrá que desvelar.
Por fin, tantos días de duda han llegado a su fin. Lo ha explicado el ministro de la cosa: no se ha equivocado Hacienda, han sido los registradores y notarios. Esos colectivos tan orgullosos y celosos de su trabajo. Tanto que sólo por tocar el pomo de sus despachos ya estaban abriendo la cartera. Pero eso sí, te explicaban el por qué y cómo de sus elevada factura: son los que elevan a público, los que exteriorizan tus posesiones y tus bienes, y eso hay que pagarlo. 
No voy a defender a ninguno de esos dos colectivos. Entre otras cosas porque no tengo amigos en ninguno y porque han sacado toda la tajada que han podido del sistema corrupto del ladrillo que ha presidido este país, pero pregunto ¿sacarán ese orgullo y esa suficiencia y hasta vanidad, en ocasiones, que atesoraban tras sus lujosas mesas de despacho, ahora que el ministro los han situado a los pies de los caballos? Habrá que esperar la respuesta en los próximos días (oye, Rajoy, que eres registrador de antigua profesión. Dale un toque  a tu  ministro, tío).
Realmente, no terminas de sorprendente si piensas en todo todo lo que aún está por ver y saber en este destrozado país. Sorprendidos ante la estulticia y la alta factura -casi infinita- que hay que seguir pagando para proteger a la casta política y esta monarquía caduca que cada vez es más un problema (siempre pensé que nunca fue una solución). Que incluso lo más sagrado que había, que no es otra cosa que la institución que atesora la redistribución de la riqueza también se hinqué de rodillas ante la tropa -¡vaya tropa!- borbónica. La misma institución que con valentía ha denunciado que el futbolista mejor pagado del mundo, Leo Messi, debe al fisco más de 4 millones de euros en impuestos; la misma que ha porfiado de manera asombrosa para que el astro argentino acabe pagando entre impuestos y multas más de diez millones de euros (es probable que pague catorce más en los próximos días o meses). Y  todo ese prestigio, tirado a la borda porque ahora resulta que alguien decente dentro de Hacienda ha denunciado con supuesta razón que la infanta ha vendido un buen número de fincas y que no ha cumplido con el fisco. 
Habrá que preguntarse -y eso da miedo hacerlo- que se estará ocultando para que se sacrifiquen, incluso, instituciones tan sagradas como es la misma Hacienda. Porque yo no me creo que Hacienda se haya equivocado.     

17 abril 2013

EL MUSEO DE CERA ACABARÁ CERRANDO

Acabará sucumbiendo a un ERE (que no se entere Griñán) a este ritmo. O eso o crear una sala de corrupción que puede ser algo muy molón y con mucho futuro. Imaginénse a los abueletes del Imserso de la provincia de Albacete en fila india dirigirse a ver al Urdanga, al otro yernísimo (el del patinete -¿cómo se llamaba?-) a la Pantoja, después de visitar a su paisano Iniesta, expectantes por ver al yerno listorro y a la tonadillera. 
No sería mala idea. Un amigo decía que hay que hacer negocio de lo que se tenga. Proponía cosas tan pintorescas como crear escenas ficticias de bandoleros en Andalucía -como con los western en Tabernas-, pero que los protagonistas fueran los políticos de la Junta. Algo así podría hacerse en el Museo de Cera, propongo. 
Porque no cabe duda que alguna sombra de preocupación ya estará rondando entre los trabajadores del mediático museo madrileño, que observan con inquietud cómo cada día hay más huecos en las salas, siendo lo preocupante que no se trata de huecos que pasen desapercibidos, todo lo contrario. 
También sería buena idea - si no prospera la sala de la corrupción, que así la vamos a bautizar-, crear una especie de sala de los sablazos al dinero público, con explicaciones muy precisas y documentadas acerca de la pericia de la versión humana de los muñecos de cera a la hora de extorsionar, blanquear, robar, mangonear o enviar fondos a paraísos fiscales. Eso quedaría la mar de didáctico. 
Por tanto, trabajadores del Museo de Cera, si por un casual leéis ésto, haced el favor de plagiarme la idea e ir pensando en lo que escribo, que a este ritmo quedará Iniesta, Casillas y pocos más. Y gracias a que a los futbolistas se les deja en paz, que para eso son nuestros héroes campeones del mundo mundial.   

09 abril 2013

SEGUIMOS CIEGOS ANTE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA.

Cuando yo comencé a escribir -en otros lugares donde publico o he publicado no lo he tenido tan fácil- aquí críticamente sobre la Casa Real española, muchos entendieron que estaba obsesionado o que imaginaba cosas o, incluso, que era un republicano convencido. Años después se comienzan a cumplir esas cosas que sólo unos pocos sospechábamos que pasarían. Cosas que estaban ahí a la vista de todos, pero que nadie quería ver. Unos porque no estaban los suficientemente informados o no querían informarse; otros porque le habían inyectado litros de glucemia a base de ver programas del corazón;  otros porque consideraban que la Monarquía representaba la estabilidad sin saber bien lo que decían; otros porque habían vivido la guerra y consideraban que habría que olvidar todo lo que sonara a República; y los que más, porque no han tenido el suficientemente sentido crítico ante esta familia que ha hecho lo que le ha dado en gana, auspiciados por el vergonzoso pacto de silencio de los medios de comunicación, el compadreo político, los silenciosos y discretos y los complacientes, muchos de los cuáles vivían, o creían vivir del prestigio de la Corona en España y fuera de nuestras fronteras. En suma, unos en menor medida que otros, todos somos responsables. Todos hemos alimentado al monstruo y ahora muchos salen con antorchas incendiarias en la noche oscura.
Hemos mirado hacia otro lado y ahora nos rasgamos las vestiduras y aludimos a crisis institucional, crisis de Estado o cosas por el estilo. Hubiera bastado con más seriedad, más denuncia, más crítica, más transparencia institucional y económica; y sobre todo más democracia. Pero hubiera sido mucho mejor que con anterioridad a la aprobación de la Constitución de 1978 hubiéramos podido decidir sobre qué forma política de Estado queríamos y no que la monarquía entrara en el paquete institucional sabiendo, como sabíamos, que había sido la decisión de Franco y no la del pueblo español que pretendía ser democrático. 
Pero nada de eso ha habido en este decadente y podrido país porque es costumbre nacional, desde siempre, que las cosas lleguen hasta niveles insostenibles y, finalmente, darnos el batacazo para comenzar de nuevo. 
Sin embargo, seguimos sin escarmentar. Hay más datos que nunca sobre a qué juego han estado jugando los Borbones desde siempre y seguimos dando palos de ciegos. Hemos tenido que soportar los múltiples devaneos del Rey a todos los niveles, los negocios de su yerno -que supuestamente podrían apuntar a la misma Casa Real, al tiempo-, la imputación de la Infanta, el parasitismo de la familia del Rey y de la Reina y, últimamente, el patrimonio del monarca. Pero nada de eso nos saca de nuestra ceguera. 
El país se desangra económicamente, el futuro de jóvenes y no tan jóvenes se escapa y aún soportamos que toda esta gente siga siendo mantenida con nuestros impuestos, apoyados por los políticos y sin dar muestras de la menor autocrítica, austeridad o transparencia. Eso sólo pasa en nuestro país y, en verdad, es probable que nos lo merezcamos por crédulos y sumisos.          
   

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...