01 junio 2009

EVENTOS SOCIALES


En varias ocasiones escribí en el desaparecido Diario de un corredor sobre el mal matrimonio que forman entrenamiento-eventos sociales. Lo sabemos todos los corredores. Sabemos que suelen ser acciones antagónicas, contrarias, nacidas para no mezclarse, condenadas a no entenderse. 
Al menos, tal y como están entendidos los eventos sociales en nuestra cultura, en la mayoría de las culturas. Llenos éstos de estímulos gastronómicos y rebosantes de espiritualidad líquida, jamás podrán casar con una dedicación estable al entrenamiento. Y para nada hablo de la incompatibilidad entre dichos eventos y el atletismo de élite, que es otro cantar, sino de la dificultad de ensalzar esos eventos con la básica dedicación del corredor aficionado. En ese ámbito también existe esa incompatibilidad. 

Los corredores aficionados -estoy comenzando a eliminar el concepto "popular" que nada me gusta-, solemos entrenar tres, cuatro y hasta cinco días a la semana. Y, entre estos días, es necesaria la recuperación, el descanso necesario para afrontar el nuevo entrenamiento. Un entrenamiento que nos exigirá esfuerzo, sin duda. Luego, si en esos intervalos mezclamos algún evento de este tipo, el resultado del siguiente entrenamiento -y no digamos de la nueva carrera- no puede ser otra cosa que desastroso. 
Incluso, por poco que "abusemos" en ese evento X del comer y del beber exagerado, propio de estos encuentros, el resultado seguirá siendo, como mínimo, distorsionador, máxime si tenemos una carrera al día siguiente.
Fue lo que me ocurrió el pasado sábado. No pude evitar la asistencia a uno de esos eventos -porque somos seres sociales, con unas relaciones preestablecidas, con un pasado, una historia; seres que no vivimos en una choza en mitad del campo, ni somos eremitas adscritos a religión o movimiento filosófico alguno-, y a pesar del control consciente en todo momento, nada ni nadie pudo evitar asistir a tal evento un mínimo de ocho horas, en las cuales se come, se bebe -cerveza-, se habla, te cansas..en fin, en resumen, te apartas del descanso imprescindible que sería necesario para subir nueve kilómetros de cuestas y bajar otros nueve, entre Órgiva y Lanjarón, un 31 de mayo, con un sol de órdago. 
En fin, que despiertas a la hora adecuada para preparar la bolsa e inmediatamente sabes que no estás, no ya para subir esos kilómetros, ni tan siquiera para hacer una rutinaria ruta de trece kilómetros por la Vega.
Efectivamente, esa ruta la haces más tarde, cuando los efectos van atenuándose, pero compruebas en los primeros kilómetros que la decisión de no competir esa mañana ha sido la más sensata.

9 comentarios:

  1. Di que sí, que eso de vivir como eremitas sectarios no va con seres sociales como nosotros. Esto es una afición a la que le tenemos devoción pero no debemos llegar al grado de esclavitud.

    De la segunda conjugación tenemos al menos 3 aficiones: correr, comer y beber. Si se falla en una, tampoco es como para tirarse de los pelos. Reconozco que más de un sábado he salido de cervezas al mediodía y por la tarde he cumplido con mis 10 km de trote. Pero también ha ocurrido lo contrario: salir y a los 600 metros volverme a casa porque el cuerpo no va.

    Te veo desmotivado para La Ragua. No hay que estar preparado físicamente porque ahí, 8 minutos arriba-abajo no significan nada. El objetivo es llegar a lo alto, corriendo, andando o arrastrándose, pero llegar. Los tiempos no tienen importancia cuando se sube tan alto.

    Espero que tú y tu alter ego tengáis una charla y os replanteéis esto. El espíritu de La Ragua es eso: espíritu y nada de récords ni cronómetros.

    Solamente, pensadlo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo con lo de corredor POPULAR.
    Somos AFICIONADOS, y algunos venimos del atletismo PROFESIONAL o SEMIPROFESIONAL.
    Me hace gracia lo de carreras POPULARES cuando luego dan premios en metálico y aparecen las gacelas de Kenia, Marruecos o Tanzania.
    Muy bueno el post.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Siempre el eterno dilema, y como todo en la vida, en el punto intermedio está la virtud. Lo razonable es tratar de compaginar ambas aficiones, pues el compadreo y la cervecita en buena compañía y animada conversación, tambien nos motiva.
    Me ha gustado la reflexión de Gregorio cuando ha aludido al Espíritu de La Ragua, pues la base de este deporte está precisamente en hallar ese espítitu en toda esta forma de entender la vida.
    Saludos!!

    ResponderEliminar
  4. Vaya, algo parecidome sucedió a mí. Iba totalmente determinado a no maltratarme en la boda,pero sucedió todo lo contrario. Sé que tambien me gustan los eventos sociales, es más, si consigues estar a gusto y feliz, me encantan, y es lo que ocurrió. Me puse feliz, muy feliz. Pero nada, en dos días estamos otra vez motivados para afrontar la ultra-dura La Ragua. Anímate, eso es mentalización, nada más. La prueba merece nuestro esfuerzo y ese espíritu debe impregnarnos para coronarla.

    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Anónimo2/6/09, 9:17

    Y por un motivo similar, La Calahorra, a pesar de mi tempranera inscripción y con todo el dolor de mi corazón, deberá esperar al año que viene. Mira que tenía unas ganas tremendas de hacerla, pero el Santo del Abuelo, es una fiesta familiar, obligatorio y muy, pero que muy recomendable!!!!!.
    Saludos Aleandro.

    ResponderEliminar
  6. Jose Antonio, aunque seamos aficionados como bien dices, necesitamos del descanso y nos cuidamos tanto como los profesionales de elite.Estamos locos...! en definitiva hacemos las cosas porque queremos, nadie nos obliga..a veces nos sacrificamos, pero solo nosotros sabemos lo que sentimos en otras ocasiones a consecuencia de ese sacrificio..
    saludos!

    ResponderEliminar
  7. ¡¡Anda que no!! La semana que viene me han cascado una comida de trabajo-feriante y ya ando mascullando por las esquinas, adaptando el planning atlético. En fin, que estamos como cabras.

    Una duda: lo de populares no te gusta por la connotación gaviotil?

    ¿Le hacemos caso a Gregorio? He mandado a Las Verdes un texto para ver si lo subimos al Blog y lo hablamos...

    ResponderEliminar
  8. Jose Antonio, pues yo últimamente parezco justamente un fanático, la verdad que solo pienso en la prueba o el entrenamiento siguientes, esto del triatlon me tiene muy ilusionado pero reconozco que algo chalado ya... pero cuando hay que sacrificar pues ya está. Yo sacrifique Orgiva por una comida que tenía después... aunque pude hacer la de las Fuerzas Armadas (jeje).

    Nos vemos pronto en la brecha. Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Grego, esa es nuestra dualidad, con la que tenemos que convivir.
    No creas, no es demostivación, es que no me veo subiendo cuestas. No sé, no sé..

    Gracias Trapatroles. En este mundo, lo popular a veces es irreal. Saludos.

    Abel, tú conoces bien ese eterno dilema. Espero que estés dándole a las zapas.

    Javi, no niego que en esos eventos, en los que ves a antiguos amigos, lo llegas a pasar bien. Estuve todo el día dando abrazos. Pero para mí ya puede más el pensar cómo me voy a encontrar en el entrenamiento del día siguiente. A ver lo de la Ragua como lo soluciono.

    Aleandor, lástima que no vayas a La Ragua. Es una carrera que hay que hacer aunque sea una sóla vez.

    Paco, es cierto que estamos un poco locos, pero ¡ bendita locura ! Siempre digo que aunque no seamos élite, nuestra necesidad de cuidarnos es similar. Espero que vaya mejor tu lesión.

    No sé, no sé, Alter, no me veo subiendo cuestas, pero pienso en el año pasado y, claro, me entran ganas.
    No, lo de popular no tiene connotaciones gaviotiles, jeje.

    Víctor, te veo pletórico, con más ilusión que nunca. Nada mejor como introducir nuevas emociones. Decidí sacrificar Órgiva porque sabía que lamería las cuestas. Saludos amigo

    ResponderEliminar

Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...