20 junio 2011

UN DOMINGO DE LOS CIUDADANOS



Lo dije hace poco en uno de mis artículos de Ideal: en una sociedad avanzada la clase política debería de estar en un segundo o un tercer nivel, algo que la sociedad parece estar comprendiendo a tenor de lo que pude vivir el pasado domingo a través de tres aspectos muy poco relacionados entre sí, pero al mismo tiempo dotados de una singular explosión ciudadana.
El domingo se iniciaba con una amplísima eclosión atlética en Dúrcal, el pueblo más importante de singular Valle de Lecrín (Granada) en el que participaron casi ochocientos corredores y corredoras –no vaya a mosquearse la Pajin- que afrontamos los casi 11 kilómetros de un circuito feísimo y algo duro, principalmente por el calor que era fuerte en el Valle a lo que se sumó el hecho de no pasar por lugares de vegetación por aquello de poder resguardarse algo del sol. Mario se fue raudo desde los primeros metros y yo me quedé hablando de la situación política del país durante los tres primeros kilómetros con mi amigo Roberto a un paso tranquilo. Luego él decidió seguir ese ritmo tranquilo y yo me fui alegrando a medida que transcurrían los kilómetros, si bien en ningún momento busqué un ritmo asfixiante ya que me conformaba con acabar la carrera con las mejores sensaciones posibles, como así fue, pues desde el pasado miércoles me encontraba algo cansado.


Por la tarde, a las seis, acudí a la manifestación de los indignados que aglutinó a más de 20.000 personas en Granada. De nuevo el asfixiante calor estuvo presente pero era necesario manifestar esa indignación que no tiene porqué ser la misma en todos los casos. En particular, cada ciudadano debe de tener un catálogo de puntos de indignación y, en mi caso, la indignación comienza por los privilegios de políticos y de la monarquía pasando por la bajada de sueldo a los funcionarios, el sometimiento de los políticos al gran capital y la burda utilización mercantil que la Unión Europea está haciendo de las personas. Ya lo dijo Anguita hace lustros y nadie le hizo caso: se está construyendo una Europa de los mercaderes, no de las personas.


Y, posteriormente, de forma involuntaria, dada la cercanía entre la finalización de la manifestación –en la Plaza de Isabel La Católica de Granada- y la aglomeración final de la celebración por el ascenso del Granada a Primera –en la Plaza del Carmen, sede del Ayuntamiento granadino-; de forma involuntaria, decía (ya que soy ajeno a participar en este tipo de celebraciones, aunque me alegra sobremanera el ascenso del equipo de mi ciudad), me encontré en la vorágine de esta última eclosión ciudadana cuando salía con un amigo de tomar dos verdes en la Calle Navas, a unos metros de la Plaza del Carmen. Así que me quedé unos minutos para presenciar esa nueva eclosión de personas, sus cánticos, sus alegrías..
Por tanto, un domingo tomado por la ciudadanía, al margen de los políticos –por cierto, fue amplio el rechazo que produjo en los aficionados del Granada la presencia del alcalde en el balcón municipal-, lo que me da esperanzas de que la casta política se quede en un lugar muy alejado de las manifestaciones ciudadanas porque son una de las preocupaciones más importantes cuando se pregunta por ellos en las encuestas.
En fin, un domingo de las personas. Un domingo sin dar importancia alguna a la privilegiada clase política, que ya es hora de que comiencen a comprender que la sociedad está cambiando.

3 comentarios:

  1. si señor, un domingo muy completito

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  2. un domingo muy participativo aunque el ultimo evento te pillara de rebote y alomejor sentiste berguenza ajena al oir las barbaridades e improperios que salian de boca de este impresentable presidente. saludos roberto

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  3. Un domingo explosivo, sí. En realidad hacían falta incentivos que la sociedad andaba como adormecida.
    Roberto, por suerte no escuche esas palabras groseras del presidente, un tipo que jamás me ha convencido del todo. Da la sensación que es capaz de vender el alma al diablo por hacer un buen negocio.
    Sin embargos muchos lo adoran porque lo consideran el artifice de los ascensos del Granada. El tiempo dirá.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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