05 noviembre 2011

LLUVIA SOBRE EL TARTÁN


La tarde-noche, en coherencia con todo el día, era lluviosa y algo fría y si además era viernes no se daban las mejores condiciones para hacer series.
Sin embargo, hay un principio básico en esto del correr: por mucho que nos cueste comenzar y dar la primera zancada, después todo son parabienes.
Así que consciente de que apenas había hecho nada desde mi último viaje, cuando la noche ya era cerrada y lluviosa cogí el coche y por una inaudita poco transitada carretera nacional llegué al polideportivo de Atarfe para hacer series en su magnífica pista de verdadero tartán -la cual presionas con los dedos y descubres su blandura-, que en su segunda acepción dada por la Real Academia Española de la Lengua consiste en "material formado por una mezcla de goma y asfalto, muy resistente y deslizante, que se emplea como superficie de pistas de atletismo".
Hacer series en un lugar así cuesta mucho menos trabajo, sin duda que, además, absorbe la lluvia eficazmente.
Cuando llegué a Atarfe, me descubrí ante unas instalaciones lluviosas -llovía copiosamente en ese momento- un campo de fútbol de césped artificial ocupado por cuatro equipos de fútbol 7 y nadie corriendo en su pista. Además portaba una nula predisposición psicológica para hacer series. Toda la pista para mí, me dije, pero con esa copiosa lluvia difícil era comenzar y había que sacar ganas. Tenía frío, llovía copiosamente y la mente estaba perezosa, así que busqué las excusas perfectas para volverme al coche, cuando justo en el momento de emprender la "huida" por la misma carretera por la que había llegado, de pronto, como en las películas de ciencia ficción, dejó de llover. Volví. Y no me arrepentí de haberlo hecho porque, aunque tan sólo hice cuatro series de mil para no cargarme, estas fueron deliciosas. No demasiado rápidas -entre 3'58'' y 4'02''- pero muy gratificantes. Descubrir que vas muy cómodo a ritmos inferiores de quince a veinte segundos sobre el ritmo medio en competiciones de diez kilómetros te infunde mucho ánimo.
En la segunda serie comenzó a caer una lluvia fina que, aunque muy espectacular a través de los haces de luz de los focos, resultaba muy agradable para correr; además, ya no tenía apenas frío. De hecho, en cada serie iba despojándome de una capa hasta quedarme en capa básica Adidas de manga larga y malla pirata New Balance. Todo fue a pedir de boca y salí con una mueca de satisfacción del estadio tras estirar y hacer técnica de carrera.
El error hubiera sido haberme ido de las instalaciones sin los deberes hechos.
Así que la inquietud que tenía por hacer algo de calidad antes de la Media Maratón de Granada ya está superada y sólo queda correr con ganas y ánimo por las calles de Granada. Esta tarde iré a recoger el dorsal.

3 comentarios:

  1. Lo mejor de días así que es que, cuado estás bajo la calentita agua de la ducha, eres consciente de que formas parte de una estirpe especial de personas, corredores capaz de estar por encima, aunque debejo, de los elementos, así que te felicito, eres todo un campeón.

    Un abrazo desde Mijas

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  2. Sí, Franfi, sin duda, campeón en voluntad, porque hay que tenerla y ser de otro material para hacer series en condiciones como ésas. Sin embargo, como bien sabes, de ese material podemos ser todos, sólo es cuestión de buscarlo.
    Saludos.

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  3. Por supuesto que podemos ser todos así, pero no muchos lo son, o lo somos. Si hubiera más gente así todo sería un poco mejor, y no estoy exagerando, aunque tal vez sí, pero tal vez no, jejeje.

    Feliz Semana

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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