02 septiembre 2009

PRIMERAS CAÍDAS (Y POR SUPUESTO, PRIMERA SALIDA)


Llegó el día. Veladas las armas, armado caballero y bastantes kilómetros por delante.
Mi reto era ir a Pinos Puente -y volver, claro- por dos rutas alternativas. Conocía ambas rutas por haber corrido en ellas, pero eran totalmente inéditas en bicicleta. No olvidemos que yo practicaba bici de carretera cuando aún existían los "escalapies".
Sabía que la función aeróbica no iba a ser un problema, pero estaba por ver cómo funcionarían los pies. Además, existen una serie de elementos nuevos que suceden cuando vas en bicicleta, encontrándose entre los más importantes: la sentada en el sillín, la posición de agarre en el manillar con importante trascendencia para hombros, espalda y brazos. Todo me afectó como no podía ser de otra manera en el primer día de salida.
La ruta de ida transcurrió por la zona del Pantano del Cubillas hasta Caparacena y desde allí a Pinos Puente. Una ruta que inicié -para evitar la autovía- por la localidad de Albolote a través del acceso al Torreón. La llegada a Pinos Puente fue cómoda y rápida y la satisfacción por el primer objetivo cumplido era celebrado interiormente. Además llegaba a mi pueblo de una guisa muy distinta a la de corredor: el casco y las extrañas zapatillas provocan extrañeza en tí también, además de en quienes te observan por primera vez.
La Specialized respondió bien, muy bien. Los cambios de marcha los hace con precisión a pesar de que algún desajuste aflora -algo que ya me advirtieron en la tienda- hasta que la máquina no se acople completamente. El primero - el segundo es el de los pedales como a continuación explicaré con detalle- consiste en un leve rozamiento del freno de disco de la rueda delantera. Además, como comentó Abel, habrá que ir poco a poco ajustando la altura del sillín y manillar hasta ir completamente cómodo.
La vuelta la ejecuté a través de la Vega, siguiendo el curso inverso del Río Genil. Con entrada desde el camino que comienza a espaldas de la Cruz de Granada. Desde allí hasta Pedro Ruíz, cercanías de Santa Fé y Vegas del Genil y finalmente entrada a Granada a través de la zona de PULEVA. Una ida algo más larga que la vuelta y algo más tortuosa: por el calor, por el cansancio, por los baches del camino, un poco por todo. En total, entre 45 y 50 kilómetros, quizá demasiados para un debút.

LAS CAÍDAS



He caído. En tres ocasiones. Caídas todas ellas cuando estaba detenido. Caídas debidas a la poca pericia o poca regulación de los pedales automáticos.
La primera caída y más aparatosa que ha costado una fabulosa rozadura en el codo izquierdo fue en mi propia calle, a los dos minutos de coger la bicicleta. Me detuve y no tuve tiempo para sacar ambas piernas. Fue casi una caída en cámara lenta. Y como en la novela de García Márquez, "Crónica de una muerte anunciada", segundos antes ya sabía que iba a caer. Luchaba agónicamente por sacar ambos pies pero no hubo tiempo. Caí por el costado derecho y le serví de colchón a la bicicleta. Incluso en el suelo aún seguía con la pierna derecha introducida en el pedal automático. Sin duda, hay que regular esos pedales.
No hubo numerosos testigos a esa hora. Tan sólo un operario de mudanzas. La caprichosa fortuna quiso que esa empresa de mudanzas fuera "Mudanzas Cariño" (una conocida empresa granadina, en concreto de mi pueblo: Pinos Puente). Y digo caprichosa fortuna porque mi maillot refleja el nombre de esa marca. Probablemente el operario hubiera sentido alguna forma de orgullo cuando me vió pasar bien ataviado haciendo publicidad de su empresa. Orgullo que seguramente se tornó desdén ante esa ridícula caída. Así de dual y cambiante es la realidad.
La segunda caída fue ya en Pinos Puente, cuando enfilaba en dirección al camino que está justo a espaldas del Restaurante de Granada, fue la más espectacular y la que más público congregó. En mi fuero interior no tenía previsto ofrecer dos sesiones el mismo día -aún me quedaría otra-, pero la realidad se impuso.
He de decir en mi descargo que una furgoneta de Seur -ya me quejé ante Emilio que allí trabaja- tuvo parte de culpa: en la rotonda de salida a la carretera nacional de Córdoba, la furgoneta se cruzó delante de mí y tuve que frenar en seco y, claro, no me dió tiempo de sacar los pies de los pedales y caí, con el saldo a mi favor, en esta ocasión, de la rodilla derecha desollada.
En ese momento cuatro o cinco vehículos esperaban su turno para salir a la carretera y enfrente está el Restaurante La Cruz de Granada; de manera que esta segunda actuación sí tuvo numeroso público.
Cuando caes de esta forma tan ridícula, lógicamente el sentimiento es ridículo e inmediatamente piensas en lo que pensarán los demás. Gracias a que ayer hubo una caída en masa en la Vuelta Ciclista a España (sin desgracias que lamentar, por suerte) y probablemente todos mis espectadores en ese momento pensaran que son gajes de la bicicleta. Así que se guardo un respetuoso silencio, excepto en un caso. Un hombre que iba de copiloto en un coche al llegar a mi altura preguntó si me había pasado. No, le contesté.
"¿Te ha pasado algo?" preguntó, creyendo yo descubrir en el tono de su pregunta una aseveración en el sentido de que esa caida formaba parte de mi afición. Eso me satisfizo.
Aún quedaba otra caída. Ésta fue unos quince minutos más tarde. En el anejo santaferino de Pedro Ruiz, justo antes de enfilar el camino del río Genil que me conduciría casi en línea recta hasta Granada, como recordarán algunosa amigos de Las Verdes.
Eran más de las 12,30 y necesitaba algún líquido. Así que pasé por un bar de esta pequeña localidad y me detuve en seco. De nuevo no reparé en que tenía que haber sacado antes los pies y volví a caer justo en la puerta del bar.
Esta acción ya se estaba convirtiendo en repetitiva y me acordé de la excelente película "Atrapado en el tiempo".
Curiosamente en esta ocasión no me lastimé porque ya había ensayado a lo largo de la mañana. Es más, fue una caída elegante, casi un amago.
Una caída, ni por asomo tan espectacular como la anterior. De hecho, dos operarios que estaban muy cerca ni siquiera se percataron. Me alegré de ir quedándome sin público.
Pudo haber una cuarta ya en Granada, pero ya iba prevenido. Prevenido y porque pude asirme a una señal de Stop, justo en el momento en que conseguía despegar los pies de los pedales. Lógicamente, hasta llegar a casa, todo fueron precauciones y opté por no dejar que el mecanismo atrapada la zapatilla. Un pedaleo mucho más incómodo pero más seguro.
Con tres funciones ya había cumplido sobremanera.
Lógicamente, habrá que regular esos pedales porque cuando caes es aconsejable levantarse con más fuerza.
Y, por supuesto, acepto con deportividad estos inconvenientes: nada es tan inherente al deporte como cierto riesgo. Esto está en "nuestra nómina".

17 comentarios:

  1. Por lo menos no han sido tan graves para impedir contarlo. Espero que los gajes del oficio sean sólo eso y la próxima esté bien lejana.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo3/9/09, 9:11

    Bienvenidoooo!!! al fabuloso mundo de las calas. Yo creo que todos, hasta Contador, cuando utilizó las calas por primera vez se cayó cuando quiso echar pie a tierra. Por supuesto yo llevo también varias y casi todas en los primeros días de calas.
    Al final te acabas acordando que tienes que sacar el pie de la cala antes de parar e ir un poquito por delante de todo lo que hay a tú alrededor, sobretodo por lo coches.
    Yo ahí sigo con mi rodilla, pero espero que pronto podamos ir por esos caminos del Señor.
    Saludos Aleandro.

    ResponderEliminar
  3. buen recoorido jose antonio, y en parte duro para rodar en su vuelta, ya que es ligeramente ascendente y el piso no es precisamente una alfombra. pero hay que afrontar las cuestas ya, en bici montaña un recorrido tiene que tener cuestas, y dejarse de globeradas. Tal vez tienes que ajustar las calas, al final se convierte en un acto reflejo.
    Dos detalles , un cuentakilometros por 20 € va bien, y un bote mas no viene mal.

    ResponderEliminar
  4. Gajes del oficio... te aconsejo que lleves los automaticos flojitos para sacar facil el pie de apoyo,y que de momento seas previsor y saques uno cuando "veas que el peligro acecha.."
    saludos!

    ResponderEliminar
  5. Bueno José Antonio interesante odisea la tuya. Sí, el aquiles lo recuperaras pero ve informándote de dónde venden rodillas de repuesto.

    Ya en serio se ve que eso de las calas es un asunto serio, Víctor me dijo lo msimo que se cayó tres veces elprimer día, es que al parecer se puede regular la fijación.

    Cuídate y sigue dándole a la burra

    Un saludo desde la Pérfida

    ResponderEliminar
  6. Pues bienvenido, Jose Antonio, curiosa casualidad, desde hace unos meses estoy combinando zapatillas por calas y la verdad me ha enganchado bastante, hasta el punto que a final de mes voy a probar en un duatlon cross. Siguiendo con las casualidades, tambien cabalgo a "lomos" de una Specialized. Lo que mas me ha costado ha sido sobrellevar el dolor de "culo" o como se diga eso, en las primeras intentonas, digamos que es la novatada: que sea leve. Suerte, y lo dicho, que la disfrute.

    ResponderEliminar
  7. Greg, hay que buscar deporte alternativo a correr. Créeme si te digo que hoy no tengo molestias en el Aquiles¡¡¡

    Aleandro, a ver si te vas recuperando y me vas mostrando rutas. Eso sí, esperándome cada x kilómetros que tu eres un fiera del pedal. Ánimo.

    Mario, me costó y percibí "la cuesta". Además el camino estaba impracticable. Incluso pinché, pero por suerte la rueda llegó a casa con aire. Lo ví esta mañana. Ya estoy buscando cuentakilómetros, mejor inalámbricos supongo.

    Antonio, ¡ Que pillín Victor, me tenía que haber avisado, jeje !

    Pedro, me alegra saludarte. Qué casualidad lo que me indicas. Seguramente que también te recomendaron Specialized ¿ Ya estás haciendo duatlhon-cross ? jó..¡¡

    ResponderEliminar
  8. Hola José Antonio
    Cuídate y no tengas más caídas, deben ser muy dolorosas con la bici. Yo me conformo con ir a pie. por si aca.

    Saludos

    ResponderEliminar
  9. Dolorosas y humillantes Trapatroles. Hay más riesgo en bici que corriendo. A cambio el Aquiles ha mejorado. Valga una cosa por otra. Saludos.

    ResponderEliminar
  10. A ver si van a ser mejores las sobrecargas de sóleos!!! Cuídate con esas caidas.

    saludos desde mi nuevo exilio almeriense

    ResponderEliminar
  11. Javi, deduje que ha habías dejado Granada. Pues nada, ahora cogeré yo tu testigo vacacional. Voy a probar a hacer unos kilometrillos -corriendo- mañana sábado. Ya te contaré.

    ResponderEliminar
  12. Jose Antonio, he estado perdido, me alegro que te hayas decidido por la bicicleta también. Lo de las caidas como dice Antonio las sufrí y las sufro de vez en cuando, hay que poner más suves esas fijaciones hasta tener más confianza. Espero que te recuperes de esa lesión pero ya verás como te gustará alternar también con bicicleta. Yo ahora la echo de menos, llevo enfrascado en el entrenamiento del maraton de Berlin 2 meses y no la cojo desde entonces, ya me quedan 2 semanas!. Ya quedaremos para alguna rutilla en bici. Un abrazo

    ResponderEliminar
  13. Victor, benditos los ojos que te leen!! Estuve a punto de llamarte antes de comprar la bici. Oye, lo de las fijaciones una putada. En la última caída ya tenía hasta pericia.
    He aflojado lo más que me ha permitido el mecanismo, pero aún no he salido desde el miércoles. Espero caerme cada vez menos. Ya quedaremos.
    Ya me dijo Dani que estáis a tope con el maratón de Berlín. Ten encantará la ciudad y espero que también el maratón. Ánimo.

    ResponderEliminar
  14. Simpática y elegante la entrada de tu primera incursión (después de un tiempo) en la bici. Creo que yo me hubiera caído 14 veces, pero siempre hay una primera vez para todo. Espero que poco a poco te hagas con esos trucos para no caer, y ante todo cuidado con los imprudentes en la carretera.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  15. Paco, has captado -como buen bloguero- muy bien el tono de la entrada. Fueron caídas tan esperpénticas que busqué hacer humor de ellas.
    Caídas, no obstante, necesarias e imprescindibles. Lo importante es seguir enganchados al deporte. Saludos amigo.

    ResponderEliminar
  16. La bicicleta es ideal para la tendinitis de aquiles. Si tienes el tendon incluso algo inflamado notaras como tras cada salida en bici se produce un drenaje de la zona dolorida.De todas maneras, una lesion de ese tipo siempre es un sintoma de que uno se ha excedido por lo que si se quiere disfrutar de seguir corriendo no quedara mas remedio que un replanteamiento de objetivos.

    ResponderEliminar
  17. Gracias Vicente por el consejo. Es cierto, los efectos positivos en la zona del Aquiles se aprecian en cuanto te bajas de la bici. Y, exactamente, me he excedido. Además, no supe jubilar una zapatilla a tiempo. Saludos.

    ResponderEliminar

Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...