Estaba buscando entre mis anaqueles un nuevo libro para leer y me encontró con este libro -casi opúsculo- de Paul Auster.
He leído mucho del autor americano, pero no éste -y si lo leí no me acuerdo, porque lo compré en 1994-. Además, tiene el aliciente de estar traducido y prologado por Justo Navarro, el buen escritor granadino afincado en Málaga. Un autor que he leído bastante y del que aún conservo un grato recuerdo gracias a su excelente novela "El alma del controlador aéreo", una de las mejore que he leído.
En ambos autores confluye el azar, tan presente siempre en la obra de Paul Auster. El azar como bendición, pero también como presagio maldito, siempre está presente en la obra austeriana, algo que simboliza de manera muy gráfica en una de sus mejores novelas "La música del azar", que es una novela de obligada lectura.
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He leído algún que otro libro de Auster y aunque no me apasiona me apunto La música del azar ya que lo consideras una buena novela.
ResponderEliminarEl del Cuaderno rojo, no, porque me recuerda a zapatero y sus disparates.
Sobre el libro del autor granadino que calificas como de gran novela , veo que está agotado pero también tomo nota para un futuro adquirirlo y leerlo.
Te propongo, - tú que tienes tiempo y escribes bien-que hagas una entrada sobre libros de autores granadinos que te hayan gustado .
Para dar ejemplo pongo una novela que leí hace años y me impactó, "El segundo hijo del mercader de sedas" de Felipe Romero, qepd. SaludoSS.
Álfredo, no he leído todo lo de Auster -lo último, es menos aconsejable-, pero de todo lo leído destaco ésa, La música del azar junto al Palacio de la luna y Leviatán. Últimamente, tal vez, influído por la fama escribe peor.
ResponderEliminarNo es mala esa idea, pero no he leído mucho de éstos, excepto algo de un buen amigo, José Luis Serrano y poco más.
El segundo hijo...es una excelente novela, pero no debemos olvidarnos de una obra menos conocida de este autor: El mar de bronce, que se remonta a la Granada judía que convivía en buena comunidad con la monarquía musulmana, de hecho los mejores ministros eran judios, mirados con recelo, eso sí, por la población musulmana.
Por cierto, ahora que recuerdo, escribí hace años en Ideal un artículo sobre "El segundo hijo..."
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