15 octubre 2010

CRIOTERAPIA



El pasado diez de octubre corrí con mucha facilidad y delectación diecisiete kilómetros en un circuito que está lejos de ser totalmente llano, entre Pinos Puente y Pantano del Cubillas. Y es algo que tiene su importancia porque tras perder el pulso del ritmo en la Media Maratón de Guadix y alejado como estoy de las series, me dije que la mejor manera de afrontar con mayor velocidad de crucero los medios maratones venideros sería buscando un ritmo más alto desde el principio. Y así fue. Realmente la media que surgió de ese entrenamiento del día diez de octubre no era para significarla de manera especial, pero considerando que en ese circuito es preciso encontrarse cada poco con cierta dificultad orográfica y que se trataba de un entrenamiento, la doy por bien empleada: en torno a los 4' 50'' el kilómetro.
Sin embargo, lo importante no fue eso sino el sentirme fuerte y bien. Es decir, recuperar sensaciones que creía perdidas en distancias superiores a los quince kilómetros. Luego, me dije, no estoy mal de todo para asumir un medio maratón en ritmos inferiores a 4'40'' el mil.
Pero el día doce, en una ruta por la Vega, que tenía vocación de tranquila, percibí ciertas molestias -más que dolor en sí- en la cara externa del gemelo izquierdo. Así que bajé aún más el ritmo y me dediqué a correr muy despacio por caminos de tierra, alejándome del asfalto.
A los seis kilómetros me retiré y volví al coche mostrándome más prudente que antaño.
Tras dos días aplicándome crioterapia en la zona -más de dos días no surte apenas efectos-, la tarde del catorce de octubre decidí coger la MTB como antídoto a ese dolor, algo que siempre me ha ido bien.
Hice un entrenamiento de 25 kms., y lo pasé realmente bien sumergiéndome por rotos caminos, de esos que en bajada una piedra puede hacer que acabes estampado en un olivo. Es algo emocionante. El dolor no apareció para nada.
Aún así, a pocas horas de la Media Maratón de Motril, y a pesar de que mucho me gustaría asistir a esta prueba, no sé si acudir.
Pero haré una cosa: el sábado por la mañana haré diez kilómetros suaves y en función de como resulte el test, bajaré a la ciudad de la costa de Granada. De lo contrario seguiré alternando la bici con sesiones suaves hasta la Media Maratón de Jaén del último domingo de octubre, que no me quiero perder bajo ningún concepto ya que cada vez me atrae más correr pruebas para mí inéditas.
Yo creo que no será nada importante.

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