04 marzo 2010

CORRER ES UNA RELIGIÓN


Los primeros metros del comienzo de la ruta de hoy

Si fuera religioso, seguramente aclamaría a mi Dios por favorecer la acción de poder correr. Pero no lo soy e igualmente debo estar agradecido a la genética o la mínima condición física que me permite perderme por caminos y carreteras.
Como ha sido el caso de hoy. En realidad correr es una religión.
Había calculado con minuciosidad la poca ingesta de comida en el almuerzo que me posibilitara poder salir a hacer 16 kms, a pesar de la amenaza de lluvia (amenaza, que en Andalucía ya dejó de serlo desde hace meses). No me encontraba particularmente cansado y sentía las piernas frescas para tal fin, pero esos 16 kilómetros no incluían cuesta alguna, ya que se trataban de kilómetros de Vega. Y necesitaba algo de cuestas, ya que las habrá en Loja el próximo domingo. Así que cambié el patrón y opté por 11 kilómetros alegres por la zona del Pantano del Cubillas -rebozante de agua- y Caparacena a un ritmo bastante vivo. No me libré del agua, como preveía, pero la temperatura era magnífica.
Cincuenta minutos de lucha constante con el terreno y la lluvia en un trazado difícil, con excelentes sensaciones y el hallazgo de poder dominar ritmos altos en tramos llanos sin demasiado esfuerzo.
Me gustaría ejecutar un plan para el viernes que consistiera en poder hacer esos 16 kilómetros a ritmo alegre también y que ese plan fuera complementado con 8 o 10 kilómetros suaves, mañana jueves.
Esos kilómetros serían un buen comienzo para un mes de marzo que quiero sea ambicioso en cuanto a entrenamiento.

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