15 marzo 2012

UN DESCUIDO IMPERDONABLE

El miércoles por la tarde, casualmente, cuando me dirigía a mi última sesión de rehabilitación comprobaba por casualidad que firmaba ejemplares en el Corte Inglés de Granada, el novelista Jesús Sánchez Adalid, un sacerdote extremeño, que es uno de los mayores representantes españoles de la novela histórica.
Estaba firmando ejemplares de su última novela “Alcazaba”, ambientada en la Mérida del siglo IX de nuestra era y que ha ganado la undécima edición del premio de novela histórica Alfonso X, el Sabio. 
De Sánchez Adalid, tan sólo he leído una novela “El Caballero de Alcántara”, que cuenta las curiosas vivencias de un aspirante a caballero templario, natural de una zona templaría por excelencia, Jerez de los Caballeros, en la provincia de Badajoz. Nada más he leído, pero entre mis anaqueles también se encuentra otra de sus numerosas novelas históricas: El Mozárabe. Lo leído me pareció muy interesante y desde entonces considero al autor extremeño como un referente de la novela histórica española, junto a Corral, Chufo Llórens, Eslava Galán o Santiago Postiguillo, entre otros.
Dicho esto, lo que venía a decir es que vi al autor sentado en su mesa y nadie más alrededor. En este centro comercial es normal que el autor sea acompañado por uno o varios responsables del establecimiento y en esta ocasión había tres de ellos, sí, pero hablando entre ellos y no en la mesa del autor. Por tanto, éste se encontraba totalmente sólo y pensé que son malos momentos para la lírica, o para la literatura, igual da. No sé si con anterioridad hubo lectores buscando la firma del autor, pero mucho me temo que la escena había sido desoladora todo el rato. 


También intenté imaginar que en vez de Sánchez Adalid, un intelectual y escritor bastante conocido -aunque no para el gran público- hubiera sido uno de estos artistas adolescentes o para adolescentes. Que hubiera sido, por ejemplo, un David Bisbal o un Bustamente, que con todo el respecto a su trabajo, poco o nada de calidad comunican ni rigurosas o aprovechables son sus mensajes, nada aportan; si hubiera sido alguno de este tipo de artistas, la cola de adolescentes y adolescentas (y también madres cuarentonas, excusándose llevar a sus hijas)  hubiera rodeado el enorme edificio de El Corte Inglés, sin lugar a dudas. Pero no, se trataba de un escritor que intenta que se conozca la historia de nuestro país a través de la opción de la novela. Pero eso no importa demasiado me temo y pocos adolescentes leen en esta parte del país, un lugar en el que tampoco la población adulta lee demasiado. 
Y fue entonces cuando se produjo ese descuido imperdonable: decidí ir a la clínica y al volver adquirir Alcazaba y obtener la firma del autor. Pero a la salida –a eso de las 20 horas-, me encontré la mesa desmontada y el autor ya ausente. Una vendedora me aclaró que la firma era hasta las 19,30 horas. Lo lamenté por la soledad de Jesús Sánchez Adalid y por mí, que debí haberme interesado por la hora de finalización del acto de firma de libros aunque eso hubiera supuesto llegar algo más tarde a la sesión de rehabilitación; de hecho ya tenía una pregunta preparada: ¿Cuál es el proceso de creación de tus novelas? 
No sé porqué pero me sentí también como un indiferente más que mira para otra parte cuando firma libros un autor del que, en mi caso, admiro su trabajo. Han pasado más de veinticuatro horas y aún me sigo lamentando por ese imperdonable descuido. Lógicamente repararé la "ofensa" adquiriendo el libro e intentaré comunicarle al autor mi desazón, aunque ya no pueda obtener la firma. O a lo mejor sí, quién sabe.

2 comentarios:

  1. Todos los niñacos y niñacas de Granada y alrededores estaban como manada borregil y cerril que son,atiborrándose de alcohol y cigarrillos de la risa ... y dejando todo hecho una pocilga y el tráfico en la circunvalación cortado para que ellos berreen a gusto...
    Mientras las autoridades de esta derecha acomplejada que gobiernan la ciudad sin decir esta boca es mía .
    Con este panorama de juventud qué libros ni que cultura van a resurgir en nuestro país?

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  2. Estos jóvenes, no lo saben, pero son víctimas de la putrefacción de este sistema y del sistema educativo de políticos estúpidos. Amén a tus palabras.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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