24 octubre 2012

CON LA CHINA CERRAMOS EL CÍRCULO



Veamos ¿A alguien le sorprende lo de las mafias chinas? ¿A alguien le parece normal que unos cuantos ciudadanos chinos, que apenas son dueños de las ropas que llevan, puedan comprar o arrendar los locales más caros, en las zonas más comerciales de cualquier ciudad y ponerse a vender cosas de a menos de un euro? ¿Qué es lo que somos, o qué es lo que creen que somos? ¿Crédulos? ¿Sumisos? ¿Gilipollas, en definitiva? 
Todo lo que pasa y ha pasado en España, digamos, en los últimos 20 años, por poner sólo una fecha acotada coincidente con las orgiásticas Expo de Sevilla y Olimpiadas de Barcelona, es de escándalo. El embrión ha sido la fiebre del ladrillo, está claro, pero esa causa ha traído muchos efectos que tienen mucho que ver con la avaricia y la falta de ética  y moral de la condición humana. 
La suma de políticos corruptos, unas leyes inaplicadas, un Poder Judicial lento y costoso y una clase empresarial depredadora ha conciliado un caldo de cultivo dantesco para la atracción de todas las mafias del planeta, que buscan  sin descanso lugares proclives en los que blanquear su dinero procedente del narcotráfico, la venta de armas, la prostitución o todo lo que sea blanqueable. Lógicamente, para ese fin, se tienen que dar unas condiciones excelentes, siendo una de ellas la existencia de los distintos paraísos fiscales que pueblan el mundo, que es el reducto de mafias, empresarios y políticos que tienen en común la corrupción como norma.
¿Y qué país democrático bien situado estratégicamente es más proclive a estos lavados? Lógicamente, España ¿Y qué regiones más proclives dentro de España? Lógicamente donde hay opciones ventajosas, lugares donde se permita construir a mansalva con el beneplácito de políticos corruptos: toda la costa mediterránea y ciudades dormitorio, principalmente, las más cercanas a las grandes ciudades. El póker es perfecto. 
Pero el ciudadano medio, sin poder ni medios lo barruntaba. Unos sacaban tajada porque iban bien sus negocios o su puesto de trabajo y  otros intentaban apartarse de aquello. Y aquello no era otra cosa que les hicieran comulgar con ruedas de molino ante la presencia de cada vez gente sin fortuna que de buenas a primeras paseaba por las calles de su ciudad sus imponentes coches de lujos y alta cilindrada u ostentaba bienes inmobiliarios de ensueño; una presencia cada vez más insultante de gente del Este en las costas mediterráneas a bordo de coches de gran cilindrada y gestionando locales de ocio a doquier; gentes procedente de Italia viviendo en grandes mansiones y manejando magros negocios; gentes de aspecto sudamericano manejando pasta de forma insultante; y por, último, de una manera más callada y laboriosa, gentes de China, abriendo cada vez con más insistencia enormes locales de todo a cien -ahora todo a euro- en las mejores calles de cualquier ciudad española e infinitas naves industriales de precio prohibitivo para empresarios españoles.
¿Alguien llegó a pensar alguna vez que todo esto era normal?  ¿Habíamos caído en la cuenta que algo se salía de madre? ¿O, sencillamente, interesaba e interesa a los gobernantes que existan estas mafias porque -piensan ellos- generan empleo? No en vano, se ha analizado que sobre un 25% del PIB mundial -lo escribí en un artículo en Ideal hace unos años- procede directamente de negocios mafiosos y más cabe -dirán los gobernantes- mirad para otro lado. Todo mucho más creíble que admitir que lo que pasa en España no era evidente.

2 comentarios:

  1. Pues sí para rizar el rizo faltaban los chinos, como no.
    En este país cualquier extranjero tiene más y mejores derechos que los propios españoles.
    Me han gustado mucho tus últimos artículos, siempre reflejan la realidad.
    Saludos. M.D.G.C.

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  2. El caso es que siempre comienzo escribiendo ficción, pero la realidad enseguida le supera.
    Gracias por seguir leyendo esto. Saludos.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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