03 noviembre 2011

EN LA SELVA URBANA



Es bastante habitual encontrar las calles de Granada de esta guisa.



Mal, muy mal ha de estar el civismo de los conductores de motocicletas para que un conductor de los autobuses urbanos de Granada en la mañana del miércoles me felicitará con esta expresiva frase: ¡así es como hay que llevar una moto!

Circulaba a eso de las 8,00 horas hacia mi puesto de trabajo en la Plaza de la Trinidad de Granada cuando en la Avenida de la Constitución a la altura de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria una furgoneta de carga y descarga aparcada en doble fila en el carril derecho impedía el paso de un autobús urbano. Yo iba por la izquierda y en estas circunstancias lo habitual es que el motorista medio acelere e intente -con peligro para él y para el autobús que tendrá que frenar violentamente- pasar por el pequeño espacio de la izquierda iniciada ya la maniobra del autobús. Sin embargo, yo intento conducir con más sentido común una moto que un coche (aunque también tengo mis idas de olla como todo hijo de vecino), así que frené mi scooter -que es grande y no se cuela por cualquier rendija-, para que el autobús pudiera maniobrar y entrar en el carril izquierdo pero, curiosamente, el conductor me "premió", invitándome a pasar primero con un gesto de su brazo izquierdo y así lo hice, dándole las gracias, que hay que ser educado, mucho más si cabe en la selva del tráfico de una ciudad media o grande, lugar preferido por los ciudadanos -junto a los campos de fútbol- para desahogarse del estrés diario.

Curiosamente ambos -el conductor y yo- coincidimos en el siguiente semáforo y fue entonces cuando me felicitó por mi prudencia. Yo tengo una moto grande e intento ser responsable también, me dijo.

Mal tiene que estar el civismo en el tráfico cuando usted me felicita por hacer únicamente lo correcto, le dije.

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