08 junio 2009

X, EN LÍNEA DE LLEGADA


'Entonces, como si de un momento mágico se tratara, se escuchó un disparo sordo y a continuación una enorme marabunta de corredores, enfilando una misma dirección. No había vuelta atrás.'

No había vuelta atrás. No había vuelta atrás. Esas eran las palabras que no dejaban de revolotear en la mente de X. Con la bolsa del corredor en la mano, en esos precisos momentos, no sabía quién era. Mientras se dirigía a tomar una cerveza muy fresca al "ambigú" montado para la ocasión, no sabía quién era. Mientras andaba con los músculos de las piernas entumecidos por el esfuerzo no sabía quien era....
Pero tampoco quería saberlo. Porque estaba asistiendo al alumbramiento de una nueva persona, ésa que se había ido fraguando en las semanas anteriores. Y sentía una extraña soledad placentera. Una soledad que no le era propicia para gobernar el mundo si en sus manos estuviera, pero suficiente para gobernarse a si mismo. Sentía que su pasado no existía, que era una quimera.
Conchi, Conchi. Había perdido los rasgos de su cara, y esa sensación repentina le entristeció sobremanera. Sin embargo, tampoco eso le preocupaba ahora porque era un asunto que pertenecía al mundo pero no a su Isla Barataria particular, ese reino por sí mismo gobernable. Conchi, Conchi ¿ Quién era ? ¿ Y quién era Luis ? En definitiva, quién era él en ese momento.
De pronto, aún inmerso en sus reflexiones casi existencialistas una mano se posó en su hombro. Con la mirada turbia de sudor y esfuerzo reconstruyó una figura, un individuo que posaba su mano en su hombro. Pero no era un individuo vestido con pantalón corto. Tampoco un individuo fibroso. Ni poseía aspecto alguno de haber corrido durante diez kilómetros. ¡ Luis ! ¿ Luis? No podía ser.

- Cuando nos cruzamos, percibí tu soledad, y a pesar de la resistencia de Conchi, decidí verte correr.
-¿Verme correr ? ¿Quieres decir que llevas aquí una hora y pico?
- Sí, y me ha divertido mucho verte de esa pinta. Pero, oye, no tienes mal estilo.
- ¿Y ahora qué?
- Bueno, Conchi, seguramente, perderá un esposo y al amigo del esposo. - X, no pudo evitar un semblante serio, algo que captó Luis inmediatamente -. Venga, no te lo tomes tan a pecho, se le pasará.
- Oye, tengo una idea: ¿Porqué no comienzas a correr conmigo?
- Eh¡, eh¡ una cosa es que haya decidido acompañarte en tu "debú" y otra es que yo vaya a hacer el indio por ahí contigo.

Ambos amigos sonrieron y se fueron a por una segunda cerveza, convencido X, que su amigo tarde o temprano acabaría por calzarse unas zapas. Pero primero tenía que desgajarlo de la barra del bar.
Recién pedida la segunda cerveza apareció el frutero, dispuesto a echar más leña al fuego.

-¡ Hombre, Luis, tú por aquí! Oye, sabes que te veo buena pinta para correr.
- ¡Venga, venga! que pareciera que estáis confabulados.
- No, en serio. Podrías intentarlo.
- Este no corre ni para coger el autobús -soltó X.
- ¿Que os apostáis?

A medida que se fueron apagando los rumores de la barabunta de corredores y cada cual se dirigía a su vehículo para cambiarse, X, iba asumiendo su nueva realidad. Aquella primera carrera oficial le había impactado tanto que ya no deseaba cambiar de vida. Pero su vida estaba vinculada a un pasado, a unas personas. Al menos, una de ellas, ahora se encontraba junto a él, y eso le agradaba de forma extraordinaria. Pero Luis se iría a casa y el tendría que irse....a la suya. Debía volver a su antigua realidad. O mejor dicho, mezclar ambas realidades y no sabía cómo hacerlo.
Durante el camino, ambos amigos fueron preparando la estrategia. Abrazando nuevos argumentos y rechazándolos inmediatamente. Pero una cosa estaba clara para ambos: X, debía dar la cara. Otra cosa muy distinta es que, en el futuro, su matrimonio pudiera hacer aguas, algo que sería contrario a toda estadística sobre rupturas conyugales. Éstas estaban repletas de matrimonios rotos por desavenencias, falta de entendimiento, desamor, malos tratos, infidelidades u otros elementos pertenecientes a alma humana, pero probablemente pocas causas, o tal vez ninguna, por motivos relacionados con el atletismo, si bien ese podría no ser el mal de fondo del problema. Se trataba básicamente que su esposa asumiera o no asumiera su nueva faceta, porque en puridad ¿qué perjuicio le aportaba a ella esa nueva actividad de X? Esa era la pregunta básica, a su entender.
Decidieron finalmente que Luis preparada la avanzadilla. Que entrara en su casa y charlara con Conchi, argumentando que su esposo se encontraba de camino, según le había comentado por teléfono, porque ambos habían acordado que Conchi nada debería saber del encuentro de ambos. Debería de parecer más bien que Luis había tomado la iniciativa de hablar con ella por su cuenta y riesgo.

LUIS CONVERSA CON CONCHI

Luis se encomendó a una ardua tarea. Pero esa era la esencia de la amistad. Para Conchi sería difícil de encajar que uno de sus aliados sociales contra la nueva ocupación de su esposo, ahora pareciera haberse pasado al otro bando. Pero Luis no era un tipo tonto. Jamás lo había sido.
Recordaba X que, cuando niños, él era siempre el que mejores soluciones daba a las meteduras de pata de los demás. Si cometían una travesura que podía costarle un castigo consistente en una semana sin salir a la calle, Luis siempre aparecía con una solución adecuada. Además, era un tipo conversador y buen negociador. Seguro que dejaba el pabellón alto, aunque en el otro lado tuviera enfrente nada más y nada menos que a Conchi.

Tocaron en el timbre de la casa de X a las 14 horas de aquel inusual domingo. En casa, como se presumía, sólamente estaba Conchi, que al abrir la puerta encontró a un Luis recién duchado y fresco, como si la noche anterior hubiera sido dedicada a un confortable sueño, así que a ésta le extraño ese buen aspecto. Hola Luis, pasa, dijo la mujer de X dirigiéndose a su interlocutor con la familiaridad acostumbrada de a quien veía a diario salir y entrar en esa casa.
Lógicamente, Conchi, que era astuta, comprendió que aquella visita sorpresa debía obedecer a un fin, mínimamente importante. No obstante, dejó que Luis hablara, tras ofrecerle una cerveza que éste aceptó de muy buen grado.
Y Luis, totalmente al tanto del pensamiento astuto de Conchi, comprendió que no era oportuno dar rodeos sobre su visita, así que soltó: Vengo a hablarte del asunto X. Entonces, de pronto, la tensión fue el único mobiliario que tenía el comedor, lugar en el que tomaron asiento ambos.

13 comentarios:

  1. joder si que se complica la cosa, al final lo comprederá?
    POr cierto José Antonio el domingo sali temprano, antes de las diez y me deje subir por el llano, ahora que leo tu entrenamiento dominguero, no hay manera.

    ResponderEliminar
  2. Mario, el domingo salí a la desesperada, sin planificación previa, ni tiempo me dio para pensar. Pero tengo mañana una ruta por la tarde que te encantará jeje.
    ¿ Has visto lo complicada que se ha vuelto la situación para X? Al menos su amigo del alma lo va comprendiendo...

    ResponderEliminar
  3. No siempre se cuenta con un amigo como este Luis, lo que sin duda facilitará las cosas. Acabará corriendo, fijo, y sospecho que incluso en otros menesteres... Y en cuanto a X, acaba subiendo a la Ragua, como mínimo, jeje.

    ResponderEliminar
  4. El corredor X se ha convertido en todo un personaje, yo diría que real. Espero leer mas sobre él....un abrazo

    ResponderEliminar
  5. La trama se complica, de un guión ligero va adoptando tintes propios de los personajes de Toltoi.

    Nada como afrontar un maratón para hacer frente a una esposa. Aunque al revés también funciona la ecuación.

    ¿acudirá al final X a la Ragua?

    Un saludo

    ResponderEliminar
  6. magnifico relato novelado de nuestro amigo X con su compinche luis, al final veo alos dos amigos haciendo el circuito de diputacion y a conchi haciendo fotos en las carreras.....o no?. suerte para la ragua saludos roberto

    ResponderEliminar
  7. Javi, un amigo como Luís en un tesoro, precisamente cuando más apoyo necesitaba X ¿ X en la Ragua? Todo se andará.
    Paco, leerás más sobre nuestro amigo X. Nos llevará por senderos insospechados jeje.
    Antonio, X es un buen personaje literario. Lo intuí desde el principio.
    Roberto, no es mala solución esa, pero habrá que estar pendientes a la conversación de Luis y Conchi. Ahora bien, nuestro X es un tipo valiente y lo está demostrando.
    Gracias por los ánimos, ya te contaremos.
    Una carrera, que sé harás algún día.

    ResponderEliminar
  8. Lo de Luis es de órdago, un amigo astuto para una partida con muchos envites.
    El frutero, podría ser como el aguafiestas de turno.

    Parece ser que X y Conchi se han asentado fuertemente en sus posiciones. Si Luis logra un punto de encuentro entre ambos, habrá que considerarlo como algo más que un buen amigo.
    Curisoso, pero las mejores conversaciones casi siempre se obtienen junto a unas buenas cervezas.

    Muy buena la continuación del relato.

    Saludos. Toni Sagrel.

    ResponderEliminar
  9. Toni, impresionante retrato psicológico de los personajes, muy coincidente con mi criterio a la hora de concebirlos. Darán mucho juego en ese sentido. Gracias sinceras.

    ResponderEliminar
  10. José Antonio, las historias cotidianas del señor X, están a punto de convertirse en un culebrón, con muchas papeletas para acabar en teleserie de sobremesa, como las telenovelas venezolanas....jejejeje
    Continúa el periplo vital de este personaje, que auna deporte, familia y relaciones sociales....vamos, como la vida misma.
    Saludos!!

    ResponderEliminar
  11. Abel, espero que no acabe en culebrón dulzón jeje. Habrá giros inesperados y nada será como parecerá, incluídos sus personajes....Hasta ahí puedo contar.

    ResponderEliminar
  12. esta Conchi es un hueso duro en la historia, menos mal que la mía no es tan dura pero cada día se lo voy poniendo más complicado (jeje)... a ver si localizo a algún Luis que se lo explique. Buen relato Jose Antonio, nos sentimos identificados con sr X. Nos vemos en la Ragua!. Un abrazo

    ResponderEliminar
  13. Amigo Victor, probablemente ninguno de nosotros necesitamos una Conchi, pero ¡ qué necesario es un Luis ! Nos vemos el domingo.

    ResponderEliminar

Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...