21 noviembre 2010

EMPLEADOS PÚBLICOS DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA TRAS LOS PASOS DE GRIÑÁN.Granada 21 Noviembre.





Andaluces levantaos. Así reza una de las estrofas del himno de Andalucía que los socialistas cantaban cuando a principios de los ochenta se mostraban ansiosos por reivindicar la autonomía para esta tierra. Con el tiempo hemos comprendido el por qué de tal ansiedad. Ahora los empleados públicos profesionales (a los que llamo así para distinguirlos de los paniaguados) esa estrofa se la cantan a ellos, además, de la canción-símbolo de Jarcha: sin ira libertad.
Porque estamos hablando de un nuevo régimen. Un régimen construido a lo largo y ancho de treinta largos años. Un régimen que comienza a hacer aguas e intentamos tambalear los empleados públicos profesionales.
El domingo, 21 de noviembre, en Granada, alrededor de 500 empleados públicos profesionales acudían a protestar a Griñán que llegaba a la ciudad a presentar a su candidato a la Alcadía -que dicho sea de paso jamás alcanzarán porque Granada hace tiempo despertó-. Quinientos empleados que haciendo dejación de su día de descanso acudían en una mañana plomiza a las puertas del Palacio de Congresos y Exposiciones, tras renunciar el PSOE a utilizar el primer lugar propuesto con el fin de evitar las pitadas: el Parque de las Ciencias.
¿Y con qué nos encontramos en ese lugar? Nos encontramos con los símbolos de cualquier régimen dictatorial que se precie: policía, mucha policía, amén de una ingente guarda pretoriana montada por el propio PSOE, que actuaron como verdaderos matones a la salida de Griñán, que como las inmundas ratas salía en su reluciente Audi A-8 blindado -doy fé- de los garajes, lugar en el que hubo algún que otro altercado y ciertos momentos de tensión.
Los empleados públicos profesionales estuvieron haciendo guardia en la puerta principal del Palacio de Congresos y Exposiciones desde las 11,00 -algunos desde antes, incluso- hasta pasadas las 14,30 bajo una ingente cantidad de decibelios expulsados por vuvuzelas, pitos y otros artilugios propios de eventos deportivos de masas.
Muchos de los allí asistentes no esperaban esa asquerosa chulería en los gestos de decenas de afiliados y afiliadas que iban saliendo del recinto. Otros ya sabíamos de ella y no nos sorprendíamos. Y, lógicamente, las caras más conocidas del socialismo granadino fueron los más homenajeados con frases duras y contundentes (pude escuchar algunas como: ladrón-ladrona; chorizo-choriza; sinvergüenzas, entre otras muchas). En ese sentido la policía censuraba a muchos militantes para que no provocaran con gestos ofensivos a los manifestantes. Bien por la policía, que al contrario que en Torretriana hace algunos días, estuvo muy correcta y comprensiva con los manifestantes. Lógicamente, no deseo afirmar con estas palabras que todos los afiliados socialistas tengan esa actitud sobrada y chulesca. En absoluto. Tengo amigos socialistas y siempre me han parecido personas sensatas y educadas, pero sí es cierto que existe una feligresía que, protegidos por su gobierno y beneficiados por prebendas inconfesables, actúan como el amo del cortijo dentro de lo que creen y sienten como su territorio soberano.
Dentro del recinto Griñán hablaba y mentía sobre el servicio público, arrogándose él, su partido y su gobierno como los más protectores de los funcionarios y del servicio público en general. Y esas frases ya recuerdan a esas grandes mentiras históricas de oscuros líderes que mentían para seguir manipulando y engañando a las masas.
Lo que está ocurriendo en los actos de la verdadera función pública andaluza es un fenómeno que tarde o temprano se esperaba que ocurriera en esta Andalucía silente. Con una universidad dormida, una izquierda servir, unos sindicatos subvencionados y una ciudadanía ausente o desilusionada, nadie esperaba -y menos que nadie el gobierno andaluz- que fueran los empleados públicos, siempre tan acomodaticios, los que enervarán la bandera de la libertad que esta casta lleva treinta años mangoneando. Ojalá a esta iniciativa apolítica y ciudadana se le vayan sumando más colectivos de empleados públicos (SAS, sector educativo, Justicia, Universidades) y ciudadanos, porque es notorio que aquello de las barbas de vecino siempre ha acabado cumpliéndose.
Seguimos en la lucha.

2 comentarios:

  1. Cuanta similitud con "Rebelión en la granja" de George Orwell, donde el presidente de la junta debería el personaje de Napoleón.
    Firmado: Boxer

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  2. Pero seguramente que entre animales había más respeto y algo de democracia. Amigo Boxer esto es un régimen.
    Saludos.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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